lunes, 16 de enero de 2012

La batalla de Roncesvalles y el Cantar de Roldán (3ª Parte)

La Chanson de Roland, es un poema épico que narra en casi trescientos cantos los hechos históricos anteriormente comentados. En esta entrada pretendemos resumir el contenido de esta importantísima obra medieval una vez que ya conocemos los hechos en los que se inspiró.

Hay que destacar en esta obra los datos exagerados que se presentan, especialmente en el número de combatientes que participaron, como ya comentamos en  entradas anteriores probablemente se trató de una escaramuza o emboscada que acabó con la retaguardia de los ejércitos de Carlomagno, probablemente se evitó  el enfrentamiento directo con un ejército muy superior, pero lógicamente, como buen cantar de gesta, estos detalles se omitieron y se presentan unos acontecimientos bien distintos, con dos poderosos ejércitos enfrentados en singular combate, uno de ellos representando el lado del bien, de los justos, de  los virtuosos y el otro el del lado del mal, repleto de pérfidos atacantes.

El cantar podría resumirse en los siguientes hechos :

Marsil, el rey de Zaragoza, busca una tregua con Carlomagno tras largos años de enfrentamientos. Jura fidelidad al emperador de los francos y le promete ser su vasallo, grandes riquezas, darle a sus hijos como esclavos y acompañarle a Francia para convertirse al cristianismo siempre y cuando Carlomagno se  retire de aquellas tierras hacia Francia junto con su ejército.

Carlomagno cree en las promesas de Marsil y decide enviar un mensajero con su respuesta al rey de Zaragoza.


Roldán, el más valiente de los caballeros y sobrino del emperador, propone a Ganelón (su padrastro) para que vaya al frente de una embajada a negociar con Marsil. Esto desencadena los odios  de Ganelón, pues tiene miedo de la misión y jura vengarse de su hijastro, tanto es así que cuando Ganelón esta yendo hacia España, los vasallos del rey Marsil y él empiezan a  planear como matar a Roldan.

(La Estatua de Roldán de la ciudad de Bremen es una estatua localizada en la Plaza del Mercado, frente al ayuntamiento de Bremen, Alemania. En el año 2004 fue nombrada, junto con el edificio del ayuntamiento, patrimonio de la humanidad por la Unesco. La primera estatua de Roldán era de madera y en mayo de 1366 fue quemada. En el año 1404 la ciudad obtuvo una nueva estatua, esta vez de piedra. Con documentos falsificados, los ciudadanos de Bremen se arrogaron el derecho de agregar el escudo imperial a la estatua)
 
Ya en Zaragoza, en la corte del rey Marsil, Ganelón le expone la oferta del rey Carlomagno y además su propia oferta de matar a Roldán. Finalmente Marsil accede a participar en el plan de Ganelón y planean juntos la traición que consistirá en que cuando Carlomagno y su ejercito estén pasando la frontera,  Ganelón dispondrá a Roldán para ser su retaguardia y así, atacarle por sorpresa con todo el ejercito del rey Marsil.

Llegado por fin a un acuerdo, los ejércitos de Carlomagno se preparan para retirarse de los dominios de Marsil, grandes columnas de guerreros se adentran en la ruta que atraviesa los Pirineos hasta Francia. Cuando gran parte del ejército del emperador ya ha pasado los puertos a través las altas montañas, la retaguardia  con Roldán al frente se ve sorprendida por un ataque por sorpresa de sus presuntos aliados.


Oliveros, la mano derecha de Roldán, oye el estruendo, sube a una  colina y ve aproximarse al enemigo. Comprende la traición de Ganelón y pide a Roldán que haga sonar su olifante, o cuerno de guerra, para que lo oiga Carlomagno y acuda a socorrerlos. Pero Roldán se niega porque considera una cobardía pedir socorro.

