viernes, 29 de octubre de 2010

Isabel II de España. De la esperanza al exilio (2ª parte)


Nuevos problemas llegaron cuando hubo que decidir un esposo para la reina, a mi entender alguien con preparación e instrucción hubiera podido guiarla y apoyarla en su difícil tarea, pero el interés por el poder que todos tenían, hizo pensar en alguien de sangre real pero poca influencia y poca personalidad que fuera facilmente manejable. El elegido fue Francisco de Asís, primo de Isabel, un hombre apocado al que el pueblo llamaba "Paquita" en referencia a su notable amaneramiento y su clara homosexualidad, crueles coplas se oían por la Corte y el pueblo las repetía:

"Paquito natillas es de pasta flora y orina en cuclillas como una señora" 

efectivamente esta circunstancia se debía a que Francisco tenía una enfermedad llamada hipospadia (el orificio del pene se encuentra en la base del mismo y no en la punta que obliga a orinar en cuclillas)

 (Don Francisco de Asís)

Pero los intereses eran muy grandes y la reina joven y manejable por lo que finalmente se celebró el matrimonio. A sus 16 años, nunca llegó a amar a su marido e incluso pronunciaba frases de deprecio como

"¿Qué pensarías tú de un hombre que la noche de bodas tenía sobre su cuerpo más puntillas que yo?"

Esta circunstancia hizo que la reina tuviera muchos amantes, políticos, aristócratas, militares etc... fruto de los cuales llegó a tener 10 hijos y lo que hizo que el pueblo pensara en ella como una mujer insaciable y promiscua que la haría pasar de una imagen positiva al comienzo de su reinado a otra terriblemente negativa a su término.

En este marco se seguía desarrollando la política en nuestro país, periodo en que la despreocupada monarquía seguía a remolque las decisiones del parlamento entre levantamiento y levantamiento militar.


el Partido Moderado, bajo el liderazgo del general Narváez, dominó la escena política durante los diez años siguientes, dando nombre a la «Década Moderada». En este período se elaboraron la Constitución de 1845, que proclamaba la soberanía compartida y anulaba algunas conquistas del liberalismo progresista, y unas leyes orgánicas de carácter muy restrictivo que sentaron las bases del poder moderado y de la organización política y administrativa del Estado liberal. Se realizó la reforma de la Hacienda y, por el Concordato de 1851, se logró el reconocimiento de la Iglesia a la monarquía isabelina, que aceptó la desamortización efectuada hasta entonces, exigiendo como contrapartida compensaciones económicas y que se paralizase el proceso de venta de bienes nacionales pendientes. 

(General Narváez)

Isabel se enfrentó también a revoluciones internas como la llamada "Vicalvarada"  de 1854 dirigida por el general O'Donnell un liberal progresista que se enfrentó a los moderados. Finalmente la reina entregó el poder a Espartero (moderado) y O'Donnell (progresista), representantes de la coalición que alentó la revolución, sin embargo la continuidad y estabilidad de este Gobierno mixto resultó muy difícil. 

Se elaboró una nueva Constitución de inspiración progresista que afirmaba explícitamente la soberanía nacional (la Non nata de 1856) y se aprobaron importantes leyes económicas, fundamentales para el desarrollo del capitalismo español como las leyes de ferrocarriles (1855), bancarias y de sociedades (1856). Se retomó también la desamortización con la promulgación de la Ley de Madoz (1855), que afectaba a los bienes civiles y eclesiásticos, lo que provocó la ruptura de relaciones diplomáticas con el Vaticano.

Para hacer frente al déficit del estado, se decidió vender parte del Patrimonio Real, el 75% sería para el estado y el 25% restante para la reina. Este generoso acto por parte de la monarquía provocó críticas como las del catedrático Emilio Castelar que recordaba que los bienes vendidos no eran de la reina sino del estado. 

Estas críticas hicieron que Castelar fuera destituido de su cátedra, lo que llevó a una manifestación estudiantil de grandes dimensiones que fue reprimida muy duramente con sangre en la llamada "Noche de San Daniel".

 (Emilio Castelar)

La muerte de Narvaez y de O'Donnell dejaron el gobierno en manos de Luis González Bravo (el represor de la Noche de San Daniel) que continuó con su política represora y ligó su destino al de la reina.

Finalmente en 1868 estalló una revolución nueva, llamada LA GLORIOSA. El 18 de septiembre de 1868, la Armada, situada en la bahía de Cádiz, se pronuncia al grito de :


«¡Abajo los Borbones! ¡Viva España con honra!».

Tras el triunfo de la revolución, Isabel II, que se encontraba de vacaciones en Guipúzcoa, era destronada y marchaba al exilio en Francia,

El marqués de Alcañices, amigo de la reina, intentó convencerla para que no partiera, diciéndole :

"Señora: ¿Va a renunciar al laurel de la gloria?

La reina le respondió:

 
"Mira Alcañices, la gloria para los niños y el laurel para la pepitoria".

 (Caricatura de la reina marchando al exilio, es de 1869, se publicó en Vanity Fair)

Al conocerse la derrota de las tropas leales en Alcolea, la reina, acompañada por su esposo e hijos, pasaba la frontera francesa siendo acogida por el emperador Napoleón III. Se alojó primero en el castillo de Enrique IV, en Pau, para trasladarse después al palacio de Basilewsky, que más tarde recibirá el nombre de palacio de Castilla, en París.

Se iniciaba en España un período de seis años, conocido como el Sexenio Democrático, en el que se ensayarán diversas alternativas políticas como una nueva monarquía con Amadeo de Saboya y posteriormente la Primera República. 

(Imagen alegórica de la Primera República)
Exiliada hasta el final de su vida. Durante treinta años más, Isabel vivirá en París separada de su esposo y retirada de la política activa sin gozar ya de ningún tipo de protagonismo público, tras abdicar en 1870 de sus derechos al trono en favor de su hijo Alfonso, el futuro Alfonso XII. No volvió a España salvo breves y esporádicas estancias pues, tras la restauración de 1874, Cánovas, artífice del proceso, y su propio hijo, Alfonso XII, consideraron que era preferible para la estabilidad de la monarquía que ella permaneciese fuera del país. 

(Isabel II en una fotografía ya en el exilio)

En la mañana del 9 de abril de 1904, en su residencia parisina, fallecía Isabel II por unas complicaciones bronco-pulmonares producidas por una gripe. Sus restos fueron trasladados al Escorial para darles más tarde sepultura en el Panteón de los Reyes. 

