miércoles, 27 de abril de 2011

Recaredo. El rey católico de los Visigodos (2ª parte)

Recaredo se esforzó por atraerse a la nobleza, tanto la goda como la hispanorromana, también al episcopado arriano y católico. Así devolvió las propiedades confiscadas por su padre Leovigildo e instituyó los Seniores Gothorum, asamblea del consejo real que reunía a los aristócratas visigodos más poderosos. Gracias quizás a estas medidas, después del año 590 las fuentes no documentan sedición alguna contra su poder. Isidoro de Sevilla, en su Historia de los Godos, destaca el contraste entre la politica de Leovigildo y la de su hijo:

"Las províncias que su padre conquistó con la guerra, él las conservó con la paz, las administró con equidad y las rigió con moderación." (1)

Pacificar el reino godo significaba resolver también el problema religioso. El rey se había convertido personalmente al catolicismo en 587, poco después de acceder al trono, bajo los auspicios de Leandro, arzobispo de Sevilla, y desde ese mismo instante se propuso lograr que el pueblo godo adoptara el catolicismo.

(El Rey Recaredo hablando a los Obispos en el Concilio III de Toledo, año 589. Códice Vigilano, fol. 145, Biblioteca del Escorial)

A lo largo de dos años, el rey movió sus piezas y logró convencer a la mayoría de nobles y obispos, garantizándoles sus privilegios si se convertían al catolicismo. Así, los antiguos obispos arrianos mantuvieron su estatus en la Iglesia católica sin tener que ordenarse de nuevo. Eso sí, los elementos recalcitrantes fueron excluidos y purgados, como también se castigó a los responsables del trágico destino de Hermenegildo.

Despejado así el camino, se celebró el III Concilio de Toledo en el año 589. El reino visigodo tomó a partir de entonces un nuevo rumbo marcado por la entente entre Iglesia y Estado. La propaganda política del régimen se encargó de presentar a Recaredo como un nuevo Constantino, el emperador que permitió el triunfo de la Iglesia católica en el lmperio Romano a partir del edicto de Milán del año 313. 

(Corona visigoda que forma parte del tesoro de Guarrazar, un tesoro arqueológico compuesto por coronas y cruces votivas que los reyes visigodos españoles ofrecieron en su día a la Iglesia. Fue hallado entre los años 1858 y 1861 en el yacimiento arqueológico de la llamada huerta de Guarrazar)

Recaredo falleció el 21 de diciembre del 601. Más allá de su capital reforma religiosa, su reinado se caracterizó por asumir el legado de Leovigildo: la unidad territorial de la Península Ibérica y la instauración del principio de sucesión dinástica. Pero, en este aspecto, su política tuvo escaso efecto, ya que su hijo Liuva II tan sólo pudo reinar un par de años antes de ser depuesto y asesinado por un grupo de conspiradores encabezado por Viterico, el mismo que había abortado con su traición la primera sublevación contra Recaredo. Volvía así el Morbus Gothorum, (el mal de los godos) la usurpación violenta del trono.

Curiosidades :

» Recaredo tardó algún tiempo en informar al papado de su conversión al catolicismo. En una carta enviada en 599 el monarca explicaba al papa Gregorio Magno que no le había escrito antes porque una embajada anterior había naufragado en Marsella. En su respuesta, Gregorio lo celebró escribiendo:

"El nuevo milagro que ha sucedido en nuestros dias, de haber pasado los godos por obra vuestra de la herejía arriana a la verdadera fe (...) Qué corazón habrá tan insensible que, oyendo tan gran novedad, no se conmueva, alabe a Dios y ame a vuestra persona?"

Pero cuando Recaredo poco después, le pidió al papa que mediara en el conflicto que mantenía con los bizantinos por la presencia de éstos en el sur de la Península, el sumo pontífice se mantuvo neutral para no ofender a ninguna de las dos partes.

(Gregorio Magno es autor de una Regula pastoralis, manual de moral y de predicación destinado a los obispos. Recopiló y contribuyó a la evolución del canto gregoriano, llamado así en su honor pues en el año 600 d. C. ordenó que se recopilaran los escritos de los cánticos o himnos cristianos primitivos)

» Con la conversión de Recaredo y la adopción de la fe católica como credo oficial del reino de Toledo, en 589, los visigodos dejaban atrás doscientos años de perseverancia en el arrianismo. Esta corriente cristiana, considerada herética por la Iglesia de Roma, debía su nombre a Arrio, un sacerdote de Alejandría que vivió a comienzos del siglo IV. Arrio afirmaba que Dios Padre existía antes que todas las cosas y que había creado a Dios Hijo-Logos (el Verbo) o Cristo; la sustancia divina de éste no era igual a la del Padre, al que el Hijo estaba subordinado. Por tanto, la doctrina arriana negaba la equiparación de Cristo con Dios tal como la sostenía el dogma dominante en el mundo cristiano, lo que le valió una condena terminante en los concilios de Nicea (325) y de Constantinopla (381). Sin embargo, entre un sínodo y otro, el arrianismo cobró nueva vida cuando un obispo godo, Ulfilas, convirtió al cristianismo en su versión arriana a sus hermanos de raza, los godos de Mesia (al norte del Danubio). Desde allí, el arrianismo se difundió entre los pueblos germánicos: ostrogodos, visigodos, vándalos, burgundios y longobardos. Fue esta fe la que los visigodos llevaron consigo cuando se instalaron en Hispania en el siglo V. Allí se encontraron con una población autóctona católica, regida por una jerarquía eclesiástica fuertemente arraigada. Parecía una situación propicia para el conflicto, pero los historiadores han destacado la notable tolerancia de que hicieron gala los reyes godos, a semejanza de la que se practicó también en el reino ostrogodo de Italia.

