sábado, 29 de enero de 2011

La estatua de los Tres Genios. Felipe IV a caballo.

Felipe IV, el rey Planeta, quiso tener una estatua que superara a la que su padre tenía. Algo especial, nunca visto hasta entonces y quiso también que la hiciera el mismo escultor que realizó la célebre estatua de Felipe III.
 
Concibió ser representado también a caballo, pero al galope, en una escultura que sirviera para adornar su palacio, asombro del mundo, llamado del Buen Retiro, repleto de lujos y obras de arte.

Contó con el consejo de su pintor de cámara, Velázquez, y tuvo numerosos ejemplos de pinturas ecuestres, las de Felipe III y su esposa Margarita de Austria, las de Felipe IV y su esposa Isabel de Borbón, y la del hijo de ambos, el príncipe Baltasar Carlos, un niño de corta edad.

Finalmente tal empeño lo materializó el Conde Duque de Olivares, dando la orden expresa de que al monarca se le representara montado sobre un caballo encabritado y andando en corveta. Velázquez mientras tanto concluyó una de sus grandes obras, el retrato ecuestre de Felipe IV, este sería el modelo que finalmente elegiría el rey para su estatua.


Por tal motivo se envían a Florencia, lugar de residencia del maestro Tacca, unos bocetos o quizá un cuadro idéntico al que había acabado en Madrid para el Salón de Reinos a modo de muestra para el trabajo del escultor (nunca se ha podido averiguar que fue lo que envió realmente Velázquez. Si el cuadro ecuestre rehecho con algunos cambios o el que había usado como base para pintar el definitivo del Museo del Prado. En un museo de Florencia figura una réplica del cuadro, aunque no se ha podido demostrar si es de Velázquez o de algún discípulo, como tampoco si corresponde al modelo que siguió el escultor)

Tacca desde un primer momento vio la dificultad de hacer una escultura como aquélla, con un caballo elevado sobre sus dos patas traseras como único apoyo de todo el conjunto y en la cola si ésta se procuraba que actuara como una tercera pata o punto de apoyo, un aunténtico desafío para la época, hasta entonces no se conocía nada parecido.

 
(El rey a caballo con la bengala de mando en la mano derecha, mira hacia el centro de Madrid. Ante él tiene el teatro real; detrás, el Palacio Real de la dinastía de los Borbones. Pinchar en la fotografía para ampliar)

El problema de Tacca era el equilibrio del la escultura, inalmente contó con el consejo y ayuda de Galileo Galilei el personaje que entonces sabía más de movimientos pendulares, centros de gravedad y equilibrio de cuerpos suspendidos. El consejo fue que la escultura tuviera dos partes: la trasera maciza y la delantera hueca con el menor grosor posible del bronce, consiguiendo de esta manera que el conjunto mantuviera el equilibrio.

El problema estaba resuelto, pero no todo resultó tan sencillo, pronto apareció otro problema cuando Tacca envía al rey una muestra de la obra en barro o yeso para su aprobación, antes de pasar a volcado en bronce fundido. El rey aprueba el conjunto pero no está de acuerdo con su rostro, no le parece que tenga parecido a su persona, Felipe IV muestra un claro rechazo en este aspecto. Hay que tener en cuenta que lograr reproducir los rasgos exactos del monarca sólo a través de un cuadro es extremadament difícil, por ello esta vez es Velázquez quien idea una solución. Determina que lo mejor es enviar a Tacca una cabeza modelada, que el rey apruebe. Para ello el pintor recurre a su amigo, un afamado artista sevillano llamado Juan Martínez Montañés (1568-1649).

(Juan Martínez Montañés modelando la cabeza de Felipe IV. Velázquez pintó a Juan Martínez Montañés en actitud de estar modelando la cabeza del rey. Realizado con motivo del viaje del escultor sevillano a Madrid entre junio de 1635 y enero de 1636 para realizar el modelo de la cabeza de Felipe IV, cabeza que se puede observar en la zona de la derecha)

Montañés tardó seis meses en terminar la obra de modelado de la cabeza de Felipe IV, pero fue un éxito, el monarca dio su visto bueno y el modelo partió para Florencia, al taller de Tacca donde se terminó el conjunto el mismo año de su muerte 1640 por lo que se afirma que la cabeza de la escultura sería realizada por Ferdinando Tacca, hijo del esculor italiano, lo que explicaría su menor calidad con respecto al resto de la obra. En total, el proceso llevó 6 años de trabajo.

La estatua fue concluida en 1640, y al año siguiente entraba en Madrid siendo colocada en uno de los patios del Palacio del Buen Retiro. No obstante, la estatua ha tenido varios emplazamientos; fue trasladada al frontispicio del antiguo Alcázar, en donde estuvo hasta que durante el gobierno de Don Juan José de Austria, hijo de Felipe IV, se volvió a situar en el Retiro. En este traslado, se aprovechó la circunstancia para burlarse del valido, muy impopular en tiempos de peste, hambre y carestía. Por madrid apareció algún pasquín con el siguiente dicho :

¿A qué vino el Sr. D. Juan?
A bajar el caballo y subir el Pan.
Pan y carne a quince y once,
Como fue el año pasado;
Con que nada se ha bajado
Sino el caballo de bronce. (1)

Allí estuvo la escultura hasta que el 17 de Noviembre de 1843, Isabel II la mandó colocar en su emplazamiento actual, en el centro de la Plaza de Oriente.

Pero en este conjunto monumental de la Plaza de Oriente, no sólo podemos contemplar la estatua, también hay un conjunto escultórico que la rodea. En este conjunto trabajaron grandes artistas del siglo XIX como fueron los escultores de cámara de la reina Isabel: Francisco Elías Vallejo (1782-1850) y José Tomás (1795-1848), y otros maestros que terminaron el conjunto en 1843.

(Otra perspectiva de la estatua de Felipe IV, si pinchas sobre ella podrás verla a gran resolución y apreciar todos los detalles)

Y así podemos contemplar en nuestros días el afamado conjunto, un alto pedestal decorado con dos bajorrelieves de José Tomás en los laterales, uno que representa a Felipe IV condecorando a Velázquez con el hábito de la Orden de Santiago, y otro que es una alegoría de la protección del rey a las artes y letras, representa al rey siendo coronado por la Fama. Podemos ver la Astronomía con la bola del mundo, la Pintura, la Escultura, la Literatura y la Arquitectura con un compás. El rey está de rodillas y a su lado, Velázquez

En las caras oriental y occidental se sitúan dos lápidas con inscripciones alusivas a la inauguración del monumento, promovido por la reina Isabel II.

"REINANDO / ISABEL SEGUNDA / DE BORBON / AÑO DE / 1844"

En los frentes del monumento se situaron dos fuentes en forma de concha, sobre las que una alegoría de un río (representada por un anciano) vierte agua en una urna. cuatro leones de bronce obra de Francisco Elías Vallejo, rematando cada esquina de la fuente enmarcan el conjunto Simbolizan la fortaleza y la sabiduría del templo de Salomón. 


En ambos frontales de la fuente encontramos sendos hombres recostados. Uno aparece con dos niños vertiendo agua de una vasija a dos pilones, que a su vez desembocan en los estanques circulares de la fuente, los niños representan los rios Henares y Manzanares. es obra de Elías Vallejo. El otro hombre del conjunto es el que representa al Rio Jarama y es obra de José Tomás.