"Doña Isabel vivió en perpetua infancia, y el mayor de sus infortunios fue haber nacido Reina y llevar en su mano la dirección moral de un pueblo, pesada obligación para tan tierna mano”"

martes, 26 de octubre de 2010

Isabel II de España. De la esperanza al exilio (1ª parte)


«El reinado de Isabel se irá borrando de la memoria, y los males que trajo, así como los bienes que produjo, pasarán sin dejar rastro. La pobre Reina, tan fervorosamente amada en su niñez, esperanza y alegría del pueblo, emblema de la libertad, después hollada, escarnecida y arrojada del reino, baja al sepulcro sin que su muerte avive los entusiasmos ni los odios de otros días. Se juzgará su reinado con crítica severa: en él se verá el origen y el embrión de no pocos vicios de nuestra política; pero nadie niega ni desconoce la inmensa ternura de aquella alma ingenua, indolente, fácil a la piedad, al perdón, a la caridad, como incapaz de toda resolución tenaz y vigorosa."

Esta Cita de Benito Pérez Galdós describe con gran maestría a Isabel II, reina de España desde 1833-1868, un periodo especialmente convulso y conflictivo con profundos procesos de cambios políticos que hubieran requerido de una persona con gran preparación, resolución y carácter en el trono que hubiera sabido entender la pasada época absolutista con las nuevas ideas liberales y el parlamentarismo que se imponían en Europa y en España.

 (Isabel II)

María Isabel Luisa fue la primogénita de Fernando VII y nació en 1830 asegurando la sucesión al trono de España a pesar de ser mujer e imperar la Ley Sálica. Esta ley que impedía gobernar a las mujeres, estaba presente desde 1713 y fue promulgada por el primer Borbón que accedió al trono español, Felipe V. Por tanto el padre de Isabel, el rey Fernando VII se encargó de firmar la pragmática sanción que abolía esta ley y que de esta manera pudiera reinar su hija.

Esto ya trajo el primer problema a la futura reina, el hermano del rey, Don Carlos, no estuvo de acuerdo con la revocación de la ley Sálica y él mismo se consideró el legítimo heredero al trono, es el comienzo del problema carlista que enfrentaría en el futuro a los seguidores de Isabel y de Carlos durante muchos años, provocando muchas batallas y derramando mucha sangre. Don Carlos consiguió incluso que su apocado hermano revocase la ley, pero como buen títere que fue Fernando VII volvió poco después a darle validez a instancias de su esposa María Cristina, la reina.

  (Carlos María Isidro de Borbón)

Finalmente, tras la muerte del rey, el 29 de septiembre de 1833 se proclamó como reina de España con el nombre de Isabel II. Durante los años siguientes la reina viuda María Cristina se encargó de la regencia, si bien no guardó luto mucho tiempo pues se desposó de nuevo con un guardia de corps llamado Fernando Muñoz con el que tuvo 8 hijos de los que cinco fueron varones, de ahí la coplilla popular que se cantaba:
 
'Lloraban los liberales porque la reina no paría
 y parió más muñoces que liberales había'

María Cristina no era querida por el pueblo ni por la clase política y finalmente acabó exiliada con los hijos de este matrimonio en Francia, mientras que en España quedaba Isabel y la regencia era asumida por el general Espartero.

  (General Espartero)

Fue una niñez convulsa, llena de sobresaltos y levantamientos contra el nuevo regente, como es el caso de los que encabezaron el general Diego de León o Manuel de la Concha, que pretendían la vuelta de María Cristina. Llegaron incluso a asaltar el Palacio Real con la intención de raptar a la reina, Diego de León ordenó no hacer uso de las armas de fuego en el interior del palacio para no sobresaltar a la joven Isabel, se encontró con la firme resistencia de los alabarderos que la custodiaban capitaneados por el general Dulce que para impedir el asalto ordenó traer todos los garbanzos que hubiera en la despensa para tirarlos por las escaleras y dificultar el avance de los asaltantes, el sencillo truco hizo efecto y el intento de rapto fracasó. Diego de León fue fusilado por ello, pero Espartero fue tachado de inflexible y perdió el favor popular por este y otros actos y también fue obligado a exiliarse.

Tras la marcha del regente, las Cortes nombraron a Isabel mayor de edad con 14 años. Era el 8 de noviembre de 1843. Isabel no había sido educada para tan importante puesto, ella misma lo reconocería años más tarde según Pérez Galdós:

"Yo tenía entonces diez y nueve años... Este me aconsejaba una cosa, aquél otra, y luego venía un tercero que me decía: ni aquello ni esto debes hacer, sino lo de más allá... Pónganse ustedes en mi caso. Diez y nueve años y metida en un laberinto, por el cual tenía que andar palpando las paredes, pues no había luz que me guiara. Si alguno me encendía una luz, venía otro y me la apagaba..."

Expuesta a mil tropiezos por no tener a nadie que desinteresadamente le diera consejo y guía, la reina declaró:

"Los que podían hacerlo no sabían una palabra de arte de gobierno constitucional: eran cortesanos que sólo entendían de etiqueta, y como se tratara de política, no había quien les sacara del absolutismo. Los que eran ilustrados y sabían de constituciones y de todas estas cosas, no me aleccionaban sino en los casos que pudieran serles favorables, dejándome á obscuras si se trataba de algo que en mi buen conocimiento pudiera favorecer al contrario. ¿Qué había de hacer yo, jovencilla, reina á los catorce años, sin ningún freno en mi voluntad, con todo el dinero á mano para mis antojos y para darme el gusto de favorecer á los necesitados, no viendo al lado mío más que personas que se doblaban como cañas, ni oyendo más que voces de adulación que me aturdían? ¿Qué había de hacer yo?... Pónganse en mi caso..."


(Anverso y reverso de una moneda de 20 reales de Isabel II, obsérvese la inscripción "Isabel II por la Gracia de Dios y la Constitución")

sábado, 23 de octubre de 2010

La Sífilis ¿El mal español?