(Al sufrir el asalto, Roldán se niega en principio a avisar a Carlomagno que ya ha pasado los Pirineos, pero finalmente accede cuando ve que todo está perdido)

 "Suena su olifante con gran dolor; por la boca le brota sangre clara y se le están rompiendo las sienes del cerebro"

La encerrona provoca un durísimo enfrentamiento entre Roldán y sus hombres y el ejército árabe muy superior en número y estrategicamente dispuesto, lo que  hace que aunque los cristianos resistan con gran valor al final se encuentren con un panorama mortalmente desfavorable.

Roldán y su amigo y brazo derecho Oliveros, resisten enconadamente el empuje de los enemigos junto con los doce Pares de Francia y el arzobismo Turpín  (héroe monje y guerrero), siembran el campo de enemigos muertos, pero su número no deja de crecer y finalmente se ven desbordados, mueren los doce pares de  Francia, Oliveros, el arzobispo Turpin y el resto del ejército. Viendo ya de cerca la hora de la muerte Roldán  decide tocar el olifante  para avisar al resto del ejército de Carlomagno y prevenirle. Intenta también romper su fiel espada Durandarte contra unas rocas para que no caiga en manos enemigas, pero no sólo no se parte sino que abre una enorme brecha en la roca, brecha que hoy se identifica con la llamada Brecha de Roldán en los Pirineos y  que separa Francia de España.


(Roldán intenta romper su espada Durandarte contra las rocas, pero no lo consigue. En la siguiente imagen tiende su mano hacia el cielo y San Miguel recoge su guante. En la miniatura de abajo Carlomagno recoge el cuerpo de su fiel caballero. Son imágenes del manuscrito de San Galo, finales del siglo XIII)


"- ¡Ah! - dice el conde - ¡Ven en mi ayuda, Santa María! ¡Durandarte, qué pena siento por vos, ¡Cuando yo muera no podréis estar ya bajo mi guardia.

Roldán golpea las gradas de sardónica. Rechina el acero, pero no estalla ni se mella. Cuando él ve que no puede romperlo, comienza a plañir su corazón.

Se precipita a acogerse bajo un pino, y allí se tiende postrado sobre la verde hierba. Bajo él pone su espada y olifante. Ha vuelto su rostro hacia la gente infiel; porque quiere que Carlos y los suyos digan que él, el conde esforzado, ha muerto victorioso. Con débil impulso y reiteradamente confiesa sus culpas.  Pos sus pecadas tiende hacia Dios el guante.

Siente Roldán que su tiempo es acabado. Está tendido sobre la empinada colina, vuelto el rostro hacia España. Con una mano golpea su pecho:

-¡Dios! -dice- ¡Que tu gracia borre mis culpas, mis pecados grandes y pequeños que cometí desde la hora en que nací hasta el día en que me ves aquí  quebrantado!

Y tiende hacia Dios su guante derecho. Los ángeles del cielo descienden hasta él.Yace el conde Roldán bajo un pino. Hacia España tiene vuelto el rostro. Y  comienza a recordar muchas cosas: las tierras que ha conquistado, la poderosa, la dulce Francia; los hombres de su estirpe; Carlomagno, su señor, que le ha  alimentado. Por todo lloras y suspira, sin poder refrenarse. Pero no quiere olvidarse a sí mismo; confiesa sus culpas y pide a Dios perdón:

-¡Padre verdadero, que jamás has mentido: Tú, que resucitaste a Lázaro de entre los muertos; Tú, que salvaste a Daniel de los leones, salva mi alma de todos  los peligros, por los pecados que cometí durante mi vida!

