"En el año 778, el rey Carlos vino a Zaragoza: tenía en ese momento doce sobrinos y cada uno de ellos contaba con tres mil caballeros armados; entre ellos se puede mencionar a: Roldán, Bertrand, Ogier el de la espada corta, Guillermo el de la nariz corta, Olivier y el obispo Turpín. Cada uno de ellos acompañaba junto a su séquito al rey durante un mes del año" (1)
Así nos narra la entrada de Carlomagno en España una nota escrita en alfabeto visigodo hallada en un manuscrito en San Millán de la Cogolla. Peró ¿qué le impulso al señor de Europa a entrar en España, un territorio convulso e invadido por el poderoso ejército musulmán?.
En el año 777 en Paderborn, como todos los años, Carlomagno y sus francos se reúnen para hacer balance de sus campañas guerreras, en esta ocasión se presentaron ante ellos unos embajadores musulmanes, representantes de tres ciudades españolas, por una parte Sulayman Al-arabi, gobernador de Barcelona, Al-Husain ibn Hubada de Zaragoza y el valí de Huesca del que no sabemos su nombre.
(Retrato de Carlomagno, por Alberto Durero. Se pintó varios siglos tras su muerte; el escudo de armas situado encima de su cabeza muestra el águila alemana y la flor de lis francesa)
Aquellos hombres extraños de tez oscura, traían una interesante propuesta al emperador: establecer una alianza militar para hacer frente al emir de Córdoba, pues todos ellos eran enemigos incondicionales de Abderramán I, emir del más importante reino de España que con su política centralista amenazaba su autonomía. Al-Husain, ofrecería incluso que las huestes de Carlomagno pudieran entrar por su territorio hasta Zaragoza y desde allí, una vez pertrechados y abastecidos, organizar la lucha contra Abderramán I. Además se le compensaría con algunos territorios de los Pirineos.
Carlomagno anunció que esta sería una buena oportunidad para liberar a los cristianos en territorio musulman del otro lado de los Pirineos, pero realmente tenía intenciones expansionistas sobre el antiguo territorio del reino de los visigodos, el rico Al-Andalus era un manjar muy suculento que no podía menospreciar.
"Marchó a Hispania con todas las fuerzas disponibles, y salvados los montes Pirineos, logró la sumisión de todas las fortalezas y castillos que encontró"(2)
Así pues, Carlomagno reune a un poderoso ejército compuesto por hombres de todos sus territorios y reinos sometidos. Grandes columnas de soldados cruzan los Pirineos por sus dos extremos; por el este, cerca del Mediterraneo con el Duque Bernardo al frente. Y por el oeste, en Navarra encabezada por el propio emperador que va acompañado por sus grandes del reino, entre ellos el Conde Roldán. Ambos ejércitos se reunieron finalmente en Pamplona, donde se les unen también las fuerzas del valí de Barcelona, Sulayman.
Desde allí, parten todos juntos hacia Zaragoza. Aquel enorme ejército, acampó a las puertas de la ciudad, fuera de sus murallas, esperando que se abrieran las puertas como ya se había acordado con Al-Husain.
"Sucedió que el rey se detuvo en Zaragoza junto a su ejército al cabo de poco tiempo: recibió el consejo de los suyos de que aceptara numerosos presentes para que el ejército no muriera de hambre y pudiera regresar a la patria. Lo que fue hecho."(1)
Carlomagno, contrariado y decidido a no dar la vuelta, se aprestó al asedio. Pero los meses pasaron sin que las defensas dieran muestras de flaqueza, la inactividad y las noticias de que los sajones se habían revelado en las fronteras del norte de su reino, hicieron que el emperador levantara el campamento y se retirara con sus fuerzas hacia la frontera. Sin embargo, al pasar por Pamplona, los habitantes también le cerraron sus puertas por temor a la venganza. A pesar de las riquezas que había conseguido en esta campaña, de llevar como rehén a Sulayman y de no haber sufrido desgaste en batalla alguna.