*Esta entrada se ha realizado a petición de Carmen del blog Pinceladas de Historia Bejarana

Curiosidades :
   
» La estatua ecuestre es conocida como ”la de los tres genios” pues en ella intervinieron tres grandes figuras de aquel tiempo: Velázquez, quien hizo el retrato del rey; Martínez Montañés, quien realizó el busto esculpido; y Galileo, quien sugirió dejar hueca la parte delantera y maciza la trasera a fin de que el peso de la estatua recayera sobre la grupa del caballo. Esta solución, pionera en el mundo del arte, impuso un nuevo modelo estatuario, que ha estado vigente durante los siglos XVII y XVIII y es que es la primera estatua ecuestre del mundo en la que el caballo sólo está apoyado sobre sus patas traseras.

» Galileo Galilei, que vivíó confinado en su casa de Florencia desde 1633 a 1638, condenado por un tribunal eclesiástico por la divulgación de osadas teorías físicas. En esta época el maestro había perdido la visión de un ojo en 1637, que lo llevó a la ceguera total de ambos en 1638. (Fallecerá en 1642, en el año en que se instala en el Retiro de Madrid la estatua ecuestre de Felipe IV).

» Se dice que la estatua ecuestre de Felipe IV está entre las 3 mejores del mundo por su calidad excepcional.
 
Fuentes :

(1)Mesonero Romanos, Ramón: "Paseos históricos-anedócticos por las calles y casas de esta villa" Tomo primero.

Matilla, José Manuel. "El caballo de bronce: la estatua ecuestre de Felipe IV, arte y técnica al servicio de la monarquía". Madrid (1997): Real Academia de Bellas Artes de San Fernándo.



martes, 25 de enero de 2011

Velázquez, un joven maestro llega a Madrid.

Antes de trabajar en el mundo de la Corte de los Austrias, antes de ser pintor de cámara con 24 años, Velázquez elaboraba otro tipo de lienzos, donde se retrataba a la sociedad más modesta, al pueblo llano. Trabajos muchos, que no se conservaron en el Museo del Prado sino que posteriormente se convirtieron en objetos de culto, de coleccionismo y en obras fundamentales de museos en el extranjero.

Diego Velázquez llegó al mundo en 1599 en Sevilla, su madre era del mismo lugar y su padre también había nacido en la ciudad del Guadalquivir, en el seno de una familia de Oporto perteneciente a la pequeña hidalguía.

Apenas cumplidos los diez años, el pequeño Diego, siguiendo la costumbre portuguesa, adoptó el apellido materno y así le conocemos como Diego Velázquez aunque su padre se apellidara da Silva.

Desde temprada edad mostró grandes dotes para la pintura y hacia ella encaminó su oficio, un buen oficio en la ciudad más poblada del reino, con 121.000 habitantes y un ambiente cosmopolita.

(En el Museo del Prado este lienzo aparece etiquetado como "Retrato de Joven" y desde 1933 está considerado como original de Velázquez, anteriormente aparecía como copia. Para la mayoría de los expertos es un autorretrato del pintor, por lo que sería una de las pocas imágenes que se tienen de su juventud. Otros expertos apuntan a que quizá se trate de su hermano Juan. De lo que no hay duda es de que fue ejecutado hacia 1623, año en que se puso de moda el cuello de Golilla en España)  

Los encantos de Sevilla la convirtieron en el epicentro del Barroco español con nombres como Zurbarán, Murillo o Alonso Cano. Durante algunos meses Velázquez estuvo probablemente a las órdenes de Francisco Herrera "el Viejo" y su hermano Juan, si bien su tutor definitivo sería Francisco Pacheco. Firmaron un contrato de aprendizaje de 6 años de duración durante los cuales el maestro daría casa, vestido y comida al discípulo.

La cosa pareció funcionar puesto que ya en 1617 Velázquez obtuvo la licencia para fundar su propio taller, un año después con 19 años se casó con la hija de su maestro, Juana Pacheco, con la que tendría dos hijas.

Es de estos primeros tiempos de su juventud en Sevilla de los que va a tratar la entrada de hoy, de sus primeras obras, lejos de aquellos lienzos grandiosos como las Meninas o Las Lanzas de la Corte española de Felipe IV.

En estos primeros años sus obras se centran en los Bodegones y en los personajes del pueblo llano rodeados de utensilios habituales. Pícaros, vagabundos, gentes de oficios llanos son los protagonistas de sus obras como también fueron los protagonistas de muchas de las fundamentales obras literarias de la España del Siglo de Oro. Velázquez los llevó a sus lienzos dotándoles de una enorme dignidad aun siendo los personajes de la menor condición social.

Velázquez marcharía a Madrid con algunos de estos lienzos como ejemplo, dispuesto a triunfar y labrarse un futuro. Allí tuvo la oportunidad de conocer y de retratar Luis de Góngora y parece que la calidad del lienzo comenzó a labrarle una fama merecida, tanto es así que poco a poco los rumores llegaron a los oidos del Valido de tal manera que tuvo oportunidad  poco después de retratar al monarca Felipe IV.

El resultado sería más que satisfactorio porque sería nombrado pintor del Rey.  Pero vamos a analizar algunas de las obras de sus primeros tiempos.

La vieja friendo Huevos :

Es la primera obra maestra del pintor, la realizó con tan sólo 19 años. En España se la conoce como " La vieja Friendo Huevos" en la National Galleries os Scotland se la conoce como "An Old Woman cooking Eggs" es decir se emplea el verbo "cocinar" porque los expertos no se ponen de acuerdo en si el proceso es de freir, hervir o escalfar.

(La Vieja friendo huevos es un cuadro de Velázquez, realizados en su etapa sevillana. Actualmente se encuentra en la National Gallery of Scotland, en Edimburgo, tras adquirirlo en 1955 por 57.000 libras. La fecha del cuadro, aunque no está claramente definida se situaría en torno al año 1618, antes del traslado definitivo de Velázquez a Madrid, lo cual sucedería en 1623. Merece la pena pinchar sobre la fotografía para verla en grande)

Una de las quimeras de la pintura era mostrar procesos en movimiento, Velázquez aquí lo consigue con el líquido bullendo y los huevos en mitad de la cocción.

El pigmento del fondo, es uno de los elementos que sirven a los expertos para autentificar a los primeros Velázquez. Está hecho con una mezcla de tierra de Sevilla, cola y aceite de linaza.

Se cree que pare este cuadro posaron su suegra, María Melgar y Diego Melgar que en el futuro se convertiría en discípulo del pintor.

Velázquez hace uso del claroscuro que tan magistralmente dominara Caravaggio. Así aparece la zona oscura, la del joven y avanzamos hacia otra más clara donde se sitúa la luz con los blancos más intensos, donde aparece la anciana.

Los  objetos culinarios y alimentos que Velázquez dispone en el lienzo, están considerados como una de las mejores naturalezas muertas de la pintura española, sobre todo se admira la perfección con que representa el metal del mortero, la increible perfección de la sombra curvilinea del cuchillo sobre el plato y el realismo de la cebolla.

Pero hay mucho más detrás de todas estas figuras. Los expertos coinciden en que se esconden alegorías, así se interpreta que el cuadro es una alegoría de la regeneración simbolizada por la juventud del muchacho, la vejez de la anciana y el símbolo del que nace la vida que son los huevos.
 
El Aguador de Sevilla :

Esta obra, a diferencia del resto de las de su primera época,  sí perteneció a las Colecciones Reales, aunque hoy en día no cuelgue del Museo del Prado por otras circunstancias. Velázquez la llevó a la Corte y decoró una de las estancias del Palacio del Buen Retiro. Se mantuvo dentro de la pinacoteca de la Corte hasta que en 1812 José Bonaparte lo robó junto a muchas otras obras y joyas. El Duque de Wellington interceptó al prófugo francés en Vitoria y Fernando VII le regaló esta y otras obras como muestra de agradecimiento, por eso podemos ver estas grandes obras de Velázquez expuestas en museos británicos.