 
Ha ofrecido a Dios su guante derecho. San Gabriel lo ha tomado de la mano. Sobre su brazo ha inclinado la cabeza, y avanza, juntas las manos, hacia su fin.  Dios le envía su ángel Querubín y San Miguel del Peligro. Con ellos se acerca San Gabriel. Entre todos conducen el alma del conde al paraíso." (1)

(Carlomagno encuentra el cadáver de Roldán tras la emboscada a su retaguardia. Miniatura de las Grandes Crónicas de Francia, ilustradas por Jean Fouquet, Tours, hacia 1455-1460)

Carlos, que ha escuchado el olifante de Roldán, regresa con el grueso de sus tropas y los árabes escapan aterrados, muchos huyen hacia el río donde se ahogan  por el peso de su armadura. El emperador encuentra el campo de batalla repleto de cadáveres y a su sobrino Roldán muerto y decide continuar su avance para  vengarse del enemigo en fuga, dejando un cuerpo de ejército para velar los restos de sus héroes fallecidos. 


Llega hasta Zaragoza donde decide acabar con el  traidor Marsil, al que le falta una mano, cortada por la espada de Roldán durante el combate. La población árabe de Zaragoza comienza a renegar de sus dioses  que no les han protegido en la batalla y maldice a Marsil. La reina Bramimonda, esposa de éste, llora desconsoladamente.


 
(La muerte de Roland y la huída de los enemigos por el contraataque de Carlomagno, pertenece esta imagen al códice miniado "Miroir Historial" de Vincent de Beauvais, Siglo XIII)

No termina aquí la aventura, pues entra en escena el Emir Baligán de Babilonia, que viene acompañado de un gran ejército desde Arabia para apoyar a Marsil. El emperador, aunque parece estar de nuevo en desventaja, cuenta con un arma muy poderosa, la llamada "espada Gozosa" rematada con la punta de la lanza que  hirió a Cristo. 

Se prepara una nueva y dura batalla contra los infieles. La lucha fue tremenda e incluso tiene lugar un combate singular entre el emir y el emperador, y éste, animado por la aparición de San Gabriel, mata a Baligán por lo que finalmente es de nuevo el sabio emperador el que se alza con la  victoria contra el mal. Marsil y el Emir mueren y sus espíritus llegan a tierras de demonios, Zaragoza es conquistada y Bramimonda, la esposa de  Marsil, es tomada prisionera y llevada a Francia donde se convertirá y entrará al servicio de Dios.

La parte final del cantar habla de la hueste francesa que llega finalmente a Francia. En Burdeos depositan el olifante en el altar de San Severino, y en San  Román de Blaya los cadáveres de Roldán, de Oliveros y del arzobispo Turpín. Llegan a Aix (Aquisgrán) donde tiene lugar el juicio al traidor Ganelón, por  cuyos planes siniestros ha sido aniquilada la retaguardia del ejército con sus más valientes caballeros y Roldán a la cabeza.

Doña Alda, la prometida de Roldán, se entera de la noticia de la muerte de su amado :

"-Estas son para mí palabras extrañas. No quiera Dios ni sus santos ni sus ángeles que yo siga viviendo después de Roldán.

Pierde el color y cae a los pies de Carlomagno: al instante ha muerto. ¡Dios tenga piedad de su alma! Los barones franceses la lloran y la lamentan."


 (Muerte de Doña Alda, del manuscrito de Berlín, mediados del Siglo XIV)

En el final del cantar encontraremos a dos bandos: de un lado los que defienden a Ganelón y afirman que su acción fue correcta pues la venganza iba contra Roldán y que él no  ha cometido traición alguna, sino que se había vengado de las injurias de su hijastro. De otro quienes piensan que al ser Roldán vasallo de Carlos la afrenta  iba contra el Emperador. Finalmente se decide que aquello debe ser un juicio de Dios y se enfrentan dos paladines defendiendo cada uno su bando. Vencerá  finalmente el bando que acusa al traidor y Ganelón es ajusticiado y descuartizado por cuatro caballos.