La sífilis es una enfermedad infectocontagiosa producida por la bacteria Treponema Pallidum. Su nombre fue acuñado por el cirujano y poeta italiano Girolamo Fracastoro, en su poema Syphilis sive morbus gallicus (‘sífilis o el morbo francés’) en 1530, en el que un pastor, llamado Siphilus, fue castigado por el dios Apolo a contraer la enfermedad por desafiarle. La palabra sífilis proviene del griego: Siph (cerdo) y philus (amor). Históricamente ha recibido un gran número de acepciones, según se “odiase” al país vecino:
  •  al principio en Italia se la conocía como «mal napolitano»;
  •  debido a la epidemia en el ejército francés, se lo conocía en Inglaterra como morbus gallicus (morbo gálico o enfermedad francesa);
  •  «mal caribeño», «mal francés» y «mal portugués» (en España);
  •  «mal español» (en Portugal);
  •  «enfermedad española» (en los Países Bajos, en aquella época parte del imperio español);
  •  «enfermedad polaca» (en Rusia);
  •  «enfermedad cristiana» (en Turquía);
  •  «enfermedad británica» (en Tahití);
  •  «morbo francés» en Italia y Alemania durante el Renacimiento;
  •  «morbo italiano» en la Francia renacentista;
  •  «morbo chino» en el Japón de la era Sengoku.
 (Treponema pallidum)

La enfermedad se puede transmitir por contagio sexual, por transmisión congénita (de madre a hijo, ya sea por la placenta o en el momento del parto) y, en la época actual, también por el uso compartido de jeringuillas. Se la conoce como la “gran simuladora” por tener un espectro de signos y síntomas muy amplios, que pueden evolucionar durante años si no se tratan, y que se puede dividir en 4 etapas: 
1. Sífilis primaria: la aparición del chancro (úlcera genital indolora): de 10 días a 3 meses. Muy contagioso. Desaparece sin tratamiento, pero entonces, la enfermedad evoluciona a la fase secundaria. 
2. Sífilis secundaria: se caracteriza por erupciones en la piel, inflamación de los ganglios (“bubones”), lesiones en las membranas mucosas, puede haber fiebre, fatiga intensa y alopecia. También desaparece sin tratamiento, pero entonces pasará a la siguiente fase (sífilis latente)
3. Sífilis latente: Esta es la fase asintomática, que puede durar años 
4. Sífilis terciaria o tardía: En esta fase avanzada la sífilis puede afectar posteriormente órganos internos como el cerebro, los nervios, los ojos, el corazón, los vasos sanguíneos, el hígado, los huesos y las articulaciones. Los signos y síntomas de la fase terciaria de la sífilis incluyen dificultad para coordinar los movimientos musculares, parálisis, entumecimiento, ceguera gradual y demencia (es característica la megalomanía). El daño puede ser grave y causar la muerte.
 

 (Arriba : Chancro, abajo : Sífilis secundaria)

La sífilis es una enfermedad con mucha historia. En la antigüedad, Hipócrates, en su obra “Epidemias”, describió epidemias de sífilis y viruela en el siglo V antes de nuestra era: “el mal se fijaba en las partes vergonzosas, en los pies y en las manos”. En tiempos del Emperador Tiberio, Celso describe: “si sobreviene un tumor en la ingle, acompañado de fiebre (cuya causa no se manifiesta), tiene una úlcera en la vulva”.En la Edad Media y el Renacimiento, las malas condiciones higiénicas en Europa favorecieron epidemias de sífilis. En aquellos tiempos se decía que “había que apartar a los leprosos de la sociedad”, puesto que se confundían las lesiones sifilíticas con las que aparecían en la lepra. Ya en el siglo XII, como constancia de que había enfermedades transmitidas por la vía sexual Alain de Lisle habló de lesiones que eran consecuencia de placeres carnales. En 1502, un médico español, Juan Almenar, reconoció el modo de transmisión haciendo una excepción para los clérigos, que se contagiaban “por una corrupción del aire”, y Paracelso (1546) escribió: “el venéreo se debe al comercio impuro de un caballero con una cortesana que tenía bubones”.
 ¿Y qué ocurrió en la época del Descubrimiento de América? Existen 3 hipótesis respecto del origen de la sífilis: su origen en el Nuevo Mundo, la mutación de otras treponematosis ya presentes en Europa y el transporte desde el Viejo al Nuevo Mundo. En Marzo de 1493 al llegar Colón al Puerto de Palos de su primer viaje, se dirigió a Sevilla y de allí cruzó toda España para llegar a Barcelona. Ya existía en España una enfermedad endémica conocida por el nombre de bubas. Al regresar de su tercer viaje con uno de sus tripulantes, Pedro Magarit, éste había adquirido la sífilis en la isla “La Española” (isla de Santo Domingo). La enfermedad fue reconocida a su vuelta porque ya se conocía en España. Por otra parte, el capellán de Hernán Cortés escribió: “Los naturales de la isla La Española están todos infestados del venéreo, y por este motivo, los españoles que tuvieron relaciones con mujeres indias no tardaron en adquirir una enfermedad tan contagiosa como cruel”. Rothschild y colaboradores publicaron en el año 2005 un artículo en la revista médica Clinical Infectious Diseases. En dicho artículo, analizan numerosos esqueletos europeos y americanos de la época precolombina, demostrando en muchos esqueletos americanos, la presencia de lesiones óseas de origen claramente sifilítico, a diferencia de algunos escasos esqueletos europeos, orientando dicho hallazgo a una presencia endémica escasa en Europa. Por tanto, queda claro que la enfermedad ya estaba presente en América antes de la llegada de Colón, y, aunque no queda clara su presencia en Europa, dadas las numerosas referencias antes comentadas, la teoría actual sugiere que la sífilis epidémica es el resultado de una mutación de la sífilis endémica y que la llegada de Colón fue una coincidencia.
 En 1905 Schaudin y Hoffman descubrieron el agente etiológico de la enfermedad. En 1913, Hideyo Noguchi —un científico japonés que trabajaba en el Instituto Rockefeller— demostró que la presencia de la espiroqueta Treponema pallidum (en el cerebro de un paciente con parálisis progresiva) era la causante de la sífilis.Desde el siglo XIV se han probado numerosos tratamientos, algunos ineficaces (como el uso del guayaco), otros muy tóxicos o difíciles de administrar (mercurio, derivados del arsénico, sulfamidas), hasta la actualidad, siendo la Penicilina y sus derivados y la Azitromicina, el tratamiento de elección, el cual es curativo si se administra a tiempo.


“Ilustres sifilíticos”: Clave: S (caso sospechado); (muerto de sífilis).