Fuentes :

» Pere Maymó i Capdevila "Un católico en el trono visigodo" a través de Historia de National Geographic.
» Thompson E.A., "Los godos en España",  Madrid, 2007.
» Orlandis, José "Historia del reino visigodo español", Ediciones Rialp, 2006.
» (1) Las historias de los godos, vándalos y suevos, de Isidoro de Sevilla
 

miércoles, 20 de abril de 2011

Recaredo. El rey católico de los Visigodos (1ª parte)

Recaredo nació hacia el año 565. Era el segundo hijo de la unión entre Leovigildo y Teodosia, cuyo primogénito era Hermenegildo. A la muerte de su madre, Leovigildo se casó en segundas nupcias com Gosvinta, viuda de un rey anterior y mujer de fuerte carácter e influencia.

En esos años los destinos de ambos príncipes se separaron. Hermenegildo parece haber residido siempre en Sevilla ejerciendo el gobierno de la Bética. Esta era una provincia muy romanizada y no muy apegada al poder visigodo, y el príncipe primogénito no tardó en unirse a la resistencia frente al poder de su propio padre.

Recaredo por su parte, parece sin embargo que siguió fielmente al rey  Leovigildo en sus campañas militares en Sarabia, la Orospeda o Vasconia. Estaba junto a él en 579 cuando finalmente el primogénito Hermenegildo se rebeló contra su padre y se convirtió también al catolicismo. El alzamiento corría el riesgo de convertirse en guerra civil.

 (Recaredo I : fue rey de los visigodos desde 586 a 601, cuando murió en Toledo)

Leovigildo, tras pacificar las regiones del norte, se dirigió hacia el sur para aplastar la rebelión de su hijo, al que finalmente apresó. Hermenegildo rechazó la oferta de perdón de su padre por fidelidad a la fe católica y que fue decapitado por su carcelero. La muerte de Hermenegildo en prisión en 585 convirtió a Recaredo en heredero único del trono. Su padre, ocupado en la conquista del reino de los suevos, lo envió a la Septimania (región del sureste de Francia en torno a Narbona que formaba parte del reino visigodo). Allí debía hacer frente a la amenaza de Gontrán, rey de Burgundia, cuyas tropas habian sitiado Nîmes y ocupado Carcasona gracias a la traición.

Recaredo llegó a la región al mando de un ejército godo de auxilio y pasó al contraataque, derrotando ante las murallas de Carcasona a las fuerzas burgundias, que huyeron dejando tras de sí unas cinco mil bajas en el campo de batalla. No detuvo ahí su ofensiva, sino que en un fulgurante avance tomó las fortalezas de Ugernurm y Caput Arietis (en la fontera del Ródano) y asoló la region de Toulouse. El príncipe había demostrado su valía militar ante los francos en una campaña que los cronistas hispanos calificaron de contundente victoria de las huestes visigodas. 

Al año siguiente su padre, el rey,  falleció y Recaredo ocupó el trono, sin que las facciones nobiliarias que se disputaban el poder mostraran una oposición abierta en un principio. Sin embargo, a buena parte de esa nobleza goda no le debió de agradar demasiado la instauración de un principio de sucesión dinástica de padre a hijo, contraria al principio electivo por el que hasta entonces se habia regido el Reino de Toledo. Del mismo modo, a los obispos arrianos tampoco debió de complacerles la conversión al catolicismo del nuevo rey Recaredo, que abjuró del tradicional arrianismo germánico


Así narraba San Isidoro de Sevilla la conversión de Recaredo en el III Concilio de Toledo:

"En la era DCXXIIII, (...) muerto Leovigildo, fue coronado rey su hijo Recaredo. Estaba dotado de un gran respeto a la religión y era muy distinto de su padre en costumbres, pues el padre era irreligioso y muy inclinado a la guerra; él era piadoso por la fe y preclaro por la paz; aquél dilataba el imperio de su nación con el empleo de las armas, éste iba a engrandecerlo más gloriosamente con el trofeo de la fe. Desde el comienzo mismo de su reinado, Recaredo se convirtió, en efecto, a la fe católica y llevó al culto de la verdadera fe a toda la nación gótica, borrando así la mancha de un error enraizado. Seguidamente reunió un sínodo de obispos de las diferentes provincias de España y de la Galia para condenar la herejía arriana. A este concilio asistió el propio religiosísimo príncipe, y con su presencia y su suscripción confirmó sus actas. Con todos los suyos abdicó de la perfidia que, hasta entonces, había aprendido el pueblo de los godos de las enseñanzas de Arrio, profesando que en Dios hay unidad de tres personas, que el Hijo ha sido engendrado consustancialmente por el Padre, que el Espíritu Santo procede conjuntamente del Padre y del Hijo, que ambos no tienen más que un espíritu y, por consiguiente, no son más que uno." (1)

Fue por este motivo, entre otros, por los que se produjeron una serie de conspiraciones contra el nuevo rey, hasta cuatro consecutivas. En ellas intervinieron también católicos, lo que excluye que la religión fuera la única causa.

