lunes, 25 de junio de 2012

Frases célebres de nuestra Historia (1ª Parte)

A lo largo de la Historia de España, muchos acontecimientos han pervivido en nuestra memoria gracias a alguna frase que ha llegado hasta nuestros días. Frases que muchas veces seguimos usando en el lenguaje habitual, pero de las que desconocemos su procedencia o significado.

Esta es una recopilación de algunas de ellas:
 
 
 1. “Quien da primero, da dos veces”. Hoy es una de las obviedades más repetidas, pero hubo un personaje que enunció ese razonamiento antes que nadie (en el s. I d.C.). Fue Séneca, uno de los más grandes pensadores de todos los tiempos.

2. “Santiago y cierra España”. Dicho popular del s. VIII. Se dice que Santiago apóstol dirigió este grito de guerra a los cristianos en la batalla contra Abderramán II. Cerrar, en castellano antiguo, era embestir, atacar al enemigo.

3. “No se ganó Zamora en una hora”. No fue una hora sino siete meses los que estuvo la ciudad asediada por Sancho II, que fue traicionado al final por Bellido Dolfos en el año 1072. La plaza volvió después a manos de la reina Doña Urraca.

4. “¡Oh, Dios, qué buen vasallo si tuviera buen señor!”. En el Cantar de Mío Cid (alrededor del año 1200) se recuerda cómo Rodrigo Díaz de Vivar se enfrentó con el rey Alfonso por cuestiones personales. Cuando éste le desterró de Castilla, los suyos pronunciaron estas palabras.

5. “No hay tu tía”. Se trata de una alteración de “no hay tutía o atutía”. La tutía o atutía era considerada en la Edad Media como un medicamento de origen árabe (al-tutiya) para las enfermedades de los ojos.

6. “Los amantes de Teruel. Tonta ella y tonto él”. Se aprovecha de un relato del siglo XIII, Los amantes de Teruel, que narra el amor imposible entre Juan Diego Martínez de Marcilla e Isabel de Segura, para dejar claro que no hay que perder el tiempo con objetivos difíciles de cumplir.

 (Los amantes de Teruel)

7. “Por los cerros de Úbeda”. Fernando III, el santo esperaba a un hidalgo aliado suyo que iba a ayudarle con sus huestes a tomar la ciudad jienense. Éste, con pocas ganas de guerra, llegó tras la conquista del año 1233 diciendo que se había perdido por los cerros de la zona.

8. “Cualquier tiempo pasado fue mejor”. Se difundió en España gracias a la elegía del poeta Jorge Manrique (1440-1478) a la muerte de su padre, Rodrigo Manrique, aunque el poeta la tomó de la Biblia, donde puede leerse tal cual dentro del Eclesiastés.

9. “Tanto monta, monta tanto”. es el lema que mostraba el escudo de armas de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, los Reyes Católicos, cuando ambos se casaron en 1469. Suele ir acompañada por la coletilla: “Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando”.

10. “Que salga el sol por Antequera”. Se emplea para mostrar despreocupación por un asunto determinado. En la toma de Granada, en 1491, las tropas españolas la usaban como un equivalente a “que salga el sol por donde salga”. Desde donde se encontraban, el sol no salía nunca por Antequera, que está al oeste de Granada.

11. “Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”. Granada caía en 1492 por el empuje de las tropas cristianas, mientras que Boabdil, el último rey nazarí de la ciudad, se consolaba ante su madre Aixa, que le reprendía por su actitud derrotista y su falta de habilidad militar para defender la última plaza de Al-Andalus.

12. “Llevarla al huerto”. Es una expresión que se utiliza desde 1499, año en el que la alcahueta Celestina, personaje inmortalizado por Fernando de Rojas, consiguió llevar a Melibea al huerto en que la esperaba su enamorado Calixto.

13. “Hacer las cuentas del Gran Capitán”. Alude a las tan discutidas cuentas millonarias que Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, presentó a los Reyes Católicos después de haber conquistado para ellos el reino de Nápoles en 1504.

14. “Al enemigo que huye, puente de plata”. Es decir, conviene facilitar la huida del enemigo que nos molesta para librarnos de él sin tener que combatir. Esta máxima militar tan sobada en la actualidad pertenece también a Gonzalo Fernández de Córdoba (1453-1515).

15. “Más vale morir con honra que vivir deshonrado”. Frase de Hernán Cortés (1485-1547) que ha sido utilizada y transformada por muchos líderes políticos, pero el que la rescató y la convirtió en inmortal fue Ernesto Che Guevara (1928-1967), que le dio su toque personal: “Más vale morir de pie que vivir de rodillas”.