 (Ganelón es ajusticiado. Miniatura de la Crónicas de Francia, British Museum, mediados del Siglo XIV)

El Cantar de Roldán tuvo una clara función propagandística, exaltación de la lealtad, del valor, de la creencia en Dios y de la fidelidad al Rey, en una época turbia en que la Reconquista estaba presente en muchos frentes de Europa. El efecto de esta obra fue enorme. En 1118, muchos caballeros franceses acudieron para ayudar en la conquista de Zaragoza y arrebatársela a los musulmanes. Los ejércitos de Guillermo el Conquistador atravesaron el Canal de la Mancha y desembarcaron en Inglaterra tarareando canciones que hablaban de un héroe muerto en España. El duque Guillermo IX de Aquitania y el conde Gastón de Bearn, combatieron en la batalla de Cutanda en Teruel en el año 1120, al frente de 600 caballeros franceses, apoyando a Alfonso I de Aragón, quizás como venganza a la traición de los árabes.

Todos ellos tenían en su mente a Roldán y a los caidos en Roncesvalles, vengarles y emularles estaba sin duda dentro de sus pensamientos.

Fin.

 
(1) Anónimo, El cantar de Roldán, versión de Benjamín Jarnés, Madrid, Alianza, 2003, p. 164, clxxv.

jueves, 5 de enero de 2012

La batalla de Roncesvalles y el Cantar de Roldán (2ª Parte)

Según los cronistas, que nos han legado esta historia envuelta en un halo de leyenda, los ejércitos de Carlomagno atravesaban los Pirineos de vuelta a su  patria, cargados de riquezas de las ciudades que habían saqueado y de los presentes que habían recibido, también llevaban rehenes por los que tenían  intención de pedir cuantiosos recates. Todo ello cargado en pesados carros, lo que les hacía la marcha lenta y penosa por las condiciones de los caminos de  la época. 

(Pamplona asediada por el ejército de Carlomagno. Miniatura de L'entrée d'Espagne, de mediados del siglo XIV. Biblioteca Marciana de Venecia. La leyenda dice que Pamplona detuvo a Carlomagno tres meses ante sus murallas; pero, como pasó en Jericó, éstas se derrumbaron cuando imploró la ayuda de Cristo y del apóstol Santiago. )

Tan grande era el número de soldados que marchaban que cuando Carlomagno ya descendía por los Pirineos adentrándose en la Aquitania, la retaguardia todavía se  disponía a atravesar los puertos de montaña. Precisamente guardando la retaguardia de la formación estaba el conde Roldán. Es entonces, aprovechando la gran  impedimenta que llevaban, cuando un grupo de guerreros emboscados atacaron la retaguardia.

Las crónicas hablan de una fecha, el 15 de agosto de año 778 :

"Habiendo decidido volverse (a Francia), entró en los bosques del Pirineo, desde cuyas cimas los vascones habían tendido una emboscada. Al atacar a la  retaguardia se extiende el tumulto por todo el ejército, y aunque los francos eran superiores a los vascones, tanto en armamento como en valor, lo  escarpado del terreno y la diferencia en el modo de combatir los hizo inferiores. En la lucha fueron muertos la mayoría de los paladines que el rey había  puesto al frente de las fuerzas. La impedimenta fue saqueada. El enemigo desapareció rápidamente gracias al conocimiento del terreno." (1)

"Al regreso, en la misma cima de los Pirineos, tuvo que experimentar la perfidia de los vascones cuando el ejército desfilaba en larga columna, como lo  exigían las angosturas del lugar. Los vascones emboscados en el vértice de la montaña, descolgándose de lo alto, empujaron al barranco a la columna que  escoltaba la impedimenta que cerraba la marcha, provocando que los hombres se precipitasen al valle situado más abajo, y trabando la lucha los mataron  hasta el último. Después de lo cual, apoderándose del botín, protegidos por la noche que caía, se dispersaron con gran rapidez. Ayudó a los vascones no  sólo la ligereza de su armamento, sino también la configuración del lugar en que la suerte se decidía. A los francos, tanto la pesadez de su armamento como  el estar en un lugar más bajo, les hizo inferiores en todo momento. Entre otros muchos perecieron el senescal Egiardo, el conde de palacio Anselmo y  Roldán, prefecto de la Marca de Bretaña. Este fracaso no pudo ser vengado, porque los enemigos se dispersaron de tal manera que ni siquiera quedó rastro  del lugar donde podían hallarse." (2)

¿En Roncesvalles?