La primera de estas conjuras se produjo en el año 587. Sunna, obispo arriano de Mérida, y los condes lusitanos Segga y Vagrila planearon el asesinato de Masona, obispo católico de la misma sede, y de Claudio, duque de la provincia, con el fin de privar al nuevo monarca de apoyos fundamentales y posteriormente usurpar el trono.

El complot no tuvo éxito porque uno de los conspiradores, Viterico, lo denunció ante el dux Lusitaniae, quien llevó el caso a Recaredo.

 (Moneda "Tremis" de Recaredo)

Una vez abortada la conjura, la sentencia fue bastante magnánima para la crueldad habitual entre los visigodos: a Segga le amputaron las manos y fue exiliado a la Gallaecia, a Vagrila se le confiscaron las propiedades y a Sunna, se le exilió a Mauritania, donde siguió predicando el arrianismo hasta encontar el martirio.

Al año siguiente, Uldila, probablemente obispo arriano de Toledo, y la poderosa Gosvinta, la viuda de Leovigjldo, también pretendieron acabar con el monarca, pero fueron descubiertos. El primado tomó la vía del exilio mientras que la antigua reina murió en oscuras circunstancias; en palabras del cronista Juan de Bíclaro.

"Gosvinta, siempre hostil a los católicos, entregó su vida".

Justo antes del III concilio de Toledo, Granista y Vildigerno, condes de la Septimania, decidieron sublevarse también contra Recaredo. El obispo de Narbona, Ataloc, de religion arriana, les aconsejó pedir ayuda al antiguo enemigo de Recaredo, el rey burgundio Gontrán que era católico (el credo tenia una importancia relativa frente a los intereses políticos y territoriales).

Las tropas burgundias ocuparon Carcasona, pero fueron derrotadas vergonzosamente por las tropas de Recaredo, el cronista Juan de Bíclaro relata que tan sólo 300 soldados arrasaron a un ejército de nada menos que 70.000 hombres. Aunque las cifras no son creíbles, sino más bien un alarde propagandístico, lo cierto es que la frontera con Burgundia quedo estabilizada y se puso freno a las ansias expansionistas de su rey. Para los godos de la época, todo ello evidenciaba que Recaredo gozaba de una protección divina.

(Mapa de la España Visigoda de Leovigildo, padre de Recaredo. La Península estaba ocupada por diferentes pueblos como los Suevos, Vascones, Bizantinos etc...)

En el afro 590, Argimundo, duque de la Cartaginense, encabezó otra trama para acabar con la vida de Recaredo, que otra vez fue descubierta. Los cómplices fueron ajusticiados, mientras que Argimundo sufrió una suerte peor:

"Fue primero interrogado con látigos y luego le arrancaron el cuero cabelludo como signo de vergüenza; a continuación, le cortaron la mano derecha y lo exhibieron por todo Toledo montado en un asno, como un ejemplo para todos de que los siervos no debian desafiar a sus amos".

Tanto la humillación pública como la amputación de la diestra tenían como objetivo incapacitar al reo para gobernar y luchar, eliminándose a un enemigo político sin matarlo. Y así como estos castigos eran habituales y conocidos en otros lugares, la "decalvatio" (arrancar el cuero cabelludo) parece ser una forma de castigo propiamente visigoda.

No acabaron aún los problemas para el católico rey visigodo, pero eso lo veremos en la próxima entrada......

Fuentes : 
» Pere Maymó i Capdevila "Un católico en el trono visigodo" a través de Historia de National Geographic.
» Thompson E.A., "Los godos en España",  Madrid, 2007.
» Orlandis, José "Historia del reino visigodo español", Ediciones Rialp, 2006.
» (1) Las historias de los godos, vándalos y suevos, de Isidoro de Sevilla

jueves, 14 de abril de 2011

Juan José de Austria, el hijo bastardo del Rey Planeta (2ª Parte)

Las fuerzas españolas escaseaban en Flandes y rodeadas de enemigos la balanza pronto empezó a inclinarse a favor de los adversarios del Rey de España. Don Juan de Austria, pese a su empeño y su diplomacia no pudo hacer frente a los problemas que le acuciaban como la falta de hombres, la falta de medios para hallar dinero, el problema de los alojamientos de tropas y la inferioridad de la fuerzas hispanas. Así en 1657 no se pudo evitar perder ante las fuerzas franco-inglesas varias plazas como Dunkerque (puerto que dominaba el Mar del Norte), Gravelinas o Ypres. La situación se hizo tan crítica que se tuvo que imponer la paz sobre todo tras la derrota española de la batalla de las Dunas en 1658.

(Busto de Felipe IV con coraza es un cuadro de Velázquez. Actualmente se encuentra en el Museo del Prado de Madrid. Este es uno de los muchos retratos que Velázquez hizo del rey Felipe IV de España. Es uno de los primeros realizados por el artista después de ser nombrado pintor del rey en 1623)

Así pues, el 7 de noviembre de 1659, se firmó la Paz de los Pirineos entre don Luis de Haro y el cardenal Mazarino, que sellaba la paz, tras casi 25 años de guerra, entre las Coronas de Francia y España. El tratado también preveía la boda entre Luis XIV de Francia y María Teresa de Austria, hija de Felipe IV de España.

Portugal.
 