 (Hernán Cortés,en una interpretación contemporánea)

16. “Se armó la de San Quintín”. En esta batalla (1557), los Tercios del Ejército español entraron en Francia desde Flandes y aniquilaron a las huestes francesas. El sufrimiento de ambos bandos durante el combate dió lugar a esta conocida frase.

17. “Decíamos ayer”. Tras pasar cuatro primaveras en la cárcel bajo la acusación de haber traducido partes de la Biblia a la lengua vulgar, Fray Luis de León volvió a dar clase en su cátedra de Salamanca en 1576 y utilizó estas mismas palabras para retomar lo que había dejado a medias durante ese tiempo.

18. “París bien vale una misa”. En 1593, Felipe II, interesado en que el trono francés lo ocupara su hija Isabel, accedió a que Enrique III de Navarra, calvinista recalcitrante, se casara con ella y se convirtiera en rey de los galos siempre que renunciara al protestantismo y abrazase la fe católica. Y Enrique contestó: “París bien vale una misa”. Católica, claro.

19. “Mandé mis barcos a luchar contra los ingleses, no contra los elementos”. La Armada Invencible perdió más barcos por las tempestades que por el fuego de los buques ingleses. Por eso, cuando la armada volvió maltrecha a España, Felipe II justificó su acción fallida con esta frase en 1588.

20. “Quien fue a Sevilla, perdió su silla”. Procede de un acontecimiento verídico: en el siglo XVI, el arzobispo de Sevilla intercambió por un tiempo su puesto con su sobrino, el arzobispo de Santiago, que era incapaz de dominar la ciudad gallega. Cuando quiso volver a su tierra, el sobrino se negó a cederle el sillón.

21. “Con la Iglesia hemos topado”. El Quijote es una fuente inagotable de sentencias célebres extrapolables a cualquier contexto actual. En un pasaje de la obra, Miguel de Cervantes (1546-1616), por boca del inmortal hidalgo manchego, expresa la imposibilidad de enfrentarse con el poder.

22. “Donde una puerta se cierra, otra se abre”. Otra ingeniosidad de Miguel de Cervantes y su Quijote, una versión del “no hay mal que por bien no venga” que se utiliza habitualmente para expresar optimismo ante una situación que parece desesperada.

23. “Ladran, luego cabalgamos”. Cervantes hizo referencia a las consecuencias de nuestras acciones. Si Don Quijote y Sancho se hubieran mantenido quietos sobre sus cabalgaduras, los perros nunca habrían ladrado.

24. “Todos a una, como en Fuenteovejuna”. Como relató Lope de Vega (1562-1635), el Fénix de las letras españolas, en este pueblo cordobés la gente se unió para ajusticiar al Comendador, un auténtico cacique responsable de muchos agravios.

25. “La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come”. Archirrepetida idea de Francisco de Quevedo (1580-1645), tal vez por ser la envidia, ya desde el Siglo de Oro, el mal nacional y el más importante y común de los siete pecados capitales.

26. “Poderoso caballero es Don Dinero”. El célebre poema de Francisco de Quevedo pone de manifiesto la importancia del capital para progresar en la vida, que ya en el siglo XVII era el billete hacia una existencia terrenal más llevadera. No existe otra aseveración más extrapolable a la actualidad.

Francisco de Quevedo (Madrid, 14 de septiembre de 15801 – Villanueva de los Infantes, 8 de septiembre de 1645)

27. “Que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son”. En 1636 el dramaturgo Pedro Calderón de la Barca incluyó en su obra más célebre, La vida es sueño, esta frase que habla de lo efímero de los placeres mundanos y de la necesidad de mantener las ilusiones intactas durante toda nuestra existencia.

28. “Tienes más cuento que Calleja”. Dicho popular que tiene como protagonista a Saturnino Calleja Fernández, creador y director de una editorial fundada en 1785, cuya fama se debió a la publicación de los cuentos infantiles más célebres de la época.

29. “Viva la Pepa”. Grito de los liberales ensalzando la Constitución de 1812, la primera de la Historia de España, aprobada el 19 de marzo (San José), después de que el Ejército francés prohibiera vitorearla en público.

30. “¡Vivan las cadenas!”. Se remonta a 1814 y pertenece al pueblo, que en oposición al “¡Viva la libertad!”, quiso expresar su adhesión al rey Fernando VII cuando éste estableció el poder absoluto, a su vuelta del destierro. Es un lema acuñado por los absolutistas españoles en 1814 cuando, en la vuelta del destierro de Fernando VII, se escenificó un recibimiento popular en el que se desengancharon los caballos de su carroza, que fueron sustituidos por personas del pueblo que tiraron de ella.