(De vuelta de su expedición a Zaragoza, Carlomagno destruye las murallas de Pamplona para que esta ciudad no pudiera rebelarse, murallas que procedían de la dominación romana desde los tiempos de Pompeyo. El método universal de defensa contra los asedios es la utilización de las fortificaciones, principalmente murallas y canales, para suplementar las protecciones orográficas del asentamiento)
Carlomagno no tiene ninguna victoria que contabilizar y tiene la sensación de haber sido utilizado y de haber perdido el tiempo, por lo que arremete con saña contra Pamplona y deja que sus soldados se desfoguen y saqueen sin piedad la ciudad, manda derribar sus murallas. Posteriormente se retira a sus dominios al otro lado de los Pirineos a sofocar la citada revuelta de los sajones, pero arrasa todo lo que puede a su paso.
No fue esta una campaña exitosa. Sería en años posteriores cuando realmente Carlomagno consiguiera objetivos importantes, por ejemplo la ocupación de Gerona en el 785, la toma de Barcelona en el 801 o la fundación de un pequeño condado pirenaico en el 806 que sería el origen del futuro reino de Aragón.
Así nos narra la entrada de Carlomagno en España una nota escrita en alfabeto visigodo hallada en un manuscrito en San Millán de la Cogolla. Peró ¿qué le impulso al señor de Europa a entrar en España, un territorio convulso e invadido por el poderoso ejército musulmán?.
En el año 777 en Paderborn, como todos los años, Carlomagno y sus francos se reúnen para hacer balance de sus campañas guerreras, en esta ocasión se presentaron ante ellos unos embajadores musulmanes, representantes de tres ciudades españolas, por una parte Sulayman Al-arabi, gobernador de Barcelona, Al-Husain ibn Hubada de Zaragoza y el valí de Huesca del que no sabemos su nombre.
(Retrato de Carlomagno, por Alberto Durero. Se pintó varios siglos tras su muerte; el escudo de armas situado encima de su cabeza muestra el águila alemana y la flor de lis francesa)
Aquellos hombres extraños de tez oscura, traían una interesante propuesta al emperador: establecer una alianza militar para hacer frente al emir de Córdoba, pues todos ellos eran enemigos incondicionales de Abderramán I, emir del más importante reino de España que con su política centralista amenazaba su autonomía. Al-Husain, ofrecería incluso que las huestes de Carlomagno pudieran entrar por su territorio hasta Zaragoza y desde allí, una vez pertrechados y abastecidos, organizar la lucha contra Abderramán I. Además se le compensaría con algunos territorios de los Pirineos.
Carlomagno anunció que esta sería una buena oportunidad para liberar a los cristianos en territorio musulman del otro lado de los Pirineos, pero realmente tenía intenciones expansionistas sobre el antiguo territorio del reino de los visigodos, el rico Al-Andalus era un manjar muy suculento que no podía menospreciar.
"Marchó a Hispania con todas las fuerzas disponibles, y salvados los montes Pirineos, logró la sumisión de todas las fortalezas y castillos que encontró"(2)
Así pues, Carlomagno reune a un poderoso ejército compuesto por hombres de todos sus territorios y reinos sometidos. Grandes columnas de soldados cruzan los Pirineos por sus dos extremos; por el este, cerca del Mediterraneo con el Duque Bernardo al frente. Y por el oeste, en Navarra encabezada por el propio emperador que va acompañado por sus grandes del reino, entre ellos el Conde Roldán. Ambos ejércitos se reunieron finalmente en Pamplona, donde se les unen también las fuerzas del valí de Barcelona, Sulayman.
Desde allí, parten todos juntos hacia Zaragoza. Aquel enorme ejército, acampó a las puertas de la ciudad, fuera de sus murallas, esperando que se abrieran las puertas como ya se había acordado con Al-Husain.