Gracias especiales a la colaboradora : Dra. Raquel Monsalvo (Especialista en Medicina Interna)

jueves, 21 de octubre de 2010

El manifiesto de Los Persas

"Era costumbre en los antiguos Persas pasar cinco días en anarquía después del fallecimiento de su Rey, a fin de que la experiencia de los asesinatos, robos y otras desgracias les obligase a ser más fieles a su sucesor. Para serlo España a V. M. no necesitaba igual ensayo en los seis años de su cautividad, del número de los Españoles que se complacen al ver restituido a V. M. al trono de sus mayores, son los que firman esta reverente exposición con el carácter de representantes de España; mas como en ausencia de V. M. se ha mudado el sistema que regía al momento de verificarse aquélla, y nos hallamos al frente de la Nación en un Congreso que decreta lo contrario de lo que sentimos, y de lo que nuestras Provincias desean, creemos un deber manifestar nuestros votos y circunstancias que los hacen estériles, con la concisión que permita la complicada historia de seis años de revolución."

(Manifiesto de Los persas)

Así comenzaba el conocido como “Manifiesto de los persas” que trataba de justificar el absolutismo tras la victoria española sobre Napoleón. Por medio de este manifiesto, se solicitaba a Fernando VII (conocido entonces como “el deseado”) la abolición de la constitución de Cádiz de 1812 y el retorno al Antiguo Régimen. Al volver a España desde el Exilio, Fernando VII no quiso seguir el camino marcado por la Regencia. Al entrar en Valencia el 16 de abril de 1814 le esperaban un representante de la Regencia con parte del texto de la constitución y un diputado con este manifiesto.

Usando este texto de apoyo, el 4 de abril de 1814 Fernando VII decretaba el restablecimiento del absolutismo y anulaba así la primera constitución de la historia de España.

(Fernando VII)

 “[…] declarar aquella constitución y tales decretos nulos y de ningún valor y efecto, ahora ni en tiempo alguno, como si no hubieran pasado jamás tales actos, y se quitasen de enmedio del tiempo, y sin obligación en mis pueblos y súbditos, de cualquiera clase y condición, a cumplirlos ni guardarlos.”


Esta constitución de 1812 (conocida popularmente como “La Pepa” por haberse aprobado el día de San José) volvió a estar vigente durante el Trienio Liberal (1820-1823), cuando el teniente coronel Rafael del Riego dio un golpe de estado obligando a Fernando VII a jurar la constitución Española. 
 
 (General Riego)
 
Este periodo acabaría con la entrada del apoyo francés establecido por los acuerdos de la Santa Alianza. Francia mandó en apoyo de Fernando VII un regimiento (conocido como los cien mil hijos de San Luis) encabezado por el duque de Angulema. Riego terminó siendo ahorcado y Fernando VII volvió a implantar el absolutismo.

Gracias especiales al colaborador : Isaac Valero Sevilla.

 


lunes, 18 de octubre de 2010

El baile de San Vito

En julio de 1518, una mujer conocida como Frau Troffea se adentró en una estrecha calle en Estrasburgo, Francia, y comenzó un baile que duró entre cuatro y seis días. A finales de esa semana, otras 34 personas se habían sumado a ella y en un mes ya eran 400 las que bailaban y brincaban al unísono... Para finales de ese verano, decenas de personas habían muerto de ataques al corazón, derrames cerebrales y puro agotamiento debido a ese "bailar sin parar días y días seguidos"...


Conocido como el "Baile de San Vito", durante siglos, este extraño acontecimiento, conocido también como el "baile de la peste" o la epidemia de 1518, ha dejado perplejos a los científicos que han intentado encontrar una causa para este baile espontáneo y sin sentido, incluso mortal en última instancia. El historiador John Waller, autor del libro, "Tiempo para morir: La Extraordinaria Historia de la plaga de baile de 1518" estudió la enfermedad y, al parecer, resolvió el misterio...
"Que este hecho histórico ocurrió es indiscutible", dijo Waller. Explicó que los registros históricos que documentan las muertes por “baile”, como señalaban los médicos, los sermones de la catedral, las crónicas locales y regionales, e incluso las notas emitidas por el Ayuntamiento de Estrasburgo durante el apogeo de la epidemia, no dejaban lugar a dudas de lo que allí sucedía...
"Eran simplemente temblores, agitación o convulsiones; aunque sus brazos y piernas se movían como si estuvieran bailando a propósito", dijo.

Antes de la epidemia hubo una serie de hambrunas, como resultado de amargos inviernos fríos, veranos abrasadores, las heladas y tormentas de granizo que arrasaban los cultivos..., lo que llevó a la desnutrición de muchas personas que se vieron obligadas a matar a todos los animales de sus granjas, pedir préstamos y, por último, salir a las calles pidiendo limosna...
La viruela, la sífilis, la lepra, e incluso una nueva enfermedad conocida como "el sudor Inglés" se extendió por toda la zona. Una de las teorías era que podía ser causado por el Cornezuelo de Centeno, pero rápidamente la descartaron.

Las cuestiones culturales influyeron en este comportamiento colectivo; como las supersticiones existentes, los miedos y las creencias que rodeaban el entorno social... Todo esto era un excelente caldo de cultivo para que se iniciara este tipo de inconsciente acción colectiva. Al parecer, no era ni más ni menos que un estado de trance involuntario, alimentado por el estrés psicológico, cuyo resultado lo podemos ver en que afectó solamente a los grupos sujetos a graves dificultades sociales y económicas...
Hubo al menos otros siete brotes de la epidemia de baile que tuvieron lugar en la Europa medieval, sobre todo en los alrededores de Estrasburgo. En la historia más reciente, se produjo un brote importante en Madagascar en la década de 1840, en los que "la gente bailaba salvajemente, en un estado de trance, convencidos de que estaban poseídos por espíritus"


Aunque quizás el caso más extraño documentado de enfermedad masiva fue la epidemia de risa Tanganica de 1962. Un artículo publicado al año siguiente en el Diario de Medicina de África Central describió lo que pasó:
Como resultado de una broma entre los estudiantes en un internado de Tanzania, las jóvenes se echaron a reír incontroladamente. Al principio hubo arranques de risa, y luego se extendieron por horas y días...
Las víctimas, casi todas mujeres, sufrían dolores, desmayos, problemas respiratorios, erupciones cutáneas y ataques de llanto; todo los síntomas relacionados con la risa histérica. Demostrando el viejo adagio de que la risa puede ser contagiosa, la epidemia se propagó a los padres de los estudiantes, así como a otras escuelas y las aldeas circundantes. Dieciocho meses pasaron antes de que la epidemia de risa terminase...