31. “Los mismos perros con distinto collar”. Lo dijo Fernando VII al pasar revista a las tropas en 1823. Cuando los soldados se presentaron delante del rey, éste se sorprendió al ver que el nuevo ejército realista estaba formado por los mismos liberales que acababa de licenciar.

32. “Así se las ponían a Fernando VII”. Hace alusión a los cortesanos de la camarilla del rey, que cuando jugaban con éste al billar le ponían las carambolas fáciles para hacerle creer que era un experto jugador y así tenerlo contento.

33. “Más feo que Picio”. En el siglo XIX, Picio fue un zapatero granadino condenado a muerte que, de pronto y sin saber muy bien por qué, fue indultado. De la impresión que le causó el perdón, perdió pelo, cejas y pestañas y se convirtió en ejemplo de fealdad.

34. “Más ‘cornás’ da el hambre”. Fue la respuesta del torero Manuel García, El Espartero, cuando un periodista le preguntó si no temía arriesgarse tanto en la plaza. Murió precisamente de eso, de una mala corná en 1894.

35. “Más vale tener honra sin barcos que barcos sin honra”.
Se debe a Casto Méndez Núñez, almirante en la Guerra del Pacífico en 1865 ó 1866.

La frase pudo ser respuesta a una carta del ministro de Estado del 26 de enero de 1865, que decía: ...que más vale sucumbir con gloria en mares enemigos que volver a España sin honra ni vergüenza. La respuesta de Méndez Núñez habría sido del 24 de marzo del mismo año, en el sentido de haber cumplido fielmente sus órdenes.
Según otras fuentes, la frase estaría dirigida por Méndez Núñez a las marinas de guerra inglesa y estadounidense como respuesta a su amenaza de atacarle si bombardeaba Valparaíso, tal como le había ordenado el Gobierno de España, y como efectivamente haría el 31 de marzo de 1866. La frase literal sería: "La reina, el Gobierno, el país y yo preferimos más tener honra sin barcos, que barcos sin honra."


(Méndez Núñez, Calcografía Nacional)

36. “Más se perdió en Cuba y vinieron silbando”. Aparece con ocasión de la liquidación del imperio de ultramar en 1898. Alude a la guerra contra EEUU, a la derrota española y al fatalismo que inundó todo el país tras esa contienda.

37. “La originalidad es la vuelta a los orígenes”. Antonio Gaudí (1852-1926), la máxima figura de la arquitectura catalana, definió así su relación con el arte, su necesidad de acudir a la naturaleza para interpretar sus formas. Esta frase fue su primer mandamiento y el más repetido durante su vida.

38. “No las tiene todas consigo”. Este dicho popular del siglo XX procede del milenario y sabio lenguaje del juego, concretamente del de los naipes. Hace referencia a una baza en la que no se llevan las cartas necesarias para ganar el juego.

39. “España mañana será republicana”. Alocución recurrente para reivindicar la vuelta a los regímenes republicanos y la caída de los reyes. Se escuchó ya antes de la I y la II República españolas y hoy todavía se usa como consigna entre los antimonárquicos.

40. “De Madrid al cielo”. La expresión popular completa es «De Madrid al cielo, y en el cielo, un agujerito para verlo». La frase se hizo popular a finales del siglo XVIII a raíz de las mejoras introducidas por Carlos III que embellecieron la ciudad y que significa que aunque uno muera, necesita el "agujerito" para seguir viendo y disfrutando de la Villa y Corte. Aunque hay quien afirma que la frase la dijo la beata María Ana de Jesús, lo cierto es que lo más probable es que su autor fuera el entremesista Luis Quiñones de Benavente en su obra Baile del invierno y el verano, cuyo cuarto verso dice:

            «Pues el invierno y verano
            En Madrid sólo son buenos
            Desde la cuna a Madrid
            Y desde Madrid al cielo»

Continuará ...

miércoles, 13 de junio de 2012

Comer barro, refinada moda del XVII


Sí, barro común, barro cerámico, por mejor precisar; eso sí, de buena calidad, proveniente, a poder ser de zonas concretas, de buen prestigio, como el de Estremoz, en Portugal, el de la comarca de Tierra de Barros, en Badajoz, o, el preferido por las damas más refinadas, el que mercaderes especializados traían de Jalisco, de Chihuahua concretamente, en Méjico.