En octubre de 1658, Felipe IV envío un despacho a su hijo ordenándole su regreso a la Península, una vez finalizada la campaña y firmada la paz en los territorios del norte, para hacerse cargo del mando de las armas del Ejército de Portugal. Una vez firmada esta paz, el rey de España pensó que su hijo bastardo sería su principal arma para la recuperación del territorio luso. Tanto es así que le concedió plenos poderes :

"He resuelto darle y concederle (...) toda plenitud y Plenipotencia mía sin reservación de cosa alguna para que en mi Real nombre pueda titular, jurar leyes, usajes, constiticiones y costumbres de aquel Reino, perdonar, hacer mercedes, conceder privilegios..."(1)

La campaña de conquista empezó con la exitosa toma de Arronches el 16 de junio de 1661 y del castillo de Alconchel cerca de Olivenza. En contraposición a estos éxitos, las tropas españolas perdían terreno en el frente de Galicia levantándose el sitio de Valença do Minho. Los portugueses resistían y además eran ayudados con tropas por el rey de Francia Luis XIV (a pesar de lo firmado en la Paz de los Pirineos) y por Carlos II de Inglaterra que se casó con Catalina de Braganza, hermana del rey Alfonso VI de Portugal y convirtiéndose de esta forma en firme enemigo del Rey de España, pagando de esta manera la hospitalidad que Felipe IV le otorgó en tiempos de su exilio de la República de Inglaterra comandada por Cromwell. A Portugal llegaron soldados y caballos de Inglaterra para luchar contra España, unos 4000 soldados en Escocia e Irlanda y se fletaron 24 barcos ingleses para llevarlos.

(En 1668 se firma el Tratado de Lisboa, por el cual España devuelve a Portugal sus antiguas posesiones, y reconoce al fin su independencia. Con este hecho se pone término también a la unidad ibérica vigente desde 1580)

Entre los años 1662-1664 de igual manera hubo momentos agridulces, se tomaron varias plazas portuguesas como la villa de Borba, Iurumeña (cerca de Elvas) , Veiros, Monforte, Cabeza de Vide, Fronteira, Santa Olalla etc... Don Juan, en su siempre buen saber hacer, publicó un reglamento para evitar daños y abusos que se originaban del tránsito de las tropas por los territorios. También por el mar se enviaron una serie de navíos de guerra con patente de corso contra los rebeldes portugueses, sin embargo los auxilios continuaban llegando a Portugal sin que los corsarios pudieran detener el tráfico comercial en las cosas lusitanas, pues las naciones con las que se había firmado la paz, viendo herida a la vieja Monarquía Hispánica, no dudaron en faltar a su palabra en todo lo firmado. Aún así Don Juan consiguió rendir la importante villa de Évora. Pero en contrapartida España salió derrotada en la batalla de Ameixial (1663) y la batalla de Castelo Rodrigo (1664).

En 1665 finalmente Portugal vence en la batalla de Montes Claros, en la que el marqués de Marialva derrota al ejército español del Marqués de Caracena. España abandona la lucha y termina así la llamada Guerra de Restauración portuguesa. La paz sin embargo no será firmada hasta tres años después en 1668 con el Tratado de Lisboa en que España devuelve a Portugal todas sus antiguas posesiones y territorios con la excepción de Ceuta.

Madrid:

Es precisamente en el año 1665 cuando muere Felipe IV y sube al trono su hijo Carlos II aún menor de edad. El gobierno recayó entonces en la Junta de Regencia presidida por la viuda del rey, Doña Mariana de Austria. La reina, a pesar de su buena voluntad para gobernar, no tenía ni aptitudes ni demasiados partidarios en la corte a pesar de los consejos de su confesor el padre Nithard. Y es aquí donde nuestro protagonista entra de nuevo en escena, sintiéndose relegado del poder, quiso participar de algo que siempre consideró en parte suyo de forma legítima, así promovió una campaña de odio y desprestigio contra el confesor de la reina que sumada a la desconfianza que generaba el futuro de la Monarquía con el enfermizo heredero Carlos II hizo que la persona de Don Juan fuera tomando cada vez mayor relevancia.
 
(Carlos II en un retrato de Juan Carreño Miranda. último Rey de la Casa de Austria. Hijo y heredero de Felipe IV y de Mariana de Austria, permaneció bajo la regencia de su madre hasta que alcanzó la mayoría de edad en 1675)

Se descubrieron las conspiraciones del bastardo contra Nithard y Don Juan tuvo que huir de Madrid, se refugió en Cataluña y desde allí escribió a la reina hablando de la tiranía de Nithard y postulándose como "ministro principal"  legitimando sus palabras en que por sus venas corría la sangre de Felipe IV.

Poco a poco su fuerza e influencia fueron aumentando gracias sin duda al buen recuerdo que dejó a los catalanes en la campaña de Cataluña y de esta manera logró reunir en 1669 un pequeño ejército que iba creciendo día a día según se acercaba de nuevo a la capital de España.

"No se oía ni veía otra cosa que sombreros en el aire y voces, 'Viva el señor Don Juan, nuestro restaurador, que mira por la honra de España'..."