Por tanto, la batalla de Roncesvalles fue real, un suceso histórico cierto en el que sucumbió parte del invencible ejército de Carlomagno. Sin  embargo hay dudas en cuanto a que el lugar fuera Roncesvalles, pues algunas de las crónicas más antiguas, hablan de que el enfrentamiento ocurrió :

"en las cumbres de los bosques del Pirineo", "en una montaña muy alta de escarpadas peñas, estrechos senderos y tupidos bosques"

Pero nunca se menciona un lugar llamado Roncesvalles. Sería ya posteriormente, a finales del siglo XI cuando los cantares de gesta identificaron al lugar de la batalla como un puerto del Pirineo navarro llamado Roncesvalles.

(Monumento conmemorativo en Roncesvalles)

A pesar de la controversia que este tema ha suscitado, la mayoría de los historiadores aceptan Roncesvalles como el lugar de la matanza, si bien no se sabe  a ciencia cierta cual pudo ser la ruta que siguieron las columnas de soldados, pues la orografía del terreno es bastante complicada, con muchos valles y  rios que se entrecruzan entre las altas montañas, todo ello en medio de frondosos bosques. Algunos estudiosos proponen así el puerto de Valcarlos (topónimo  que recordaría a Carlomagno) o incluso el puerto de Ibañeta, como los escenarios más probables de aquellos acontecimientos. Otros historiadores hablan de  escenarios más alejados de Roncesvalles, como el puerto navarro de Velate o el el paso de Le Perthus que se ubica en los Pirineos orientales.

Antonio Ubieto, historiador y medievalista, expondría incluso una teoría muy documentada que hablaba de la Selva de Oza que se encuentra en el Valle de  Hecho, en la parte occidental del Pirineo aragonés. Se trata de un espacio natural atravesado por las aguas del río Aragón Subordán y rodeado de picos  montañosos de entre 2.300 y 2.700 metros. Esta teoría se sustenta en las descripciones geográficas de las crónicas
que parecen describir más la zona de Hecho que de Roncesvalles. :

"Altas montañas, tenebrosos valles y estrechos desfiladeros"
 
Por otra parte se cita en el cantar de Roldán el puerto de Cize que asociamos al actual puerto de Siresa que está precisamente cerca de Hecho y por el que  trascurría una calzada romana que atravesaba hasta Francia ya por el puerto de Palo.

Así la Nota Emilienense (glosa o anotación al margen que se encuentra en el Códice emilianense 39) tiene la referencia más antigua conservada del nombre Roncesvalles, habla de que la batalla se libró en el puerto de Sicera  (asociado por fonética a la actual Siresa) y parece probable que pudiera ser así puesto que es el camino más corto para volver desde Zaragoza a Francia es  precisamente el valle de Hecho y el puerto de Siresa.

"At ubi exercitus portum de Sicera transiret, in Rozaballes a gentibus Sarrazenorum fut Rodlane occiso" (3)

(Mientras el ejército atravesaba el puerto de Sicera, en Rozaballes los sarracenos acababan con Roldán)

¿Los vascones, los sarracenos?

Otro tema polémico es el del origen de los atacantes. ¿Qué soldados tuvieron el valor de atacar la retaguardia del ejército de Carlomagno?.

Según las crónicas francas y árabes, y la Nota Emilianense, escrita en España hacia 1070, y anterior por tanto a La Chanson de Roland, fueron gentes sarracenas. El mismo Cantar de Roldán habla de los musulmanes de la Marca Superior. Sin embargo otras crónicas antiguas hablan de "vascones" que podemos asociar a los habitantes de aquella  zona que podrían haber actuado así en venganza a la destrucción y saqueo que realizó el ejército de Carlomagno en su regreso a Francia, recordemos que en  la primera parte ya hablamos del saqueo de Pamplona y la demolición de sus murallas.