El gusto por la ingesta de barro fino, planteada así, como bocado de placer y refinamiento, está documentado desde muy antiguo; cuando menos, desde la califal Bagdad del siglo X. Y probablemente fue esa "vía árabe" la que trajo la costumbre a España. Aquí, ese barro, preferentemente el de color rojo intenso, se cocía en  pequeños cacharros individuales, o búcaros, que eran los que concretamente se comían las damas, mordisqueándolos a pequeños trocitos, una vez ingerido el líquido que contuvieran. Tal costumbre generó incluso un nombre: "bucarofagia", y, como les contamos, la tal práctica se puso muy de moda entre las damas de la corte española en el  Siglo de Oro.

Según opinión de la época, la ingesta de este barro procuraba varios efectos, todos ellos de alto interés para las mujeres de aquel tiempo. Se creía que retrasaba la menstruación, y que disminuía su flujo. Les procuraba, además, una tez blanca, lo cual era entonces empeño de muy alto interés para las damas refinadas. Y también, por último, producía un cierto efecto narcótico, al parecer muy placentero, que llegaba a fijar una clara dependencia en las consumidoras; lo cual era el principal reparo que los confesores ponían a la costumbre. La Marquesa D'Aulnoy, en sus "Memorias de la Corte de España", escribe: " :

"...hay señoras que comían trozos de arcilla... tienen una gran afición por esta tierra... Si uno quiere agradarlas, es preciso darles de esos búcaros, que llaman barros; y a menudo sus confesores no les imponen más penitencia que pasar todo el día sin comerlos".

Otra cronista de aquel tiempo, Sor Estefanía de la Encarnación, nos dejó otro  testimonio substancioso, fechado en  1631:
 "...como lo había visto comer [el barro] en casa de la marquesa de La Laguna, dio en parecerme bien y en desear probarlo". -Y lo probó y: "un año entero me costó quitarme de ese vicio", si bien "durante ese tiempo fue cuando vi a Dios con más claridad".  

Esta curiosa práctica de la bucarofagia podría tener, incluso, una representación plástica excepcional, que vino a abrirse, como pista o teoría, en 1984, cuando tuvo lugar  la última restauración del cuadro de "Las Meninas", de Velázquez. La obra, una de las más admiradas del arte universal, pintada por el genial sevillano en el año 1656, había ocultado durante los últimos siglos, por el efecto del barniz envejecido, los detalles más pequeños, entre ellos, la composición real de la ofrenda que la infanta Margarita, personaje central del cuadro, recibe de manos de la "menina" (dama de compañía) doña María Agustina Sarmiento de Sotomayor, hija del conde de Salvatierra, una bandeja con un búcaro, presumiblemente con agua fresca perfumada, para refrescarse.  



El caso es que hasta esa restauración que comentamos, la opinión general entendía que el recipiente en cuestión de la ofrenda era una jarrita de fino cristal, que parecía lo más propio, y ahora aparecía nítidamente la realidad de un modesto búcaro de barro, que, a más a más, se presenta sobre una fina bandeja ("azafate", bandeja con pié) bañada en oro. Realmente, el contraste es, como poco, sorprendente. Y ahí surgió la especulación y la polémica. Según algunos expertos en historia de la cerámica, el búcaro que se presenta en el cuadro responde justamente al modelo que en la época se usaba para la bucarofagia. La duda que se plantea es la juventud de la niña, que  parece demasiado joven para que le fuera ofrecido, con el fin de comérselo después, el tal búcaro.

 No obstante, también nos hacen notar que el juego de miradas del cuadro nos permite ver cómo la infanta mira a su madre tras recibir el jarro, y cómo (presuntamente, porque ahí se ve muy poco) la reina le regaña con la mirada. Y se preguntan; ¿Por qué? ¿Porque el agua está demasiado fría, o porque es demasiado joven para iniciarse en una práctica poco recomendable?

 Detalle del Aguador de Sevilla de Diego Velázquez.

En fin, que así se las gastaban con las vasijas de barro nuestras damas del Siglo de Oro. Y un apunte más, final. Obviamente, la ingesta (había muchas damas que se comían un búcaro al día) producía, además de los efectos profilácticos y narcóticos descritos, una inevitable toxicidad, un envenenamiento, por mercurio, plomo y arsénico principalmente. Y para ello también había un remedio médico curioso y no menos sorprendente: "tomar acero" -se decía-, o "agua acerada", es decir, beber agua en la que se había hundido una barra de hierro candente, que debía tomarse en ayunas. Así lo recoge, en 1606, Lope de Vega en "El Acero de Madrid", en el que un músico canta:

"Niña de color quebrado, o tienes amor o comes barro". 

Y un criado, que finge ser médico, recomienda a la protagonista que 

 "tome hasta media escudilla reposada de agua acerada".


Fuente : ABC - Manolo Méndez.
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