"Viva el rey y muera el mal gobierno"

 (Nithard. confesor de la reina. A la muerte del rey, la reina viuda Mariana quedó como regente del reino durante la minoría de edad de Carlos II, nombrándole Inquisidor General (1666), cargo que le permitió entrar en la Junta de Regencia, convirtiéndose en el personaje más influyente de la Corte. A partir de esa fecha actuó en la práctica como un primer ministro. Sus fracasos en las paces de Aquisgrán y Lisboa de 1668 le granjearon la enemistad de Juan José de Austria, quien apoyándose en el descontento popular generalizado y por medio de un pronunciamiento militar, logró que fuera desterrado de España en 1669)

Asustada, la regente finalmente firmó en 1669 un decreto que nombraba a su confesor embajador extraordinario ante la Santa Sede, una elegante manera de prescindir de sus servicios. Finalmente Don Juan logró su cometido, pero ahí quedó la aventura, porque una cosa era desterrar al odiado Nithard y otra muy distinta enfrentarse a la legítima reina regente o a Carlos II, pese al respaldo de la calle y de la nobleza, no logró hacerse con el poder. La reina quiso mantenerlo alejado de la corte y le nombró virrey de Aragón, con lo que debía residir en Zaragoza, lejos también de la red de partidarios que se había ganado en Cataluña.

Pero Don Juan no se había rendido, esperó una nueva oportunidad y esta llegó en 1675 cuando su hermano por parte de padre Carlos II llegó a la mayoría de edad y tenía que asumir el gobierno. Don Juan entró de incógnito en Madrid llamado por el mismo Carlos II que estaba dispuesto a convertirlo en su privado. Cuando la reina Mariana se enteró, se reunió con su hijo y tras una larga discursión que hizo llorar al rey, se cursó la orden de que Don Juan se retirara de nuevo a Zaragoza. Todo indicaba que la Junta de Regencia seguiría existiendo a pesar de la mayoría de edad del rey y que la reina y su nuevo favorito, Valenzuela, seguirían al mando del gobierno.

(Don Fernando de Valenzuela y Enciso (Nápoles, 8 de enero de 1636 – México, 7 de febrero de 1692), primer marqués de Villasierra. Político y noble español de origen napolitano, valido de la reina regente doña Mariana de Austria)

El aparente secuestro de la voluntad del rey soliviantó de nuevo los ánimos del pueblo y de la nobleza que boicoteó a su modo la etiqueta de la corte, evitando audiencias, fiestas, misas, besamanos en palacio....finalmente, el culmen llegó cuando un grupo de ellos firmaron un manifiesto contra la reina y contra Valenzuela y se proponía que se separaran del rey y que :

"Se conservara la persona de Don Juan al lado de Su Majestad"

Harto de las intrigas palaciegas de Valenzuela, Juan José de Austria tomó cartas en el asunto rebelándose en Zaragoza con las tropas de que disponía (las que habían luchado contra los franceses en la frontera de Cataluña) y dirigiéndose a Madrid con más de 15000 hombres, entró en la capital el 23 de enero de 1677, donde la regente le cedió finalmente el gobierno mientras el valido se refugiaba atemorizado en el real monasterio de El Escorial. Apresado y juzgado finalmente, fue deportado a Filipinas para unos diez años. La esposa de Valenzuela fue también una víctima más de la ira popular, que la trató cruelmente hasta que fue desterrada a Toledo, donde murió loca.

Por fin Don Juan José se encontró con su hermano Carlos II y se convirtió en su valido, durante esos años desarrolló una intensa actividad política: decretos de repoblación, control de precios, penalización del lujo, reforma monetaria, protección de la producción, reducción del funcionariado, medidas todas encaminadas a un mayor ahorro y una mejor gestión de los recursos.

 (José de Ribera retrató 1648 a Don Juan José de Austria)

Los resultados en un principio brillantes se vieron empañados por las numerosas facciones de poder que había en la corte y la dificultad para contentarlas a todas de tal manera que si bien tenía muchos partidarios, también se ganó muchas envidias, críticas y detractores, a ello hay que sumarle la crisis económica española debida entre otras cosas a las malas cosechas. Aun así fue tal su dedicación al trabajo que dos años después enfermó y murió con apenas 50 años.

Había representado bien su papel, consiguió mantenerse en el poder hasta su muerte y seguramente era la única esperanza de buen gobierno para la debilitada Monarquía que quedaba ahora en manos del frágil Carlos II que navegaba en un mar de intrigas y ambiciones, se aproximaba el fin de la dinastía de los Austrias.

Curiosidades :

» Felipe IV tuvo en total siete hijos naturales, es decir, nacidos fuera del matrimonio. De ellos, Juan José, fue el único que obtuvo el reconocimiento oficial de la regia paternidad.

» Juan José de Austria fue un eminente político, militar, legislador y estratega. Con grandes cualidades de mando, un educado hablar y gran capacidad en los campos de la diplomacia, la oratoria, propuestas y toma de decisiones, lo que contrastaba ampliamente con el carácter tímido y la personalidad apagada de su hermano Carlos II. Fue, además, el primero entre los políticos españoles que se dio cuenta del poder de la naciente prensa escrita y la impulsó sufragando revistas dirigidas por personas allegadas a él, aunque también sufrió las mordaces críticas de pasquines y libelos.

» En 1677, en medio de su periodo de gobierno, las malas cosechas, el hambre y los brotes de peste le hicieron perder la mayor parte del apoyo popular que tuvo al acceder a él. El sábado 9 de abril se fijó uno de esos pasquines en la Casa de la Panadería de la Plaza Mayor de Madrid (principal mercado y Repeso de la Villa y Corte) que decía

 «¿A qué vino el señor don Juan?: A bajar el caballo y subir el pan»,

Refiriéndose a la estatua ecuestre de Felipe IV esculpida por Pietro Tacca, que había sido trasladada desde la fachada del Alcázar hasta el Buen Retiro.
 
