miércoles, 22 de septiembre de 2010

La falcata, la espada ibérica.

El origen etimológico de la palabra es falcatus, -a, -um: voz latina que significa en forma de hoz o provisto de una hoz. Aunque se la conoció por el nombre de machaeera (machaira o kopis, entre Ios griegos).


Vino de Grecia y de Italia y fue adoptada por los pueblos ibéricos que la modificaron a su gusto pues la acortaron, redujeron la curvatura y la dotaron de doble filo

La falcata es la espada de hierro empleada por las poblaciones indígenas ibéricas anteriores a la conquista romana, este arma fue muy usada entre los pueblos íberos o los celtíberos limítrofes con los iberos, siendo sin embargo la espada de "antenas" la más común en la zona más céltica de la Península, por tanto no es el único arma que empleaban los pueblos e la Península. Es un arma bien conocida ya que se conservan más de seiscientos ejemplares, repartidos en museos y colecciones de todo el mundo, procedentes casi siempre de tumbas.

Sus dimensiones son similares al gladius, la espada corta romana, con aproximadamente medio metro de hoja; posiblemente habría influido en los diseños posteriores del gladius, especialmente en el gladius hispaniensis, cuya evolución tendería hasta la característica forma recta de la hoja. Algo que las distingue es que en realidad no hay dos falcatas iguales, ya que estas valiosas espadas se fabricaban de encargo, por lo que cada una tenía unas medidas según el brazo de su dueño.


Pese a que su forma sugiere su empleo como arma de filo, la frecuente presencia de contrafilo en los ejemplares recuperados (el filo del borde contrario al filo principal, que ocupa cerca del tercio más próximo a la punta) parece apuntar a que también era posible su uso como arma de estocada, es también una espada pesada y capaz de asestar terribles golpes tanto tajantes como punzantes.

La calidad del hierro que servía para la construcción de las armas hispánicas fue alabada por los cronistas romanos, que quedaron sorprendidos por su capacidad de corte y su flexibilidad, una de las características más estimadas y buscadas en la manufactura de las mismas tanto es así que en todo el Mediterráneo se admiraba la calidad de estas armas, fabricadas con un mineral de hierro de altísima pureza. Su flexibilidad era tal que los maestros armeros la colocaban sobre sus cabezas doblándolas hasta que la punta y la empuñadura tocaban sus hombros. Si la espada volvía a su posición recta al soltarla de golpe era una obra de arte, si no se fundía para volver a fabricarla.


El hierro se sometía a un tratamiento de oxidación (enterrando las planchas bajo el suelo entre dos y tres años) eliminando así las partes más débiles de este. La hoja se realizaba forjando tres láminas y uniéndolas en caliente, de las cuales la central presentaba una prolongación para la empuñadura, desplazada normalmente hacia un lado respecto al eje de simetría de la espada, y con forma de cabeza de caballo o grifo. La empuñadura iba decorada con cachas de hueso o marfil e iba vuelta sobre sí misma para proteger la mano, la empuñadura adoptaba la forma de una cabeza de caballo o de ave, y un remache a menudo dorado figuraba el ojo del animal, dotado probablemente de un carácter protector además de ornamental, también podían ir decoradas con motivos geométricos, vegetales, animales e, incluso, representaciones de cabezas humanas e inscripciones a en lengua ibérica.


La hoja presentaba a veces acanaladuras en el filo no cortante, que permitirían aligerar el peso del arma, así como decoración en damasquinado o ataujía, rellenando las incisiones realizadas en la hoja previamente con hilos de plata.

La falcata se guardaba en una vaina de cuero con armazón de hierro y solía colgarse al costado izquierdo mediante un largo tahalí de cuero que pasaba por el hombro derecho y se sujetaba por anillas a la vaina; por tanto, no pendía verticalmente del cinturón, lo que facilitaba el movimiento del guerrero y la extracción del arma.

Es muy frecuente que las falcatas halladas en los ajuares funerarios de las tumbas aparezcan quemadas, dobladas y con el filo mellado a golpes. Este ritual de destrucción simboliza la especial vinculación del guerrero con sus armas y, quizá también, una concepción funeraria de inversión ritual que exigía que el difunto calcinado en la pira necesitara objetos, también destruidos, para poder emplearlos en el Más Allá.
 


7 comentarios:

Valier dijo...

¿machaeera tiene que ver algo con machete? Jo, no estaban cansados de anto derramar sangre q querian llevarse sus armas al Mas All? Que fuerte me parece...

Raquel dijo...

Cuánto vamos a aprender con este blog!!!
Besines

Pedro González Miguel dijo...

Magnífica entrada Pedro, me has dado a conocer muchas datos y conceptos técnicos que desconocía. Mi más sentida enhorabuena por tu blog.
Y muchas por tus palabras hacia mi blog se agradecen enormemente y te hacen seguir adelante.

Pedro de Mingo dijo...

Gracias a ti por visitarme y mis más sinceros ánimos hacia tu blog que me parece magnífico.

Un abrazo.

Unknown dijo...

Algunas preguntas. Sabes más o menos:

Entre qué años(siglos) se utilizó la falcata.
Parece que su uso fué simultáneo con otros tipos de espadas como la de antenas o los puñales biglobulares. ¿Sabes más o menos entre qué siglos se utilizaban unas y otras?

¿Hay falcatas de bronce o todas son de hierro?

Mil gracias.

Pedro de Mingo dijo...

Estimado Samfrado.

La falcata fue traida por los exploradores y comerciantes griegos a la Península Ibérica aunque aquí se la transformó con algunas particularidades que la convirtieron en un arma sustancialmente distinta de aquella "machaera" de la que proviene. Con seguridad ya la identificamos en el siglo V antes de Cristo en nuestra península, se extendió su uso hasta el siglo I a. C. y fue poco a poco relevada por la gladius romana. La espada de antenas fue coetánea de la falcata aunque se utilizó más en las zonas celtas de la Península.

El material es el hierro y como puede leerse en la entrada se empleaba una técnica especial para hacerlas más resistentes "El hierro se sometía a un tratamiento de oxidación (enterrando las planchas bajo el suelo entre dos y tres años) eliminando así las partes más débiles de este. La hoja se realizaba forjando tres láminas y uniéndolas en caliente".

Un saludo y espero haber resuelto sus dudas :-))

Jaime dijo...

Estimado Pedro: Magnífica descripción !!
Comencé a leer “ una Historia de España “ de Perez Reverte y menciona al comienzo del libro la Falcata .
Bueno , ahora tengo una idea acabada de que se trata , muchas gracias!!!

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