(La obra es una de las mejores realizadas por Velázquez antes de su traslado a Madrid en el año 1623. Todavía mantiene la técnica del claroscuro, iluminando una zona del cuadro con un foco de luz desde la parte izquierda y oscureciendo el resto del lienzo. Pincha en la foto, la verás a gran tamaño)

El niño pertenece a una clase social elevada a juzgar por su atuendo y su figura recuerda mucho a la de la anterior obra que hemos analizado.
El higo que aparece dentro de la copa de agua, sirve para perfumarla y endulzarla. Iconográficamente este fruto representa al igual que la manzana la idea del conocimiento.
Si nos fijamos un poco más en el detalle veremos que el aguador, el personaje más anciano, tiene un quiste en su oreja y unos nódulos de Heberden en sus manos (inflamaciones óseas) síntomas de osteoartritis. Lo que demuestra que Velázquez pinta la realidad sin ningún pudor, pero siempre con elegancia.

Se cree que el aguador, es un modelo auténtico y que posó previo pago de unos maravedíes, por tanto es un verdadero aguador llamado "El Corso" , el más famoso de la Sevilla de la época.

La presencia de un tercer personaje de mediana edad al fondo del cuadro, hace suponer a los expertos que esta obra es una alegoría de las Edades del Hombre. Así el más joven recibe la sabiduría en forma de higo del más anciano. El de mediana edad está captado en el momento preciso de beber ese conocimiento.
Velázquez es un maestro en retratar la naturaleza, obsérvese como muestra la materia trasparente en forma de gotas de agua que resbalan por la superficie de la tinaja. 
 
No sólo eso, sino que podemos observar cómo los dedos del alfarero dejaron su huella al realizar este utensilio en el torno. Este detalle sirve al maestro para experimentar con las luces y las sombras de los defectos de la tinaja de manera magistral.

Obsérvese también como la mirada de los personajes de esta obra se evitan. El pintor sugiere con ello un intenso aire de dignidad.

La vestimenta de nuestro aguador es pobre, pero no ruin, mucho menos vil, como dice el refranero “La pobreza no es vileza”.

El colorido que utiliza sigue una gama oscura de colores terrosos, ocres y marrones. La influencia de Caravaggio en este tipo de obras se hace notar, posiblemente por grabados y copias que llegaban a Sevilla procedentes de Italia.

Curiosidades:

» En 1700 el cuadro, tras pertenecer a la colección del cardenal infante don Fernando de Austria, ya figuraba en el inventario regio como :

“…un retrato de un Aguador de mano de Velázquez, llamado el dho aguador el Corzo de Sevilla con marco dorado y negro

» El Aguador de Sevilla fue portado en el equipaje del joven pintor, quien se desplazó a la Corte para probar fortuna como artista. Sabemos, también, que el cuadro había de ser regalado o vendido en 1623 al canónigo y maestrescuela de la catedral hispalense Juan de Fonseca y Figueroa, un amigo de su suegro Francisco de Pacheco quien, al igual que otros sevillanos, se había instalado en Madrid para desempeñar tareas cortesanas, siempre en el entorno político del Conde-Duque de Olivares. Juan de Fonseca fue sumiller de cortina de Felipe IV (cargo inmediato inferior al de capellán de los Reyes)
En el inventario del canónigo, efectuado a su muerte acaecida en 1627, el lienzo ya figura con una sencilla inscripción: "Un cuadro de un aguador, de mano de Diego Velázquez", siendo tasado en 400 reales, un precio razonable para la época, aunque nada excesivo.

» En la obra picaresca "Vida de Estebanillo González", su anónimo autor en el capítulo quinto, nos describe la existencia de un personaje cuyos rasgos físicos parecen coincidir con los de este Corzo inmortalizado por el pintor sevillano.

sábado, 22 de enero de 2011

La Rochelle. Por primera vez se usa la artillería en los barcos.

El 22 de junio de 1372 dos escuadras se encuentran frente a frente en el gélido Atlántico, frente a un pueblecito de comerciantes y pescadores franceses llamado "La Rochelle".

Este pueblecito llevaba ya muchos años en manos de los ingleses que reclamaban su soberanía, como la del resto de Francia. Lo que ocurrió, lo que voy a contar, fue sólo un episodio más de la larga y cruenta guerra llamada de los Cien Años.

En 1369 Carlos V de Francia reanudó las hostilidades de la Guerra de los Cien Años con Inglaterra, violando así el  Tratado de Brétigny que había puesto paz entre los contendientes. En buena medida su decisión se basaba en que ahora podía contar con la ayuda de Enrique II de Castilla, quien disponía de una poderosa armada, lo cual daba a la nueva ofensiva muchas posibilidades de éxito. 

(Durante la Guerra de los Cien Años la ciudad permaneció en manos inglesas hasta que en 1372 la armada de Castilla (aliada de Francia) derrota contundentemente en sus aguas a la inglesa en la llamada Batalla de La Rochelle, facilitando así la posterior conquista franco-castellana de la plaza.)

Dicha alianza franco-castellana se remontaba a la Guerra Civil Castellana (1366 - 1369), en la que Enrique de Trastámara (futuro Enrique II), buscando contrarrestar los efectos de la coalición que con Inglaterra había formado su oponente Pedro I el Cruel (o el Justiciero según sus partidarios), firmó con Carlos V de Francia un acuerdo de cooperación militar. Según el tratado de Toledo de 20 de noviembre de 1368, Castilla debería aportar el doble de naves de las francesas en las operaciones navales conjuntas que se desarrollaran a partir de entonces.

Dentro de su estrategia de captura de plazas fuertes inglesas, el rey francés pretendía intensificar el cerco sobre La Rochelle, punto clave para el control del Ducado de Guyena, en poder de Inglaterra. Por ello solicitó la colaboración naval castellana, y Enrique II envió a tal efecto una flota al mando del almirante Ambrosio Bocanegra, sucesor en el cargo de su padre Egidio, genovés, como él.

(Enrique II Rey de Castilla 1366 – 1367, Fue el cuarto de los diez hijos extramatrimoniales de Alfonso XI el Justiciero y de doña Leonor Núñez de Guzmán Ponce de León (tataranieta de Alfonso IX de León). Producto de un embarazo gemelar, fue el primero de los hijos de la pareja en llegar a la vida adulta al igual que su hermano, al que sobrevivió)

Eduardo III de Inglaterra, consciente de la importancia de dicha plaza, se propuso defenderla a toda costa, y empleó para ello abundantes recursos en formar una armada, confiriendo el mando de ella a su yerno Juan de Hastings, conde de Pembroke. Además de los barcos de guerra iban en ella naves de transporte con hombres, material y dinero destinados a la guerra en la Guyena.

En estos años, la política naval de los Trastámaras elegirá Santander como base naval de las sucesivas armadas que se organizaron. Allí se construyeron las Reales Atarazanas, edificios de grandes proporciones en el interior de la ría de Becedo, núcleo del viejo Santander, que permitía la construcción de galeras para las armadas reales, o la invernada de hasta ocho de ellas.

Desde Santander se organizaron expediciones como las de Ruy Díaz de Rojas, Ruiz de Avendaño, o los cántabros Hurtado de Mendoza y Pero Niño, primer conde de Buelna, quien atacó Plymouth, Portland y otras ciudades, y llegó a remontar con sus naves el Támesis. Seguramente el más importante de estos hechos fue la batalla de la Rochelle o Rochela en 1372.

La batalla de La Rochelle.