(1) A.G.S., Estado, leg. 6.152. Plenipotencia otorgada a don Juan en 5 de marzo de 1661 por parte de Felipe IV)

jueves, 7 de abril de 2011

Juan José de Austria, el hijo bastardo del Rey Planeta (1ª Parte)

Nota del autor : 

Con motivo del 382 aniversario de Don Juán de Austria y a petición de nuestro amigo Carolus del blog Reinado de Carlos II, España Eterna publicará una serie sobre la vida de este ilustre caballero. Esperamos sea de vuestro agrado.
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Felipe IV, entre otras cosas, era un gran aficionado al teatro y también a las mujeres, pudo combinar ambas cosas cuando conoció a la actriz Inés Calderón con la que mantuvo una apasionada relación durante años a pesar de que la bella actriz estaba casada, pero ¿quién podía plantarle cara al hombre más poderoso de la época? Fruto de esta relación sería Juan José que nació en abril de 1629. 

En un principio fue uno más de los hijos bastardos del rey, pero finalmente llegó a reconocer su paternidad. Eso no quiere decir que por ello estuviera al lado de su padre, el haberlo tenido cerca, en la corte, hubiera sido una humillación para la legítima reina y un escándalo para la moral de la época. Así que fue educado lejos de Madrid, concretamente en Ocaña con el objetivo de que algún día ocupara una sede episcopal .

(Don Juan José de Austria, autor Anónimo, fecha: 1655-60, Museo del Prado (83 x 60 cm Oleo sobre lienzo) Aparece mostrando sobre su pecho la insignia de la Orden del Hospital de San Juán de Jerusalén y el collar del Toisón de Oro. Pincha en la imagen para apreciarla con detalle)

Tuvo una educación como corresponde a su mitad regia e incluso al cumplir los 18 años se le nombró "Príncipe de la Mar" y se le puso al mando de una flota para luchar contra los franceses.

Nápoles:   

No fue sino la primera de las duras tareas que se le encomendaron. Por aquella época uno de los territorio de la Monarquía Hispánica, Nápoles, vivía una revuelta  provocada por la elevada fiscalidad impuesta por la Corona, una revuelta acaudillada por un simple pescador llamado Tommaso Aniello o Masaniello, una  peligrosa rebelión que por otra parte tenía tintes separatistas gracias, fundamentalmente, a la colaboración francesa. 

El virrey, Rodrigo Ponce de León, duque de Arcos, empleó mano dura para contenerla y Don Juan José fue enviado para intentar contener los ánimos. No sólo lo consiguió sino que en las negociaciones con los rebeldes supo combinar la autoridad con la benevolencia, la sabiduría y la mesura con la intimidación, así mientras proclamaba la anulación de los impuestos excesivos un nuevo virrey entraba con más tropas en la ciudad reforzando la posición de la Corona. En poco tiempo Nápoles podía decirse que continuaba dentro de los territorios de la Monarquía y la revuelta era apaciguada. Felipe IV nombró a don Juan nuevo virrey de Sicilia.

Masaniello, sobrenombre de Tommaso Aniello d'Amalfi (Nápoles, 29 de junio de 1620 – 16 de julio de 1647), fue un pescador y revolucionario napolitano. Se convirtió en el líder de la rebelión napolitana entre el 7 y 16 de julio de 1647 en la cual el pueblo se reveló contra las cargas impositivas impuestas por el virreinato español. Si pinchas sobre la imagen podrás ver en detalle estos puntos :

1) Masaniello, vestido de pescador y dirigiendo a la multitud.
2) La plaza del mercado fue el escenario principal de la revuelta pues comenzó en ese mismo lugar.
3) Los cadáveres son arrastrados por la muchedumbre que se ensaña con ellos.
4) La crueldad fue una constante en la revuelta. Incluso Masaniello sería finalmente decapitado.
5) La cabeza de Giuseppe Craffa (hermano del duque Maddaloni) es clavada en una pica y mostrada a la multitud.

Este éxito no hizo sino aumentar la popularidad de Don Juan José que ya de por sí tenía fama de hombre apuesto  y de gran inteligencia en completo contraste con su poco favorecido y apocado hermano afectado de todo tipo de dolencias debido a la consanguineidad. Era amante del ejercicio físico, aficionado al juego de pelota y a la caza. Tenía gran interés también por lo científico siendo un entendido en astronomía y asiduo lector de Copérnico, Galileo etc. Por si fuera poco destacaba también por sus habilidades artísticas en la pintura y en la música.

Cataluña:

Debido a su éxito, Felipe IV lo envió poco después a Cataluña llegando el 11 de julio de 1651. Allí el panorama era desalentador, la revuelta, como en Nápoles, separaba aquel territorio del resto de la Monarquía y no sólo eso, sino que se encontraba ya bajo la influencia del reino de Francia.

Puso sitio a la ciudad por una parte, pero por otra prometió un perdón general (con permiso de Felipe IV) y se comprometió a respetar los fueros de Barcelona y del Principado, el Consejo de Ciento, y la renuncia de la Corona al cobro de los quintos, entre las principales concesiones. Con ello se logró la rendición de la ciudad catalana, en 1652 el Conseller en Cap, salió de las murallas de Barcelona postrándose ante Don Juan José para jurar obediencia.