(Abd Ar-Rahman ibn Mu'awiya ibn Hisham ibn Abd al-Malik, conocido como Abderramán I (Damasco, 731 - Córdoba, 788) fue un príncipe de la dinastía omeya que tras diversos azares se convirtió en el primer emir independiente de Córdoba en el 756. Tuvo que hacer frente a las conspiraciones de algunos gobernadores árabes que pidieron ayuda a Carlomagno para librarse del centralismo impuesto por el emir. Esta es una estatua de Abderramán I en la localidad granadina de Almuñécar)
Pero Al-Husain tuvo temor de dejar entrar en su rica ciudad a aquella horda de soldados hambrientos de riquezas o bien cambió de planes en el último momento, lo cierto es que protegido por el Ebro a modo de foso y por las antiguas y fuertes murallas romanas de la ciudad no quiso continuar con lo pactado y cerró el acceso a Zaragoza."Sucedió que el rey se detuvo en Zaragoza junto a su ejército al cabo de poco tiempo: recibió el consejo de los suyos de que aceptara numerosos presentes para que el ejército no muriera de hambre y pudiera regresar a la patria. Lo que fue hecho."(1)
Carlomagno, contrariado y decidido a no dar la vuelta, se aprestó al asedio. Pero los meses pasaron sin que las defensas dieran muestras de flaqueza, la inactividad y las noticias de que los sajones se habían revelado en las fronteras del norte de su reino, hicieron que el emperador levantara el campamento y se retirara con sus fuerzas hacia la frontera. Sin embargo, al pasar por Pamplona, los habitantes también le cerraron sus puertas por temor a la venganza. A pesar de las riquezas que había conseguido en esta campaña, de llevar como rehén a Sulayman y de no haber sufrido desgaste en batalla alguna.
(De vuelta de su expedición a Zaragoza, Carlomagno destruye las murallas de Pamplona para que esta ciudad no pudiera rebelarse, murallas que procedían de la dominación romana desde los tiempos de Pompeyo. El método universal de defensa contra los asedios es la utilización de las fortificaciones, principalmente murallas y canales, para suplementar las protecciones orográficas del asentamiento)
Carlomagno no tiene ninguna victoria que contabilizar y tiene la sensación de haber sido utilizado y de haber perdido el tiempo, por lo que arremete con saña contra Pamplona y deja que sus soldados se desfoguen y saqueen sin piedad la ciudad, manda derribar sus murallas. Posteriormente se retira a sus dominios al otro lado de los Pirineos a sofocar la citada revuelta de los sajones, pero arrasa todo lo que puede a su paso.
No fue esta una campaña exitosa. Sería en años posteriores cuando realmente Carlomagno consiguiera objetivos importantes, por ejemplo la ocupación de Gerona en el 785, la toma de Barcelona en el 801 o la fundación de un pequeño condado pirenaico en el 806 que sería el origen del futuro reino de Aragón.
(El Imperio Carolingio en toda su extensión. La Marca Hispánica era el territorio comprendido entre la frontera político-militar del Imperio carolingio con Al-Ándalus y los Pirineos, desde finales del siglo VIII hasta su independencia efectiva en diversos reinos y condados)
Sin embargo, esta campaña fue la que se recordaría en todos los cantares de gesta de la época, todos los juglares cantarían lo que aconteció en aquellos tiempos en un lugar llamado Roncesvalles, cuando las tropas del emperador regresaban a Francia atravesando los Pirineos. Allí es donde surgiría el famoso "Cantar de Roldán", el más importante poema de la épica medieval francesa, compuesto a finales del siglo XII y que sería el origen de un enorme ciclo épico en toda Europa."El rey a continuación decidió que para preservar la seguridad de los hombres del ejército, el valeroso guerrero Roldán permanecería en la retaguardia" (1)
Continuará...
(1) Nota hallada en el manuscrito 39 de San Millán de la Cogolla.
(2) Eghinardo, biógrafo de Carlomagno en el relato "Vita Karoli Magni", realizado 50 años después.