La plaga del baile nos dice mucho sobre el el extraordinario “sobrenaturalismo”  que habitaba en la Edad Media, pero también revela los extremos a que el miedo y la irracionalidad nos puede llevar. Y la verdad es que, hay pocas cosas que nos sorprendan ya de la mente humana...

En la actualidad, se sabe que "el baile de San Vito" o "corea de Sydenham" es un proceso autoinmune de origen infeccioso, y se debe a una reacción inflamatoria tardía de los vasos del sitstema nervioso a la fiebre reumática, producida por la bacteria Streptococcus pyogenes, y que característicamente, también afecta a las válvulas cardiacas, articulaciones y a la función renal. No debe confundirse con el "corea de Huntington", que es una enfermedad hereditaria e incurable en el momento actual. El "baile de San Vito" es ahora una afección muy poco frecuente, dado el uso precoz del tratamiento antibiótico, y el pronóstico suele ser bueno en el plazo de unos meses.

En cuanto al curioso nombre de esta enfermedad, se debe a que los pacientes se ponían bajo la advocación de San Vito, que es un Santo Auxiliador. Si el mal no remitía, los afectados eran acusados de estar poseídos, y muchos terminaron en la hoguera

Fuente: Discovery Channel
y Dra. Monsalvo (Especialista en Medicina Interna)

domingo, 17 de octubre de 2010

6000 Años abrazados

El fuerte vínculo afectivo fue el origen de un insólito enterramiento neolítico. Se trata de dos individuos abrazados, pertenecientes a una necrópolis en San Fernando, que acaban de datar hace seis mil años.

Un enterramiento «extraordinario desde un punto de vista emocional». Así califica Eduardo Vijande Vila, director de la actividad arqueológica urgente de Campo de Hockey de San Fernando (Cádiz), el hallazgo en el interior del cementerio de un poblado neolítico. La rareza estriba en que los dos individuos que han aparecido en la fosa simple se encuentran frente a frente y con los miembros inferiores y superiores entrelazados. Éste es el motivo por el que se conoce popularmente como el de «los enamorados» y constituye uno de los pocos casos de «abrazo» conocidos, junto al de los «amantes de Valardo», descubierto en la localidad italiana de Mantua en 2007.


Las últimas investigaciones realizadas señalan que este enterramiento tiene una datación absoluta de unos seis mil años. El estudio antropológico preliminar, realizado in situ por la antropóloga Mila Macías, revela que el individuo depositado a la derecha corresponde a un adulto con una edad dental estimada entre 35-40 años, cuyo sexo está pendiente de confirmar a través del estudio antropomórfico y antropométrico, mientras que el de la izquierda corresponde a una niña de unos 12 años. «No hay duda acerca de la intencionalidad por parte de los que efectuaron el enterramiento de que hubiese contacto físico entre ambos individuos, debido a que debió existir entre ellos un fuerte vínculo afectivo», asevera Eduardo Vijande.

Las hipótesis acerca de cuál es el origen de ese vínculo son muchas. Podrían ser familia o ser efectivamente una pareja («en muchas tribus actuales con una edad similar —12, 14 años— ya se considera una mujer», aclara el director de la actividad arqueológica). El rastro de ADN podría aportar luz en este sentido. A pesar de que las analíticas son caras y complicadas con esta cronología, el hecho es que la datación que se acaba de realizar se ha efectuado sobre colágeno de uno de los individuos, precisamente de donde se extrae el ADN, por lo que «puede haber cantidad suficiente para realizar un estudio», indica este especialista.


La extracción de este enterramiento fue realizada en bloque por restauradores con el fin de evitar su separación y contribuir a su conservación. Se prevé que su exposición en el Museo Histórico Municipal de San Fernando sea una realidad durante este año, aunque están pendientes de la última fase de restauración y de las obras en la sala de prehistoria que está llevando a cabo el recinto.

Futuras investigaciones Eduardo Vijande afirma que se trata de un enterramiento excepcional desde el punto de vista emotivo, pero que lo realmente interesante desde la óptica científica es el hallazgo de la «espectacular» necrópolis. Tanto por sus dimensiones (pudo llegar a tener 300 enterramientos), como por el estado de conservación de los restos como por la diversidad de estructuras de enterramiento localizadas. En este sentido, los protagonistas de este abrazo forman parte de una estructura circular de unos dos metros de diámetro. «El espacio principal, caracterizado por una mayor monumentalidad, acoge a dos individuos. A su derecha se encuentran esta fosa junto a otras de adultos. A la izquierda 19 niños, cuyas edades oscilaban entre uno y siete años», aclara el director de la actividad arqueológica.


Despues de su datación, Eduardo Vijande señala que lo siguiente es el estudio antropológico, también la paleodieta, las enfermedades... Y las desigualdades sociales, ya presentes en el periodo neolítico. Las grandes tumbas acompañadas de ajuares coexisten con otras de estructura mucho más sencilla.
Fuente : CELIA FRAILE - ABC y gracias también a Esto es Hispania http://estoeshispania.blogspot.com

sábado, 16 de octubre de 2010

El Doncel de Sigüenza

"Aqui yaze Martín Vásquez de Arze / cauallero de la Orden de Sanctiago / que mataron los moros socor/riendo al muy illustre señor duque del Infantadgo su señor a / cierta gente de Jahén a la Acequia / Gorda en la vega de Granada / cobró en la hora su cuerpo Fernando de Arce su padre / y sepultólo en esta su capilla / ano XCCCCLXXXVI. Este anno se / tomaron la cibdad de Lora, las / villas de Yllora, Moclín y Monte / frío por cercos en q. padre y / hijo se allaron.".

Este es el epitafio la lápida funeraria situada sobre la famosa estatua del Doncel de Sigüenza, una de las más bellas y misteriosas que podemos contemplar en España.


Los padres de Martín Vázquez de Arze fueron D. Fernando de Arce y Doña. Catalina Vázquez se Sosa. Su padre fue un personaje importante, comendador de Montijo y secretario de D. Diego Hurtado de Mendoza, primer Duque del Infantado. Por lo que D. Martín debió recibir educación y formación militar en la corte palaciega y literaria de Guadalajara donde el Duque tenía su residencia.