(Barcelona se rinde a Don Juan José de Austria, cuya mediación ante el rey para respetar las instituciones de Cataluña le hicieron muy popular en el Principado. Óleo de Pandolfo Reschi)

La actitud de Don Juan José, el respeto mostrado y las concesiones que prometió cumplir le hicieron ganarse la simpatía de las autoridades barcelonesas. El 28 de enero de 1653, don Juan fue nombrado virrey de Aragón, si bien desde su entrada en Barcelona, el 13 de octubre de 1652, venía actuando como tal.

La guerra en Cataluña fue dura, Francia se negaba a abandonar los territorios que tan fácilmente había conseguido, se habían hecho fuertes en las zonas catalanas del Rosellón y Rosas y amenazaban con ocupar zonas más importantes como Castellón de Ampurias y Figueras extendiéndose por el norte de Cataluña. En el verano de ese mismo año sitiaron incluso Gerona y fue asaltada repetidas veces por las tropas francesas sin éxito. 

Sin embargo el peligro de que la ciudad fuera finalmente tomada era inminente, por lo que Don Juan José salió de Barcelona con un pequeño ejército de unos 5.300 infantes y 1.800 caballos. Los choques entre ambos ejércitos fueron reñidos y sangrientos pero finalmente el bastardo real logró hacerse con la victoria una vez más.

No fue el final del conflicto; los franceses siguieron con su empeño de ocupar territorio catalán y obtuvieron también algunas victorias que les llevaron a ocupar la Cerdaña catalana entrando incluso en la Seo de Urgel. Tras muchos meses y duros enfrentamientos muy igualados finalmente Don Juan José logró recuperar algunas plazas como Berga y Solsona.

Don Juan José partió de Cataluña hacia Flandes donde la situación era si cabe más complicada todavía para la Monarquía Hispánica. La guerra de Cataluña sin embargo duraría unos años más hasta la firma de la Paz de los Pirineos en 1659. Como consecuencia de esta paz, Cataluña perdía sus territorios del norte, es decir,  el Rosellón y la Cerdaña a favor de Francia que, aunque se comprometía a mantener la vigencia de los Usatges o privilegios catalanes y sus instituciones al norte de los Pirineos, no respetó nada de lo pactado y posteriormente el rey francés Luis XIV derogó los privilegios catalanes en 1660 y abolió las instituciones propias de la Cataluña septentrional, prohibió también el uso del catalán en el ámbito público y oficial. El resto de Cataluña siguió formando parte del territorio español.

Flandes: 

Pero volviendo a nuestro protagonista, Don Juan José se trasladó a Flandes. Allí la Monarquía se defendía de sus numerosos enemigos sin apenas medios pues los múltiples conflictos en muchos de sus extensos territorios hacían que las arcas del
estado estuvieran prácticamente vacías. 

(Moneda de 50 reales de Felipe IV en plata, podemos apreciar en el escudo los diferentes territorios que por entonces formaban la Monarquía Hispánica)

Aparte de las acciones militares que allí se sucedieron, hay que destacar la intensa actividad diplomática que tuvo que llevar a cabo en un territorio rodeado de enemigos, a saber: la Inglaterra republicana de Cromwell, las independientes Provincias Unidas y la belicosa Francia. Ante tantos frentes, la Monarquía aún tuvo fuerzas para dar algunos zarpazos a sus enemigos como por ejemplo la captura de varios navíos ingleses en Ostende y Dunkerque, la victoria en la Batalla de Valenciennes en 1656 ante Francia y algunas brillantes acciones como la que aconteció en Saint-Ghislain.

Pero las fuerzas escaseaban y la balanza pronto empezó a inclinarse a favor de los enemigos del Rey de España......... (Continuará)

viernes, 1 de abril de 2011

Los carteles de la Guerra Civil Española (El bando Nacional)


Nota del autor :

Durante la Guerra Civil Española hubo una enorme difusión de la ideología de uno y otro bando a través de los carteles. En ellos se expresaban sus objetivos políticos, problemas, odios, aspiraciones y creencias.

Muchos artistas en esta época pusieron su inventiva y talento al servicio del bando al que, voluntariamento o no, debían servir. No sólo el gobierno se comunicaba de esta manera con el pueblo (en gran parte analfabeto), también los sindicatos y las diversas organizaciones políticas aprovecharon este medio para lanzar sus ideas y sus consignas.

Todo ello dio lugar a una explosión de creatividad y arte que he querido recoger con algunos de sus mejores ejemplos en España Eterna. Quiero recalcar en esta entrada mi intención de mostrar simplemente esta explosión artística característica de esta época, centrándome únicamente en el aspecto artístico y en lo que supuso aquella forma de difusión ideológica, en ningún momento quiero que nadie se sienta ofendido por lo que expresan algunos de los carteles de cualquiera de los bandos, hay que entenderlos en su contexto histórico y para nada se pretende fomentar ningún tipo de discordia, pues este blog está pensado para dar a conocer la Historia de España nunca para tomar partido por ninguna ideología.

Dicho esto, espero que disfrutéis de la entrada.

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El desarrollo del cartelismo vendría, como no podía ser de otra manera, mediante la creación de carteles de corridas de toros o fiestas populares, gracias a ellos se alcanzó un buen nivel de producción pues todas las ciudades importantes contaban con un taller para la fabricación de los mismos.

La actividad artística que se produjo en esta época fue algo extraordinario. El arte rebasó sus propias fronteras y se dispuso a informar a las masas, a tomar partido y a actuar como medio de propaganda. Es un arte eminentemente claro, informador y realista, de forma sencilla intentaba transmitir unas ideas al mayor número de personas posibles. 