El capitán de la escuadra de Castilla, Ambrosio Bocanegra, tenía bajo su mando de una flota de una veintena de galeras castellanas gobernadas por expertos y aguerridos marineros del norte de Castilla, cántabros y vascos. Por parte inglesa tenían al mando de John of Hastings, Conde de Pembroke, con unas 36 naos y carracas y 14 buques de carga y transporte.

Probablemente fue la escuadra inglesa la que llegó primero a La Rochelle. El día 21 fue avistada por la castellana, entre cuyos capitanes se encontraban, además del almirante, Fernán Ruiz Cabeza de Baca, Fernando de Peón y Ruy Díaz de Rojas (Adelantado Mayor de Guipuzcoa y jefe de las naos).

Tras unas horas de incertidumbre y acercamientos de ambas flotas, Bocanegra, se acerca lo suficiente como para tener un pequeño enfrentamiento con los ingleses y posteriormente emprendió la huida, esta retirada fue tildada de cobarde por los marineros británicos que no dudadron en mofarse a grandes voces desde sus embarcaciones, pero esto repondió a un plan premeditado, una estratagema al comprobar que era mejor esperar a que bajara la marea para que los pesados buques ingleses quedaran varados. No así las galeras que eran de poco calado.
 
(Las batallas navales son menos conocidas al ser menos frecuentes, sin embargo, también había varias batallas navales, y fueron tan sangrientas o más que las terrestres. Esta miniatura representa el momento del choque entre las escuadras castellana e inglesa)
 
De esta manera Bocanegra volvió, pero en el momento exacto en el que los buques ingleses se encontraban casi inmovilizados con las cubiertas abarrotadas de caballeros y soldados repletos de acero. Cada galera castellana remolcaba un brulote lleno de aceite y sebo ardiendo listos para ser lanzados a los ingleses llevando el caos total en la escuadra inglesa. Imaginen como acabó la cosa.

Aprovechando su inmovilidad, los castellanos lanzaron sobre los ingleses artificios de fuego (seguramente con lombardas) que estos no pudieron esquivar, produciéndose entre ellos una gran mortandad. La derrota anglosajona fue total: Todas sus naves fueron quemadas, hundidas o apresadas por el enemigo; Pembroke fue capturado, junto con 400 caballeros (por cuyo rescate se podían pedir elevadas sumas de dinero) y 8.000 soldados; y la capacidad de mantener la posesión de la ciudad, e incluso de toda la Guyena, se redujo drásticamente.

Como colofón, durante el viaje de regreso con destino a Santander, Bocanegra apresó, en torno a la latitud de Burdeos, otros cuatro barcos ingleses. El Conde de Pembroke fue hecho prisionero, y junto con sus principales caballeros fueron enviados a Burgos a presencia de Enrique II. 

(La Guerra de los Cien Años fue un prolongado conflicto armado que duró en realidad 116 años (1337-1453) entre los reyes de Francia y los de Inglaterra. Esta guerra fue de raíz feudal, pues su propósito no era otro que dirimir quién controlaría las enormes posesiones de los monarcas ingleses en territorios franceses. La batalla de la Rochelle fue un episodio más en el que intervendría el Reino de Castilla)

La derrota de La Rochelle supuso que los ingleses perdieran un importante enclave, debilitando así su posición en Francia. Castilla, por el contrario, se alzó como la potencia naval de la zona, favoreciendo así el comercio castellano de la lana con Flandes y aumentando de manera significativa la riqueza e importancia del reino.

El comercio de lana entre Inglaterra y Flandes se había interrumpido a causa de la guerra, y ahora será Castilla la que sustituya en esta actividad a la derrotada. Sus mercaderes construyeron incluso un almacén en Brujas. Los ingresos obtenidos de las exportaciones propiciaron un auge económico castellano, y Burgos se convirtió en una las ciudades más importantes de Europa Occidental.

Curiosidades : 

» En esta batalla, las naves castellanas emplean por primera vez en la Historia la artillería embarcada.

» Al hacer prisioneros el almirante de Castilla tuvo con los vencidos en esta batalla un gesto humanitario inusual en aquellos tiempos, pues era costumbre entonces degollar o arrojar al agua a todos los adversarios, aunque se hubieran rendido. Pembroke y setenta caballeros «de espuelas doradas» fueron enviados a Burgos, a la presencia del rey Enrique, quien hizo entrega al condestable francés Bertrand du Guesclin del conde rehén, quien murió más tarde durante el cautiverio.

» El alcance teórico de estas bombardas era de unos 1200 metros, y el eficaz puede suponerse entre los 250 y los 400 metros. 

» A consecuencia de esta batalla, termina el control inglés del Canal de la Mancha que pasa a manos castellanas. Las naves de Bocanegra saquean Walsingham, Wight, Dover, Rye, Portsmouth y Plymouth en el mismo año. Los puertos del Cantábrico y de Vizcaya se llenan con las presas de mercantes ingleses (ahora sin protección) realizadas por los corsarios de la Hermandad del Cantábrico. Se conquista Roche-Guyon, en el estuario del Loira, y la flota castellana ataca Londres en 1380, remontando el Támesis (rio "Artemisa" en las cronicas de la epoca) al mando de Sánchez de Tovar. Los franceses, aprovechando la falta de aprovisionamiento inglés, toman varias plazas inglesas y recobran la iniciativa en la guerra. 

Fuentes :

* Cervera Pery, José: El poder naval en los reinos hispánicos: la marina de la Edad Media, Madrid, 1992
* Condeminas, Francisco: La marina militar española, 2000
* Melero, María Jesús: La evolución y empleo del armamento a bordo de los buques entre los siglos XIV al  XIX
* Fernández Duro, Cesáreo: La marina de Castilla (cap. IX: Batalla de La Rochela), Madrid, 1995

miércoles, 19 de enero de 2011

Debod, un templo egipcio en la capital de España

En el centro de Madrid, en el antiguo emplazamiento del antiguo Cuartel de la Montaña, aparece como surgido por arte de magia un templo de otra época y otro tiempo. A miles de kilómetros de su lugar de origen, es más antiguo que todo el entorno de la ciudad que le rodea, e incluso que la nación en la que se asienta, es un templo que vino de un lugar llamado Debod, cercano a la primera catarata del Nilo, en el país de Nubia muy al sur de Egipto.

 (Litografia del Templo de Debod -1838- por David Roberts, merece la pena pinchar sobre ella para verla en detalle)

Hace unos 2200 años, un rey nubio llamado Adijalamani de Meroe, ordenó levantar una pequeña capilla en la localidad de Debod, fue dedicada al dios Amón, aunque sabemos que se fue alternando o compartiendo el culto con la diosa Isis y otras divinidades nubias como Apedemak, el poderoso dios león dinástico meroíta, que aparece mencionado en el dintel de acceso a la capilla de Adijalamani.

En un principio como digo, fue una simple capilla que se construyó seguramente sobre otra más antigua construcción. Esta, es la parte más antigua, está decorada con multitud de relieves (por lo que se la conoce como capilla de los relieves) y en la que se leen inscripciones geroglíficas en honor al dios Amón. Aparecen también escenas rituales donde se puede leer :


"El rey Adijalamani ordena construir el monumento en honor a su padre Amón"

La construcción de este templo pudo deberse también a importantes cambios políticos en Egipto, lo que se conoce como "Secesión Tebana", durante 20 años (205-185 a. C.) esta parte de Egipto se independizó del resto del pais controlado por la dinastía de los Ptolomeos (que tienen su origen en Ptolomeo, uno de los generales de Alejandro Magno que a su muerte gobernó Egipto).