Formado en las artes, las letras y las armas, ejerció como paje del primer duque del Infantado, acompañando a las tropas castellanas en diversas campañas guerreras. En plena reconquista En el mes de julio de 1486, en la Vega de Granada y luchando a las órdenes del Duque del Infantado junto con su padre D. Fernando de Arce, contando con 26 de edad, cayó en una emboscada tendida por los árabes en las fangosas tierras de la vega granadina, donde fue alcanzado por las espadas islámicas.


En aquella batalla murieron o fueron heridos muchos cristianos tanto de la soldadesca más baja como de importantes señores como es el caso de Don Martín. Recobrado el cuerpo por su padre, al parecer fue enterrado en Los Partidores, junto a la Acequia Gorda, pero sus mismos padres piden licencia para trasladar el cuerpo a la ciudad de Sigüenza,así en 1491 Los padres del Doncel traen los restos de D. Martín a su Capilla de la Catedral de Sigüenza y otorgan testamento a favor de su hijo primogénito D. Fernando, Prior de Osma, y de su nieta Doña Ana, la hija del Doncel, así como a su propia hija Doña Mencía a quienes dotan generosamente.

Poco después el hermano del fallecido, ya por entonces dedicado a la vida religiosa, acabaría por encargar el sepulcro que ahora contemplamos, una obra que podemos enmarcar dentro de la escultura funeraria de los últimos momentos del gótico, aunque algunos elementos preludian ya, como veremos, los gustos renacentistas que acabarán triunfando algo más tarde en toda la Península. No conocemos documentalmente, en todo caso, el nombre del autor de esta obra, aunque suele darse por seguro que debió realizarse en el taller del escultor toledano Sebastián de Almonacid.
 
(Catredral de Sigüenza, siglo XII, donde se encuentra enterrado el Doncel)

La tumba, situada en  una de las capillas funerarias de la catedral de Sigüenza, se dispone bajo un arco de medio punto abierto en la pared, en cuya parte superior hallamos pinturas que muestran escenas de la pasión de Jesús, mientras que en los laterales aparecen esculturillas de los apóstoles Santiago y San Andrés, patronos del linaje. Más abajo, una decoración de grutescos enmarca la lápida funeraria con el texto al que ya nos hemos referido antes. La sepultura en sí misma consta de dos elementos, realizados ambos en alabastro. El inferior es un sarcófago sostenido por tres esculturillas de leones y en cuyo centro dos jóvenes pajes nos muestran el escudo de armas del infortunado joven. El segundo elemento, y principal, es la estatua funeraria del fallecido, a quien no se representa yacente, sino recostado sobre una ramo de laureles que viene a simbolizar aquí el carácter heroico del joven guerrero.
 
 (Castillo de Sigüenza, ciudad del Doncel)
Martín Vázquez de Arce, el famoso doncel, que esboza una levísima sonrisa, se nos muestra vestido de armadura completa, con capa corta y cota de malla bien visible, cubierta su cabeza con un capacete de cuero. En el pecho lleva la cruz de la Orden de Santiago pintada en rojo y de su cinto pende una larga daga. Tanto el cabello como la cota de malla se han oscurecido para dar más realismo a la representación. A los pies encontramos otras dos figuras: un león (que vendría a simbolizar la resurrección) y otro paje, apoyado sobre el casco, en este caso en actitud doliente, una clara alusión al propio dolor de la familia ante la muerte del joven guerrero. Se ha afirmado también que el hecho de que la estatua presente las piernas cruzadas es una referencia a su carácter de cruzado que muere guerreando contra los enemigos de la fe cristiana.

Pero lo que individualiza a este Doncel es que en sus manos muestra un libro abierto, lo que, en primera instancia vendría a casar mal con su propia indumentaria militar. Se ha especulado mucho respecto a cuál debería ser este libro que el doncel parece leer con atención y, obviamente, se ha apuntado a que pudiera tratarse de la propia Biblia o de cualquier otra obra de carácter religioso. La iconografía habitual durante la Edad Media reserva los libros a personajes eclesiásticos, por lo que su uso en este caso puede considerarse una innovación, relacionada con el aumento de la literatura profana desde la crisis bajomedieval y la invención de la imprenta, aunque la difusión de la lectura que trajeron los libros de caballerías es posterior.  Sin embargo, lo que resulta interesante es la combinación de la representación militar del fallecido con este interés por la lectura, propio de un hombre de formación humanística. En realidad, estamos ya ante una característica más propia del Renacimiento que de la época gótica, con su ideal de combinación de armas y letras en la figura del cortesano, aun en este caso, fallecido de manera prematura.
 

Más de quinientos años lleva aquí, quieto, leyendo sin moverse el mismo libro. Ya a fines del siglo XV había quien sentía amor por los libros (la imprenta llevaba entonces pocas décadas de existencia), hasta el punto de que, para enterrar a un guerrero, muerto en combate, se decidió hacerlo inmortal mostrándolo leyendo. Eterna lectura.

Gracias especiales a ENSEÑ-ARTE y a ciudadsegontia.com

miércoles, 13 de octubre de 2010

El cuidado a los desvalidos hace medio millón de años.

Hallados en Atapuerca los restos de un antepasado de los neandertales de 45 años con una grave minusvalía que demuestran que su comunidad ya atendía a los débiles

Se trata, esta vez, del anciano más antiguo jamás encontrado en todo el registro fósil. Vivió hace medio millón de años en la sierra de Atapuerca, tenía 45 años y sus condiciones físicas estaban tan mermadas que no habría podido sobrevivir por sus propios medios. Podría ser el mejor indicio que tenemos hasta ahora de que, hace 500.000 años, mucho antes de la aparición de homo sapiens, nuestra propia especie, las sociedades humanas ya estaban lo suficientemente avanzadas como para cuidar de los individuos más mayores y menos capacitados.

Estas son algunas de las conclusiones de un estudio recién publicado en la revista PNAS por un equipo de investigadores de Atapuerca formado principalmente por científicos del Centro UCM-ISCIII de evolución y comportamiento humanos de Madrid.