Al igual que los capiteles medievales informaban a los fieles sobre los rudimentos de la Fé, los carteles informaban al pueblo, muchas veces analfabeto, sobre qué debian pensar, cómo debían actuar, qué debían defender. A parte del cartel realista, también encontramos el cartel satírico donde muestra en clave de humor a las principales figuras de la época o satiriza las ideas del enemigo representadas mediante personajes.

"El comunismo siembra la muerte"
1936-1939

 "España se limpia de bolchevismo, masones, injusticia social, separatismo, políticos"
 Servicio Nacional de Propaganda Fechas: 1939-1940
 
"España una grande libre"
 Servicio Nacional de Propaganda Fechas: 1939-1940

“1 cruzada: España orientadora espiritual del mundo”  
Servicio Nacional de Propaganda Fechas: 1939-1940

“ Yo cumplí!, cumple tú y exige a los demás la realización de esta obra. Obra social del Nacional-Sindicalismo”
Subsidio al Combatiente. Comisión Provincial de Barcelona Imprenta: Seix i Barral Hnos., S.A. Barcelona Fechas: 1939-1940

Como he comentado, fueron las diversas instituciones políticas las que alentaron la publicación de carteles a modo de propaganda, también se hicieron boletines y pasquines etc... donde se exaltaba al combatiente, el sentido de la lucha, el sacrificio en esta época de guerra.
El cartelismo no fue una actividad exclusivamente de este lugar y de este momento, fue una actividad desarrollada ya en otros países y circunstancias, como por ejemplo la Revolución Rusa o en el posterior surgimiento del III Reich, algunos carteles estaban basados en el dibujo, otros en el fotomontaje, pero sin duda todos tuvieron una gran fuerza expresiva que encerraba una fuerte carga ideológica.

 “Por las armas. La Patria, el pan y la justicia”
Servicio Nacional de Propaganda. Departamento de Plástica: 1937-1939

 "¡Arriba España!"
Servicio Nacional de Propaganda 1936-1939

 
“Por la madre y el hijo, por una España mejor”
Auxilio Social Imprenta: Litografía Afrodisio Aguado Fechas: 1937


“Con el triunfo de los ejércitos, la unidad de las tierras de España”
Servicio Nacional de Propaganda. Departamento de Plástica Imprenta: Gráficas Laborde y Labayen. Tolosa (Guipúzcoa) : 1938-1939

"España unidad indivisible"

"Ya presentimos el amanecer en la alegría de nuestras entrañas" 
Servicio Nacional de Propaganda : 1938-1939

"El Regalo de los Reyes"

"Por la patria el pan y la justicia"
Servicio Nacional de Propaganda : 1937-1939

En el año 1936 la guerra desata oleadas de ideas y la propaganda es su forma de darles salida, bien con radio, bien con prensa, pasquines, cines y por supuesto carteles que inundan las calles de una manera completamente novedosa con mensajes claros y directos para pedir ayuda, para educar a la población, para crear moral.... Algunos lo hacían mediante mensajes claros y directos, otros con imágenes impactantes y la mayoría de las veces con ambas cosas.  

“ España fue, es y será inmortal”
 Servicio Nacional de Propaganda, 1938.

“ Pueblos conquistados… con la Columna Redondo, por el P. Bernabé Copado, S.J.”
Comunión Tradicionalista. Málaga : 1936-1937

“Falangista, militar y requeté levantando el escudo de España”
1938 : Hoja de un calendario. Titulado originalmente El nuevo escudo de España

"Ha llegado España"
 
"Franco mantiene la paz de España"

"España Resucita" 

 "¡Arriba España!"
Servicio Nacional de Propaganda 1936-1939

El cartel dejó marca en la gente de la calle por su mensaje directo, por sus imágenes impactantes, por su contenido artístico y simbólico, más que cualquier otra propaganda, llegó facilmente a las mentes de todos independientemente del nivel cultural, del campesino al comerciante, del político al militar, del analfabeto al  universitario, a todos ellos se dirigió y todos ellos lo comprendieron.

Hoy en día no son más que retazos de aquella parte de nuestra historia que ojalá nos ayuden a comprender que aquello nunca se debe repetir. 

Fin.

Curiosidades:
 
» El Pabellón español en la Exposición Universal de París de 1937, de Sert y Lacasa, se concibió como un "stand" de propaganda destinado a mostrar las realizaciones y la forma de sentir de la España republicana. Un arte comprometido y a la vez renovador que reflejaba el espíritu de la República. En él se expuso el Guernica de Picasso, La Fuente de Mercurio de Calder, La Montserrat de Julio González, El Campesino catalán en rebeldía de Joan Miró o El Pueblo Español de Alberto Sánchez, y otras obras de pintores, escultores y fotógrafos que mostraban el horror de la tragedia. Picasso pintó el Guernica por encargo del gobierno de la República para esta exposición.
 
Bibliografía :

 » Carulla Jordi y Arnau, "La Guerra Civil en 2000 carteles",Barcelona, 1996

Estos catalanes expertos en cartelismo, clasificaron, nominaron y recuperaron miles de carteles. e introdujeron una metodología en su clasificación.

» Miravitiles Jaume,Termes Josep, Fontseré Carles, "Carteles de la República y de la Guerra Civil", Centre d'Estudis d'História Contemporánea, La Gaya Ciencia. Barcelona, 1978

» Grimau Carmen, "El cartel republicano en la Guerra Civil", Ediciones Cátedra. Madrid, 1979
 
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