Esta zona, por tanto fue independiente durante un tiempo y tuvo sus propios reyes que quisieron reafirmar su legitimidad y autoridad construyendo más templos o engalanando y ampliando los existentes. Así en esta época el templo de Debod se amplió con nuevas estancias y elementos adicionales.

(Ruinas del Templo de Debod en 1907)

Una vez restaurado en Nubia el dominio de los Ptolomeos, el templo se consagra a la diosa Isis y se siguió ampliando el conjunto. Esta política de ampliaciones y cambios se seguirá llevando a cabo durante la larga dominación romana así, serán los emperadores Augusto, Tiberio y tal vez los Antoninos,  los que culminaron la construcción y decoración del edificio. Construyeron el pronaos con una fachada dotada de una puerta y dos columnas a cada lado. Incluyeron relieves en la fachada original del Templo, de época ptolemaica, y decoraron los muros interiores Norte, Sur y Este del pronaos y de los intercolumnios exteriores.

Testigo de miles de años de historia y del paso de sucesivas civilizaciones, contempló como Roma también menguó como imperio y abandonó la zona, dejandola en manos de pueblos nómadas, que también dejaron sus marcas en los muros del templo a modo de un nuevo capítulo sobre el libro de su dilatada historia.

Siglos más tarde, el emperador Bizantino Justiniano decretaría el cierre de los templos paganos en todo el Imperio, Por lo que Debod suspendió el culto a sus milenarios dioses y en su recinto se instaló una comunidad cristiana que consagró el templo a San Esteban, también se aprecian las huellas de esta ocupación cristiana.

(El Templo de Debod en su emplazamiento original)

Pasaron los siglos, en la Edad Media y la Edad Moderna,  el templo fue visitado por nómadas, por peregrinos paganos y cristianos, por los musulmanes. Todos estos grupos humanos dejarán su marca en los muros milenarios del templo, como posteriormente lo harán los viajeros románticos. 


La primera descripción exacta del edificio que se tuvo en Europa se elaboró en el año 1813, cuando el explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt fue enviado para inspeccionar y detallar la zona por orden de Napoleón. El mismísimo Champollion visitó Debod, dejando una breve referencia del edificio. A lo largo del siglo XIX, el templo fue nuevamente visitado por exploradores y egiptólogos que ofrecieron una descripción gráfica y mostraron indirectamente en sus trabajos el paulatino deterioro del edificio.

El problema de la presa de Asuán.

Finalmente surgió el problema, las autoridades egipcias contruyeron en 1907 la primera presa de Asuán, fundamental para controlar las crecidas del Nilo, lo que afectaría en gran medida al edificio ya que permanecía durante 9 meses al año bajo las aguas. Esto hizo que se fuera deteriorando su piedra arenisca y que perdiera las polícromas pinturas que lo adornaban. Si unimos esto a los desperfectos que provocó el terremoto de 1868 las autoridades llegaron a la conclusión de que era urgente una restauración, esta la llevó a cabo el arquitecto egipcio al-Barsanti, mientras que el alemán Günther Roeder lleva a cabo un estudio exhaustivo del monumento con fotografías, dibujos y comentarios que hoy en día siguen siendo referencia bibliográfica fundamental para su estudio.

(Ruinas del Templo de Debod en 1907)

Años después, en 1961, se comienza la construcción de la nueva presa de Asuán, se llegó a la conclusión de que era necesario desmontar todos los edificios de la zona o se perderían bajo las aguas para siempre. La UNESCO, en una carta de 6 de Abril de 1959, efectuó un llamamiento oficial de colaboración internacional para salvaguardar los monumentos de la Baja Nubia, que inevitablemente, iban a quedar sumergidos en el enorme lago artificial que se iba a crear, de más de 500 km. de longitud con una anchura máxima de 30 km. y media de 10.

España prestó oidos a esta llamada de auxilio y constituyó el llamado Comité Español con el profesor y arqueólogo español Martín Almagro Basch al frente del mismo. España realiza siete campañas arqueológicas y publica once volúmenes de memorias de los trabajos realizados; y una aportación de fondos por parte del Gobierno español para el salvamento de los templos de Abu Simbel y Filé. Egipto por su parte agradeció aquella ayuda prestada por multitud de paises regalando algunos de sus templos salvados de las aguas.

Así el Templo de Debod fue un regalo de Egipto a España y lo realizó finalmente el 30 de Abril de 1968 por un decreto de la Presidencia de la RAU (República Árabe Unida) por la que se ofrecía:

"El templo de Debod al Gobierno español y a su pueblo en consideración a sus esfuerzos en la contribución a la salvaguarda de los templos de Abu Simbel"

Egipto también donó otros templos a distintas naciones colaboradoras: Dendur a los Estados Unidos (se encuentra actualmente en el Metropolitan Museum de Nueva York), Ellesiya a Italia y Taffa a Holanda. Alemania recibió la entrega del pórtico ptolemaico del templo de Kalabsha, por las labores de desmantelamiento, transporte y reconstrucción realizadas, que actualmente se encuentra en el Museo Egipcio de Berlín.


 (Detalle del traslado de otro de los templos, en este caso el de Abu Simbel)

Las obras de excavación del templo de Debod sin embargo, fueron llevadas a cabo por el Servicio de Antigüedades de Egipto y un equipo de arqueólogos polacos.


Una vez desmontado el templo en 1961, fue llevado a la isla Elefantina en el Nilo. Allí permanecieron la mayoría de los bloques de piedra hasta el mes de abril de 1970, en que de nuevo viajaron; esta vez, rumbo a Alejandría. El día 6 de junio de dicho año, las cajas embaladas que contenían los bloques del templo de Debod fueron embarcadas en el buque Benisa y llegaron al puerto de Valencia (España) el día 18 de ese mismo mes. Desde Valencia fueron transportadas en camiones hasta Madrid, donde se almacenaron en el solar del Cuartel de la Montaña.

La tarea de los arqueólogos españoles bajo la dirección de Martín Almagro fue difícil, pues el Servicio de Antigüedades de Egipto sólo entregó un plano y un croquis del alzado del monumento, junto con algunas fotografías sin referencia de ninguna clase. Más de cien bloques habían perdido la numeración y muchos fragmentos llevaban una marca que no correspondía al plano.

En primer lugar se levantó una base de piedra (a modo de podio) con el fin de aislar los bloques originales del templo y que el suelo no tuviera contacto con ellos. Sobre el basamento se empezó la reconstrucción, siguiendo la técnica llamada anastylosis; es decir, colocando en su lugar los elementos originales hallados y añadiendo las partes de reconstrucción con una piedra de diferente color, para poder distinguir los elementos antiguos y originales de los nuevos. La piedra nueva se trajo de Villamayor, provincia de Salamanca.

(Montaje del templo de Debod en Madrid)

Algunos bloques del exterior se trataron químicamente para protegerlos y reforzarlos. En el interior del edificio se instaló aire acondicionado para crear una atmósfera seca constante. Y como recuerdo del río que tuvo el templo en sus proximidades (el Nilo), se construyó un estanque de poca profundidad a lo largo de los pilonos de acceso al templo. Los trabajos de reconstrucción del monumento duraron dos años.

 (El montaje del templo supuso un auténtico rompecabezas Su inauguración se hizo finalmente el 20 de julio de 1972 por el alcalde Arias Navarro)

Desde su apertura al público madrileño la conservación del templo ha estado rodeada de polémica. El edificio fue usado de forma indiscriminada para pases de cine de verano, para representaciones teatrales, para anuncios publicitarios, para spots musicales. La contaminación y el climograma de Madrid, así como el vandalismo, han dejado huellas profundas en el edificio.