Analizando una cadera cuya descripción preliminar ya se publicó en 1999 (se trata de la famosa "Elvis", la pelvis mejor conservada de todo el registro fósil) y asociándola después a un fragmento de columna vertebral del mismo individuo, Alejandro Bonmatí, primer firmante del artículo y miembro del equipo que dirige Juan Luis Arsuaga, ha llegado a la conclusión de que los restos fósiles pertenecieron a un individuo senil y parcialmente discapacitado , ya que sufría una importante y dolorosa minusvalía que le impedía caminar erguido.

Los restos fósiles de este individuo (que no forman un esqueleto completo) han sido recolectados por separado a lo largo de cinco campañas de excavación, y proceden de uno de los yacimientos más prolíficos de todos los que hay en Atapuerca, la Sima de los Huesos, una pequeña cavidad a más de 30 metros de profundidad que se abre al fondo de una cueva de varios cientos de metros de longitud.

El precario estado de este hombre, el anciano más antiguo jamás encontrado en todo el registro fósil, ha obligado a los científicos a pensar que debió de recibir ayuda continua de los demás miembros de su grupo, ya que de lo contrario no habría logrado sobrevivir.

Se trataba de un varón muy corpulento de la especie Homo Heidelbergensis, antepasado de los neandertales, que padeció importantes enfermedades degenerativas desde mucho antes de morir, con más de 45 años de edad. Dichas enfermedades debieron producirle, según los investigadores, intensos dolores en las zonas lumbar y pélvica que le obligaban a caminar encorvado y, probablemente, a utilizar un bastón para mantenerse erguido. Debido a sus condiciones físicas, este individuo no estaba en condiciones de cazar ni seguramente de llevar a cabo otras tareas útiles para su comunidad.

 (Homo Heidelbergensis)

Lo cual ha llevado a los investigadores a la conclusión de que, además de alimentación, el anciano debió también de recibir ayuda para seguir el ritmo de la marcha de su gente, un grupo de cazadores nómadas que se desplazaban junto a las manadas de herbívoros de los que se alimentaban.

Un tipo de conducta social de ayuda a los más desvalidos de la que existen muy pocos indicios para épocas tan remotas pero sobre la que en Atapuerca ya se ha encontrado más de una prueba. En efecto, hace ya dos años (en marzo de 2009) se publicó un estudio que demostraba que un niño con el cráneo deforme, de entre 5 y 10 años (que los científicos bautizaron como Benjamín) y que pertenecía a la misma especie y época del anciano, fue cuidado y mantenido con vida todo el tiempo posible por sus congéneres.

Fuente : ABC - Ciencia


martes, 12 de octubre de 2010

Se descubre una nueva obra de arte


«El vino en la fiesta de San Martín», de Bruegel el Viejo.

Manfred Sellink, el máximo especialista en Bruegel el Viejo, espera que el Estado español pueda hacerse con «El vino en la fiesta de San Martín». «Estoy muy contento de que el Prado pueda quedarse el cuadro», afirma por teléfono, con clara excitación en la voz, quien es director del Museo de Brujas y, por tanto, consciente de la importancia de los museos para el acceso público a las obras de los grandes maestros.
Autor de la gran obra de referencia sobre este pintor flamenco del siglo XVI —«Bruegel. The complete paintings, drawings and prints», de 2007—, Sellink ya analizó la pintura varias veces cuando estaba en posesión de su anterior propietario y a finales del año pasado fue llamado al Museo del Prado.


«Es una obra que conozco bien y no hay duda sobre la autoría. Ha sido difícil de comprobar, porque la firma había sido cubierta, pero ya antes de que ésta apareciera la composición y la técnica indicaban la mano de Bruegel. La fecha no puede verse bien, pero en mi opinión data de 1565 o 1566», comenta Sellink, quien cataloga 43 obras como pintadas por el genio flamenco, a las que ahora hay que añadir «El vino en la fiesta de San Martín», que es la más grande en tamaño. Considera el hallazgo del Prado como «uno de los mayores descubrimientos en el mundo de la pintura en los últimos veinte o treinta años». A su juicio se trata de una pieza «magnífica, de extrema alta calidad, no tanto por su estado de conservación, que podía ser mejor, sino por la pintura en sí misma, por cómo está pintada la gente, especialmente la expresión de sus caras, y también por la composición, que es realmente muy compleja, todo además muy propio de este pintor».
El motivo de la escena escogida, las celebraciones populares en la fiesta de San Martín, es algo muy repetido entre los artistas flamencos de mediados del siglo XVI, según explica Sellink. Cuenta que había aparecido un documento del siglo XVII que se refería al cuadro de Bruegel pero se había dado por desaparecido hasta ahora.  



Actualización : (20/10/2010)


Finalmente la obra ha sido adquirida por el Museo del Prado por 7 millones de euros.
Hay que recordar que «El vino en la fiesta de San Martín» se suma a las cuarenta obras autógrafas reconocidas del artista flamenco en todo el mundo. Es, además, la de mayor tamaño que se conserva del maestro (1,48 por 2,70 metros). La obra perteneció a la colección del IX duque de Medinaceli, que probablemente la adquirió en Italia (fue embajador en Roma y virrey en Nápoles). «El vino en la fiesta de San Martín» lleva desde noviembre de 2009 en el Prado.

Fuente: ABC - Cultura.

jueves, 7 de octubre de 2010

El asedio de Numancia

Año 133 a.C., cuatro mil soldados celtíberos, sus mujeres y sus hijos se mueren de hambre tras las murallas de su ciudad, Numancia. Rodeados por 60.000 mil legionarios romanos al mando del general Escipión tienen todas las de perder, pero ¿cómo habían llegado a esa situación?”

Numancia, ciudad de los Arévacos, (tribu prerromana perteneciente a la familia de los celtíberos), situada entre el sistema Ibérico y el valle del Duero. Era ya una de las pocas ciudades que aún permanecían independientes pues ya los romanos habían conquistado y sometido gran parte de la península.
El año 153 a. C., los habitantes de Segeda, capital de los Belos (otra tribu prerromana), dilataba el envío de soldados para servir en el ejército romano, se negaba a pagar impuestos al tiempo que ampliaba las fortificaciones, iniciando la construcción de una nueva muralla. El Senado mandó al cónsul Fulvio Nobilior con un numeroso ejército de 30.000 soldados; el hecho de que se empleara un contingente tan grande hace pensar que se buscaba un objetivo más importante que el de castigar a la pequeña ciudad. La llegada de este gran ejército obligó a los segedenses a abandonar sus casas y sus pertenencias y a refugiarse en territorio de los arévacos, a los que pidieron que mediaran en el conflicto, lo cual no dio ningún resultado. Así, los arévacos  se aliaron con los segedenses y, con el caudillo segedense llamado Caro como jefe, se enfrentaron a las tropas romanas, derrotándolas y ocasionando más de 6.000 bajas entre los romanos, pero también la muerte del mismo Caro.
 Soldado Ibero, los arévacos llevarían un armamneto muy similar.