(Página del Códice Emilianense. Las Glosas Emilianenses son pequeñas anotaciones manuscritas, realizadas en varias lenguas: latín, un romance hispánico (bien navarro-aragonés en su variedad riojana, bien castellano con elementos riojanos ) y euskera medieval, entre líneas o en los márgenes. La intención del monje copista era probablemente la de aclarar el significado de algunos pasajes del texto latino. Una de estas notas tiene la referencia más antigua conservada del nombre Roncesvalles)

Otros estudiosos hablan de "gascones" es decir originarios de la Gascuña, pues en las crónicas carolíngias el término "wascones" se emplea para describir a  los oriundos de aquella zona. Gascuña fue una región sometida por los francos unas décadas antes. Es probable que los habitantes, resentidos por la  ocupación de Carlomagno aprovecharan aquel regreso del ejército de España para atacar por sorpresa. Esta hipótesis puede ser cierta, ya que poco después  del ataque, Carlomagno destituyó a la mayoría de las autoridades de la Aquitania, seguramente por no haber previsto la traición de los gascones.

Por otra parte, hay quien opina que los "wascones", eran habitantes de la antigua Wasca, topónimo árabe del que procede la actual Huesca.

Otras teorías hablan incluso de los habitantes cristianos de la actual Huesca y Navarra aliados con musulmanes del valle del Ebro, pues parece que en el siglo VIII ya era frecuente el parentesco entre  musulmanes y cristianos de las tierras del norte.

Sea como fuere, aquella batalla, fue más bien una emboscada que pilló desprevenida a la retaguardia del ejército carolingio. Los atacantes emplearon el factor  sorpresa y se aprovecharon de la lentitud de los visitantes debido a su impedimenta y también de lo escarpado del terreno que conocían como la palma de su  mano.

Lo más probable es que estos vascones, permanecieron ocultos esperando su oportunidad y que emplearan piedras, troncos, saetas etc... aprovechando el terreno a su favor y probablemente evitando el  enfrentamiento cuerpo a cuerpo en la medida de lo posible. Nada que ver con el épico episodio del que hablan los cantares de gesta, con miles de soldados  guerreando en singular batalla.

(El sarcófago de oro que contiene los restos de Carlomagno está decorado con las escenas más importantes de su vida, entre ellas la conquista de Pamplona. Si pinchas sobre la foto para ampliarla, podrás ver el nombre de la ciudad de Pamplona)

Lo cierto es que aquellos acontecimientos fueron la base para la inspiración de los juglares que cantaron por toda Europa tan singular  batalla y generándose así una notable literatura épica. A mediados del siglo XI estas composiciones se reunirían en un cantar que sería bien conocido en  aquella época y en épocas posteriores, tanto es así que es sabido que siglos después, cuando los normandos de Guillermo el conquistador atravesaban el  canal de la Mancha para desembarcar en Inglaterra (año 1066) el juglar Taillefer arengaba a los soldados, antes de la batalla de  Hastings, cantando y  recitando poemas sobre los héroes de Roncesvalles.

 sor un cheval que tost alout
devant le duc alout chantant
de Karlemaigne et de Rolant
et d´Oliver et des vassals
qui moururent en Rencevals.

En la siguiente entrada hablaremos del Cantar de Roldán propiamente dicho y de lo que los juglares cantaban en la época por toda Europa, haciendo de aquella una historia que perduraría a lo largo de los siglos.

Continuará...

(1) "Anales Regios", anónimos
(2) Eghinardo, biógrafo de Carlomagno en el relato "Vita Karoli Magni", realizado 50 años después.
(3) Nota hallada en el manuscrito 39 de San Millán de la Cogolla.
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