La voz de alarma la han dado los Congresos de Egiptología Ibérica que se han ido celebrando y recientemente la UNESCO. Frente a ellos, la postura oficial del Ayuntamiento de Madrid que desmiente los motivos de alarma, sin embargo, el templo se sigue degradando.

 (Vistas del Templo de Debod, situados en la Montaña del Príncipe Pío en Madrid)

La declaración del templo de Debod "Bien de Interés Cultural", realizada en abril de 2008, alienta nuevas esperanzas en lo tocante a su conservación. Esperemos que este superviviente del paso del tiempo, las civilizaciones y los cataclismos no termine sus días a miles de kilómetros de su tierra de origen.

Curiosidades:

» Es el núcleo arquitectónico del santuario, la parte más antigua conservada del templo, que se encuentra en un estado de conservación aceptable (excepto la policromía); está decorada con escenas que representan al rey adorando a los dioses y ofreciendo sacrificios. Son motivos relacionados con el culto regio a los dioses de la zona y a los vinculados a la monarquía sagrada.

»
El conjunto pesa en torno a las mil toneladas y se compone aproximadamente de 1.724 bloques que se repartieron en 1.359 cajas de madera. Tardó en montarse dos años.

» El templo de Debod debió formar parte de una ruta sagrada para los peregrinos que acudían hasta el gran centro religioso dedicado a la diosa Isis, en la isla de Filé. Pero en principio a quien se adoraba en Debod era al dios Amón.



Fuentes :

Herráez, S., "Obras de rehabilitación del templo de Debod". Revista Liceus, n.4 (2002)
Jambrina, C., "El viaje del templo de Debod a España". Historia 16, n.286 (2000).
Amigos de la egiptología : http://www.egiptologia.com

Las fotografías se han tomado por entero de internet.

domingo, 16 de enero de 2011

La curiosa historia de la estatua de Felipe III

En el centro de la Plaza Mayor de Madrid, nos encontramos con la magnífica estatua de Felipe III. No fue este su emplazamiento original y desde que fue creada ha sufrido muchas aventuras y avatares.

La estatua ecuestre de Felipe III fue realizada en Florencia por las manos de Juan de Bolonia que hizo el vaciado en bronce y por Pedro Tacca que realizó los remates por encargo del gran Duque de Florencia, Cosme de Médicis, que la ofreció como regalo al rey español.

(Felipe III de Austria (o Habsburgo) (Madrid, 14 de abril de 1578 — ibid. 31 de marzo de 1621), llamado El Piadoso, rey de España y Portugal desde el 13 de septiembre de 1598 hasta su muerte)

Para su realización, los maestros contaron como modelo un retrato del rey realizado por Pantoja de la Cruz. La obra finalizada tenía un peso superior a las cinco toneladas y media y se transportó no sin ciertas dificultades hasta Madrid.

Fue entregada a Gómez de Mora, como arquitecto Mayor de Palacio, y en un primer momento se la depositó en el jardín del Alcázar hasta enero de 1617, cuando se instaló delante del palacete de la Casa de Campo, en los jardines de El Reservado  y allí permaneció para el disfrute de los monarcas sucesivos algunas centurias hasta el 22 de marzo de 1848, en que a propuesta de Ramón Mesonero Romanos (por aquel entonces concejal de la Villa), Isabel II mandó trasladarla al centro de la emblemática Plaza Mayor de Madrid, pues esta plaza había perdido los usos que se le dieron anteriormente como plaza de toros o lugar para la realización de Autos de fe y se le quiso dar otro aspecto colocando la estatua de Felipe III y ajardinando sus alrededores.

(Bajo su reinado la Monarquía Hispánica alcanzó su mayor hegemonía imperial y mayor expansión territorial, consecuencia denominada como Pax Hispanica. Aunque el imperio llegaría a alcanzar su cénit durante el reinado de Carlos IV, en torno al año 1790)

Al mismo tiempo se la elevó sobre un alto pedestal de piedra; el trabajo de los bajorrelieves, escudos y lápida fue un encargo municipal al escultor Sabino de Medina y la leyenda de la lápida no se aprobará hasta enero de 1849. finalmente reza la siguiente inscripción :

«La reina doña Isabel II, a solicitud del Ayuntamiento de Madrid, mandó colocar en este sitio la estatua del señor rey don Felipe III, hijo de esta villa, que restituyó a ella la corte en 1606, y en 1619 hizo construir esta Plaza Mayor. Año de 1848».

Y es que efectivamente fue este monarca el que mandó finalizar la Plaza Mayor de Madrid a Juan Gómez de Mora, quién concluirá la plaza en 1619. qué mejor lugar para albergar su inmortalizada figura.

(Aficionado al teatro, a la pintura y, sobre todo, a la caza, delegó los asuntos de gobierno en manos de su valido, el duque de Lerma, el cual, a su vez, delegó en su valido personal Rodrigo Calderón; por influencia del duque, la corte española se trasladó temporalmente a Valladolid (1601), volviendo luego a Madrid (1606). Murió en Madrid, el 31 de marzo de 1621, a causa de fiebres y erisipela)

La impresionante escultura representa al Rey Felipe III con la cabeza descubierta, vestido con media armadura (sólo con una coraza decorada). En el pecho cuelga el collar con la Orden del Toisón de Oro y lleva en la mano derecha el bastón de mando o bengala de General, que descansa sobre la cintura, y con la izquierda sujeta las riendas del caballo de la misma forma que sujeta las riendas del estado. El caballo presenta la pata delantera izquierda levantada, dando así movilidad a la figura. En la cincha aparece la firma del escultor:


"PETRVS TACCA F. FLORENTIAE 1614".

La escultura desde entonces y hasta hoy forma parte inseparable de esta plaza de Madrid y allí ha permanecido salvo por algunos breves periodos de tiempo, con mayor o menor fortuna como ahora veremos.

Fue en 1873, cuando proclamada la República, se la trasladó a un almacén para ocultarla del público, pues parece que este elemento representante de la Monarquía no era ya del agrado de los vecinos y para prevenir posibles desperfectos o ser causa de resquemores se prefirió darle un destino menos notorio. Y allí permaneció hasta que de nuevo se restauró la monarquía con Alfonso XII.

Pero no duraría mucho su excarcelación porque en 1931 se proclamó la Segunda República y esta vez los manifestantes antimonárquicos hicieron fácil presa con ella destrozándola sin pudor.

(En 1580, tras haber trasladado la corte a Madrid en 1561, Felipe II encargó el proyecto de remodelación de la plaza a Juan de Herrera, comenzándose el derribo de las «casas de manzanas» de la antigua plaza ese mismo año. La construcción del primer edificio de la nueva plaza, la Casa de la Panadería, comenzaría en 1590 a cargo de Diego Sillero, en el solar de la antigua lonja. En 1617, Felipe III, encargó la finalización de las obras a Juan Gómez de Mora, quién concluirá la plaza en 1619. Pincha sobre la imagen y la verás ampliada)

Sería posteriormente restaurada por el escultor Juan Cristóbal que la dejó como la conocemos hoy en día, pero no terminarían aquí sus aventuras pues al estallar la Guerra Civil Española, las autoridades republicanas optaron por protegerla mediante una gran obra de ingeniería para resguardarla de los bombardeos o los combates.

En mayo de 1970, y por las obras del aparcamiento subterráneo de la Plaza, se trasladó de nuevo la estatua al Parque de El Retiro, al jardín de las Estufas, hasta junio de 1971, fecha en la que vuelve a su primitiva ubicación.

