Montserrat siempre ha sido algo más que una montaña. Sus piedras desnudas, fueron lugar sagrado incluso en la época precristiana, pero es en el año 880, cuando cuenta la leyenda que unos pastorcillos vieron descender del cielo una inmensa fuente de luz acompasada por una bella melodía. La visión se repitió varias veces por lo que pudo ser observada por “personas cultivadas que la avalaran como cierta”. Cuando la noticia llegó a oídos del obispo, éste decidió programar una visita durante la cual encontraron la talla de la Virgen en una oquedad llamada desde entonces la Santa Cova. El obispo resolvió trasladarla a la capital, en la ciudad de Manresa, pero al intentar moverla ésta se mostró inesperadamente pesada, lo que interpretaron como el deseo de la Virgen de que su figura se quedase en la montaña. Y fue por este motivo que le erigieron una capilla allí mismo.
Transcurrieron los años y ya en el 1011 llegó un monje procedente del monasterio de Santa María de Ripoll y fundó el monasterio de Santa María en el lugar en el que se encontraba una antigua ermita del mismo nombre, pronto alcanzaría gran renombre debido a la imagen de la virgen y a los numerosos donativos y limosnas que se recibían, tanto es así que llegó a formarse una abadía.
En 1493 el Rey Fernando el Católico reforzó la comunidad monacal con monjes llegados de Valladolid e hizo que la congregación dependiera de esta ciudad castellana aunque con abades procedentes tanto de Castilla como de Aragón.
(Fernando de Aragón)
Interesante es el hecho de que un monje llamado Bernat Boil, que procedía de este monasterio acompañara a Cristobal Colón en un viaje a América y que por ello se extendiera el culto de esta advocación de María por América.
Tenemos que llegar al siglo XIX para conocer hechos infaustos para este monasterio con la llegada de las tropas napoleónicas que siguiendo su costumbre de sembrar la destrucción por donde pasaban llegaron a incendiar tan insigne lugar perdiéndose muchos de sus tesoros. No quedó ahí la cosa, pues la desamortización de Mendizábal en 1835 terminó exclaustrando a los monjes y el lugar quedó abandonado definitivamente unos años. Afortunadamente la imagen de la Virgen pudo ocultarse en todas las ocasiones llegando hasta nosotros la original del siglo XII.
No fue algo definitivo, en 1844 de nuevo se repobló el monasterio, ardua labor que llevó mucho tiempo pues del mismo sólo quedaban sus cuatro paredes. Aún tuvo que pasar por otros momentos difíciles, esto fue en la Guerra Civil, donde unos 23 religiosos murieron debido a la persecución religiosa en Cataluña, se utilizó el monasterio como hospital de sangre e incluso como residencia del presidente de la República, Manuel Azaña. El abad y algunos monjes tuvieron que trasladarse a la zona de la España Nacional hasta 1939 en que regresaron de nuevo ya terminada la guerra. Es un dato curioso que la única unidad catalanoparlante en la guerra civil llevase el nombre de Tercio de Nuestra Señora de Montserrat. La unidad, carlista, estaba formada por catalanes de orientación tradicionalista que habían conseguido huir del terror contra los católicos y pasarse al bando nacional. Una capilla en el monasterio recuerda a los monjes martirizados y una emotiva escultura en los riscos se erige en memoria de aquellos catalanes del citado tercio carlista. La Bandera original del tercio, una vez disuelto éste, fue ofrecida a la Virgen y los visitantes pueden contemplarla en el acceso a la misma.
Poco a poco se intentó renovar su importancia y esplendor, tanto es así que actualmente contiene una importantísima biblioteca con 50.000 volúmenes y obras de incalculable valor, 400 incunables, 200 papiros y miles de manuscritos. También es la sede de la Escolanía de Montserrat, considerada la escuela de canto más antigua de occidente, ya que fue fundada en el siglo XIII.Conserva también un importante museo de pintura del siglo XIX y del siglo XX, que recoge una de las mejores colecciones de pintura catalana, con artistas como Mariano Fortuny, Santiago Rusiñol, Ramon Casas, Simó Gómez, Ramón Martí Alsina, Isidre Nonell, Joaquim Mir, Francesc Gimeno, Hermen Anglada Camarasa, Olga Sacharoff, Pablo Picasso o Salvador Dalí.
También destaca una numerosa representación del impresionismo francés, con obras de Monet, Sisley, Degas o Pissarro, y una muestra de obra gráfica de pintores que pertenecen a la estética contemporánea, como Chagall, Braque, Le Corbusier, Georges Rouault, Joan Miró, Clavé o Antoni Tàpies. arqueología de Oriente bíblico (con piezas de Egipto, Mesopotamia, Tierra Santa etc...) y pintura antigua con obras del Greco, Caravaggio y Berruguete.
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La basílica de Montserrat es de una sola nave. Se comenzó a construir en el siglo XVI y fue reconstruida por completo en el siglo XIX (año 1811) después de la destrucción en la guerra de la Independencia. La fachada se realizó en 1901.
Alrededor de la única nave se sitúan diversas capillas. La nave está sostenida por unas columnas centrales, con tallas realizadas en madera por Josep Llimona. En la cabecera está situado el altar mayor y la zona del coro. En 1881 el papa León XIII le otorgó la condición de «basílica».
Justo encima del altar mayor se sitúa el camarín de la Virgen al que se accede después de atravesar una portalada de alabastro en la que aparecen representadas diversas escenas bíblicas.
En cuanto a la Virgen de Montserrat, es una talla románica del siglo XII realizada en madera de álamo. Representa a la Virgen con el niño sentado en su regazo y mide unos 95 centímetros de altura. En su mano derecha sostiene una esfera que simboliza el universo; el niño tiene la mano derecha levantada en señal de bendición mientras que en la mano izquierda sostiene una piña.
Con excepción de la cara y de las manos de María y el niño, la imagen es dorada. La Virgen, sin embargo, es de color negro, lo que le ha dado el apelativo popular de «la Moreneta» ('la Morenita'). Aunque se ha afirmado en ocasiones que el origen de este ennegrecimiento está en el humo de las velas que durante siglos se han colocado a sus pies para venerarla, lo cierto es que en toda Europa se veneran vírgenes que no son blancas y de distintos orígenes raciales (por ejemplo, la Virgen de la Peña de Francia, en Salamanca o la Virgen de la Candelaria en Tenerife, y en México la Virgen de Guadalupe).