Finalizó la guerra y desde entonces sigue allí, en mitad de la Plaza Mayor, presidiendo el ajetreado ir y venir de los madrileños y siendo un destacado punto de encuentro debido a su estratégica situación.

Curiosidades:

» Lo que casi nadie sabe es que aquella estatua ha sido un cementerio de pajarillos durante siglos. El caballo de Felipe III, hueco por dentro tiene la boca como única apertura al exterior y durante cientos de años se estuvo tragando a las incautas avecillas que curiosas se introducían sin poder volver a salir dada la estrechez de la salida y la largura del cuello, lo que les impedía tanto el vuelo como caminar hacia su salvación.

»
Durante cientos de años se desconoció la existencia de semejante trampa mortal para gorriones. Fue en 1931, cuando al proclamarse la II República, el asentamiento antimonárquico se desató en celebraciones. El fervor patriótico llegó a tal magnitud que algunos "vándalos" empezaron a desfigurar la estatua. Un militante de izquierdas lanzó un petardo de gran potencia, por el interior de la boca del caballo, para hacer la "gracia" claro. El resultado fue que el vientre del caballo explotó y para sorpresa de todos, empezaron a llover pequeños huesecillos de pájaro, desvelando así el profundo secreto del "Cementerio de Gorriones".

» El escultor Juan Cristóbal fue el encargado de su restauración, tras la Guerra Civil Española. Y parece que se centró únicamente en cerrarle la boca, y la panza, porque si nos fijamos con detenimiento, en el labio inferior quedan huellas de metralla.

»
La moda de jurar fidelidad eterna a la pareja colgando un candado en la calle y deshaciéndose de las llaves ha llegado a la Plaza Mayor de Madrid. La reja que proteje a la escultura se está empezando a llenar de los mencionados candados del amor para disgusto de autoridades municipales y reponsables de limpieza y para regocijo de ferreteros.

Bibliografía:

GIVELLO, Julián, "Restauración de la escultura de Felipe III", número 43 de la Revista Diseño de la Ciudad. Madrid, abril 2004

Gracias también a http://www.memoriademadrid.es/

miércoles, 12 de enero de 2011

La Rendición de Breda (Las Lanzas) la obra de un genio.

Para entender esta obra es necesario meternos en el contexto histórico. En esta época Los Paises Bajos estaban inmersos en la llamada Guerra de Flandes (o de los 80 años) contra España para conseguir su independencia. En 1590 Mauricio de Nassau-Orange al frente de los holandeses tomó la ciudad de Breda. Posteriormente La tregua de los doce años mantuvo el país en calma entre 1609 y 1621. La tregua terminó con Felipe IV en 1621 y la guerra comenzó de nuevo. La intención del rey español era recuperar la plaza perdida, enclave importante para otras conquistas.

Para tan arriesgada misión el Rey Planeta (Felipe IV) nombró a Ambrosio de Spinola, un noble genovés de reputada fama de estratega. Le puso al mando de un fabuloso ejército de más de 40.000 hombres dirigidos por un buen número de generales españoles.


(La rendición de Breda o Las lanzas, realizado por Velázquez en 1634, Óleo sobre lienzo 307 cm × 367 cm. Si quieres verlo con más detalle pincha sobre la foto)

La ciudad de Breda, defendida por Justino de Nassau resistió heroicamente el asedio español, las fuerzas atacantes impidieron cualquier tipo de refuerzo o víveres asfixiando al enemigo  de tal manera que aquello supuso una lección de estrategia militar de la época. Finalmente Justino de Nassau rinde la plaza el día 5 de junio de 1625. Los españoles trataron con respeto al enemigo y les permitieron una honrosa capitulación. En base a este hecho Velázquez realizó su obra.

El cuadro fue encargado para decorar el Salón de Reinos del madrileño Palacio del Buen Retiro (actualmente este palacio no existe aunque quedan del mismo sólo este Salón de Reinos y el  Salón de Baile, que hoy conocemos como Casón del Buen Retiro).


El lienzo formaría parte de la decoración junto con otros doce cuadros. Este palacete o villa se erigió por mandato de Felipe IV y disponía de diversos pabellones y espaciosos jardines se construyó anexo al monasterio de San Jerónimo el Real, cuya iglesia aún subsiste a espaldas del Museo del Prado. El actual Parque del Retiro es una parte de aquellos terrenos.

El Salón de Reinos era una importante parte de todo el conjunto ya que es el lugar donde Felipe IV recibía a los embajadores y demás autoridades extranjeras. A fin de impresionarles con una imagen de poder bélico y económico, se decidió decorar este gran salón con imágenes de los principales éxitos militares de España, si bien casi todos estos hechos eran relativamente antiguos y realmente España empezaba a menguar como potencia mundial. Junto con los cuadros relativos a batallas, se colgó otra serie de pinturas, debidas a Francisco de Zurbarán, sobre los Trabajos de Hércules, personaje mítico que los reyes españoles consideraban antepasado suyo.

Un detalle importante que hay que tener en cuenta en esta obra es que Velázquez no ha pintado la batalla, sino el final de la misma cuando Nassau entrega las llaves de la ciudad a Spínola. Las escenas de batalla del Renacimiento insistían en el poder del vencedor sobre el vencido. Velázquez se aparta intencionadamente de esa representación y refleja el encuentro de ambos generales prácticamente en pie de igualdad, si os dais cuenta, no hay ánimo de humillar ni de rebajar al enemigo, Spínola no permite que Nassau le entregue la ciudad de rodillas como era costumbre, sino que posa su mano en el hombro, con condescendencia, resaltando de esta manera la caballerosidad, gallardía y honor de los españoles vencedores, victoria sin arrogancia, porque el perdón engrandece más que la venganza, la clemencia es una alegoría del príncipe. Se evidencia por tanto la actitud de nobleza de ambos comandantes y la paciencia, virtud tan característica, de Spinola.


Nassau se muestra con coleto (vestidura hecha de piel) y calzón de color pardo con adornos de oro, paloma de encaje (cuello grande y vuelto sobre la espalda) y sombrero chambergo negro (de copa más o menos acampanada y de ala ancha levantada por un lado y sujeta con presilla, el cual solía adornarse con plumas y cintillos y también con una cinta que, rodeando la base de la copa, caía por detrás). Spinola lleva armadura pavonada con adornos de oro, valona (Cuello grande y vuelto sobre la espalda, hombros y pecho, que se usó especialmente en los siglos XVI y XVII.) de encaje, botas de piel y una banda de color carmín. En la mano izquierda enguantada lleva el sombrero también negro, más la bengala,(Insignia antigua de mando militar a modo de cetro o bastón) símbolo de autoridad (un bastón de mando).

De esta manera las llaves de la ciudad de Breda que Nassau entrega a Spínola aparecen en el centro de la composición, las tropas españolas a la derecha, los Tercios Viejos de Flandes curtidos en mil batallas con las lanzas hacia arriba en señal de victoria , en contrapunto a las tropas holandesas a la izquierda  con las armas caidas, dos alabardas y tres picas cortas, escenificando la derrota.

Todas las figuras restantes son retratos de personas reales de la época aunque no se ha podido identificar a ninguna a excepción de uno de los soldados que puede ser un autorretrato de Velázquez. 


 (Posiblemente este soldado de los Tercios Viejos de Flandes es un autorretrato del autor, Velázquez)

Velázquez en esta obra encuentra una nueva forma de captar la luz, ya no emplea el modo caravaggista de su estilo sevillano de iluminar los volúmenes así el grupo central de Spínola y Nassau se realza por efecto de la luz. La técnica se ha vuelto muy fluida, Sobre la marcha modificó la composición varias veces borrando lo que no le gustaba con ligeras superposiciones de color o añadiendo nuevos elementos, esto es lo que se llama Arrepentimientos. Así las lanzas de los soldados españoles se añadieron en una fase posterior. El tiempo o estudios posteriores revelan las correcciones. Un ejemplo, el sombrero del español de la primera lanza de la izquierda.

 
 (Ejemplo de una de las correcciones del cuadro que posteriormente se han desvelado. El sombrero de uno de los soldados, podeis ver aquí el detalle)

Curiosamente, la idea de la rendición de Breda tampoco es completamente original del pintor, podemos pensar que se sintió influido de otro genio de su época, Calderón de la Barca, el cual realizó en este tiempo una obra llamada "El Sitio de Breda" que se representó en el Coliseo del Buen Retiro, extraemos un fragmento que podría decirse es la música o el mejor comentario que podría acompañar al cuadro de Velázquez. 


Justino: 
— Aquestas las llaves son
de la fuerza, y libremente
hago protesta en tus manos
que no hay amor que me fuerce
a entregarla, pues tuviera
por menos dolor la muerte.
Aquesto no ha sido trato,
sino fortuna, que vuelve
en polvo las monarquías
más altivas y excelentes.

Espínola:
— Justino, yo las recibo,
y conozco que valiente
sois; que el valor del vencido
hace famoso al que vence. 
Y en el nombre de Filipo Cuarto
que por siglos reine,
con más victorias que nunca,
tan dichoso como siempre,
tomo aquesta posesión.

Don Gonzalo:
— Dulces instrumentos [suenan].

Don Luis:
— Ya el Sargento en la muralla
las armas de España tiende.

Sargento:
— Oíd, soldados, oíd,
Españoles y otras gentes,
¡Bredá por el Rey de España!

Por otra parte y respecto a esto último que comento, el cuadro parece efectivamente una representación teatral, esto explicaría la pulcritud en los trajes, no vemos heridos y la colocación de los personajes es perfecta, como actores de teatro, aún así apreciamos la ligera desorganización del ejército holandés y la actitud ordenada de los españoles.

La obra se estructura en dos partes, la superior con el paisaje mencionado y la inferior con los hombres y los animales. Podemos apreciar algunos detalles interesantes por ejemplo sabemos que Spínola para protegerse mandó levantar dos barreras defensivas alrededor de casi toda la ciudad.  Velázquez las representa en el fondo del cuadro, además a modo de protección adicional Spinola mandó inundar parte de los prados lo que también se puede ver en el cuadro. Luego sabremos el porqué de tanto detallismo.


 (Detalle al fondo del cuadro de las barreras defensivas rodeando la ciudad, empalizadas y terreno inundado. Una estrategia que dio el triunfo a las tropas dirigidas por Spínola)

Ciertas teorías de algunos autores, remarcan que quizá esta obra pudiera haberse inspirado en el “Encuentro de Abraham y Melquisedec” de Rubens y también en los “Quadrins historiques de la Bible” de Paradin, ilustrados por Bernard Salomón, abra publicada en Lyon en 1553 y donde apreciamos también composiciones con grupos enfrentados, con presencia de picas o lanzas.
Incluso aparece también un caballo en la obra.

 (Abraham y Melchizedek, Peter Paul Rubens 1577 - 1640 Óleo sobre panel (66 × 82 cm) - ca. 1625 National Gallery of Art, Washington DC)

Por la composición del cuadro, posiblemente Velázquez también pudo tener en cuenta la obra “Jesús y el centurión” de Veronés donde aparece una representación parecida y donde aparecen las lanzas. Observamos en esta obra también una serie de personajes enmarcando la escena con el centurión postrado ante Jesús y algún personaje dando la espalda al espectador como en La Rendición de Breda. 


 Jesús y el centurión (1571) Pablo Veronés (1528?-1588) Óleo sobre lienzo, 192 x 297 cm. Relata aquel pasaje bíblico que dice :

"-Señor, mi siervo yace en casa y está paralítico atrozmente atormentado. -Yo iré y lo curaré. -Yo no soy digno que entres bajo mi techo, di sólo una palabra y mi siervo será curado. -Ve, hágase contigo según has creído. Y en aquella hora quedó curado el siervo." (Mateo, 8, 5-13).  Merece la pena pinchar sobre la imagen para verla en detalle.

Esto no quiere cecir que Velázquez copiara la obra de los maestros que he citado sino que inspiró en ellos para su propia composición dándole un aie completamente original dando una excelente muestra del dominio de todos los recursos pictóricos: habilidad para introducir la atmósfera, la luz y el paisaje en sus lienzos, maestría retratística y conocimiento profundo de la perspectiva aérea.

En cuanto al estilo del cuadro, lo enmarcamos dentro del Barroco, con una composición abigarrada y naturalista en lo representado, incluso cuando se representa lo feo o lo desagradable se hace de manera delicada. Las posturas de los personajes se inspiran en la delicadeza de Veronés, los contrastes entre luces y sombras y las formas redondeadas son típicas de las escenas barrocas, y en este caso se muestran con la delicadeza y la maestría que sólo Velázquez sabía darle a sus obras.


El maestro juega con la luz y hace que resalte lo que le interesa, rostros, manos, tejidos, contraponiéndola acusadamente con zonas de sombra, este contraste le da viveza y fuerza a la escena. La pincelada que emplea es la llamada técnica de mancha, en la que la pincelada no sigue la línea precisa y delgada del dibujo, sino que llena las formas de color creando imágenes a base de trazos espontáneos y libres, si bien en algunos puntos se combina esta técnica con el detallismo, como se aprecia en los materiales de las ropas de los personajes lana, bordados, gasa, seda, cuero, etc

Para que el espectador se sienta parte integrante de la escena, Velázquez recurre a dos trucos: coloca a algunos personajes y al caballo de espaldas, como lo estamos nosotros contemplando el cuadro y otros nos miran fijamente, se cierra de esta forma un círculo que nos hace pensar que somos testigos del momento de la entrega de las llaves.


(El espectador cierra el círculo de la escena integrándolo en el cuadro y a la vez dándole profundidad a la obra)

Para darle profundidad a la obra, Velázquez pinta la lejanía usando varios procedimientos, como por ejemplo el Punto de Vista Alto para mostrarnos mucho paisaje por detrás, lo difumina para darle aspecto de lejanía y utiliza tonos azulados (técnicas conocidas y muy empleadas) consigue el efecto gracias a una imprimación más ligera que la utilizada en su etapa sevillana, trabaja con colores fríos para dar impresión de distancia, grises, violetas, azules que crean aspecto de ligereza, atmósfera y distancia.

Curiosidades :

» En la esquina inferior derecha pintó una hoja de papel en blanco, donde se esperaría ver la firma del pintor, pero no hay nada firmado a modo de desafío ¿quién aparte de Velázquez hubiera podido pintarlo?

» Velázquez y el general Spínola se conocían y fueron buenos amigos. Tiempo después, viajan juntos a Italia, país de origen del general. Se dice que allí, el artista estudia de los grandes maestros y que su estilo comienza a hacerse más realista y detallado.

» La rendición de Breda, es una pintura para exaltar las victorias españolas, es una obra propagandística, pero también es un tributo de Velázquez a su amigo Spínola recientemente fallecido porque en el momento en que Velázquez pintaba la obra, Breda había sido recuperada por los holandeses.

» Esta obra es una de las pocas pinturas históricas de Velázquez. Además, la estrecha relación del artista con el general, nos hace suponer que Spinola relató los acontecimientos de la rendición de Breda a Velázquez con todo lujo de detalles, lo que hace a la pintura históricamente precisa.
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