Por aquel entonces Los Arévacos disponían de unos 20.000 soldados a pie y 5.000 jinetes. Las fuerzas de Roma con Fulvio Nobilior comandándolas, empezaron entonces el asedio a la ciudad, para lo que contaba además de con su ejército, con 10 elefantes que el rey númida Masinisa, aliado de Roma, le había enviado.
Estos elefantes fueron los que decantaron la balanza, pues aunque en un principio aterrorizaron a los soldados defensores de Numancia que nunca habían visto semejantes bestias, consiguieron herir a una de ellas que enfurecida se volvió contra sus propias filas sembrando el caos entre las organizadas filas romanas, esto fue aprovechado por los arévacos para atacar e infringir una severa derrota a los romanos con más de 4000 bajas.
Ante esto Roma compró la paz a base de grandes sumas de dinero pues no podía con tantos frentes abiertos, recordemos que Viriato y los Lusitanos también espoleaban al poder de Roma. Esta fue la política que siguieron hasta el 141 ac. 
 Los elefantes no consiguieron atemorizar a los Numantinos.

En este año, el nuevo cónsul Quinto Pompeyo Aulo, intentó de nuevo el sometimiento de los rebeldes, pero lo único que consiguió fue estrellarse contra las murallas de Numancia y Termancia. Popilio Laenas, el cónsul que le suicedó, atacó en 139 a. C.  Numancia, pero tras ser derrotado decidió saquear los campos de cereales de los vacceos para justificar su actividad militar. La ineptitud militar llegó a su punto más alto con Cayo Hostilio Mancino en el 138 a. C., quien atacó a Numancia con más de 20.000 hombres, y al retirarse fue rodeado por los numantinos, menos de 4.000, y tuvo que capitular para salvar su vida y la de los soldados. Los numantinos se limitaron a desarmar al ejército romano a cambio de la paz. Como castigo, la propia Roma le devolvió desnudo con las manos atadas a la espalda ante las murallas de Numancia para que los arévacos hicieran lo que quisieran con él.

La suerte que corrió Mancino, hizo que los posteriores cónsules se lo pensaran mucho e incluso desistieran de volver a atacar en muchos años este reducto rebelde.

Finalmenre Roma se reorganizó y quiso vengarse de tantas afrentas sufridas en el campo de batalla y pensó en enviar a su mejor soldado y estratega, Publio Cornelio Escipión, nieto adoptivo del vencedor de Cartago, el otro Publio Cornelio Escipión "el Africano", y por eso le llamaban "El africano menor".
 Publio Cornelio Escipión,
Escipión comenzó, al llegar a la península, por someter al ejército allí desplegado a un durísimo entrenamiento. Desterró a todos los mercaderes, rameras, adivinos y agoreros, a quienes los soldados consternados en tantos infortunios daban demasiado crédito; expulsó a los criados, vendió carros, equipajes y acémilas, conservando las puramente necesarias; prohibió ir en bestia en las marchas. Poco después llegaba a su campamento el rey númida Yugurta con 15.000 hombres de refuerzo. Cuando tuvo moralizado a su ejército, sumiso y hecho al trabajo y a la fatiga, trasladó su campo cerca de Numancia, cuidando de no dividir sus fuerzas, como hicieron otros.

En octubre del 134 a. C., Escipión tomó posiciones enfrente de Numancia a la que no dio opción de pelear. Cauto y sagaz, Escipión concibió el plan de guerra de reducir, cercar y sitiar a los numantinos, hasta que faltos de fuerza se rindieran. Así, para quitarles apoyo y favor de otros pueblos, se dirigió primeramente contra los vácceos a quienes los numantinos compraban víveres, arrasó sus campos, recogió lo que pudo para la manutención de sus tropas y amontonando lo demás, le prendió fuego.

Comenzó un cerco estricto, construyendo primero fosos, empalizadas y terraplenes para proteger a sus soldados, además de levantar un muro de 9 km, de ocho pies de ancho y diez de alto, con torres a 30,85 m de distancia unas de otras, que rodeaban la ciudad y que estaba vigilado por siete campamentos. Las torres contaban con catapultas, ballestas y otras máquinas; aprovisionó las almenas de piedras y dardos, y en el muro se instalaron arqueros y honderos. También utilizó un sistema de señales, muy desarrollado para la época, que permitía trasladar tropas a cualquier lugar que pudiera estar en peligro.
 Numancia y sus defensas

Para terminar el cerco, selló el rio Duero por donde los sitiados recibían tropas y víveres, levantó dos fuertes y atando unas vigas largas con maromas, desde el uno al otro, las tendió sobre la anchura del río. Comentan los historiadores "En estas vigas, había clavado espesos chuzos y saetas, las cuales, dando vueltas siempre con la corriente, a nadie dejaban pasar, ni a nado, ni buceando, ni en barco, sin ser visto." (Aún hoy es posible distinguir restos de aquellos campamentos romanos.)

En total eran más de 60.000 soldados, entre los que figuraban gentes del país, más los arqueros y honderos correspondientes a doce elefantes (que actuaban como torres móviles) que trajo Yugurta, contra apenas 8.000-10.000 numantinos sitiados. Sólo un numenatino, Retógenes el Caraunio, con algunos compañeros y algo de caballería, pudo burlar este cerco para pedir ayuda a las ciudades vecinas, de las que únicamente Lutia se mostró dispuesta a socorrer a la ciudad, lo que acarreó una terrible venganza de Escipión sobre los lutiakos, les cortó las manos a todos los varones de la ciudad para que no pudieran servir en el combate.

Tras quince meses de asedio la ciudad cayó, vencida por el hambre, en el verano del 133 a. C.  Sus habitantes prefirieron el suicidio a entregarse e incendiaron la ciudad para que no cayera en manos de los romanos.
 Caida final de la ciudad

Escipión capturó a 50 supervivientes para que le acompañasen en su triunfo a Roma y el resto los vendió como esclavos. También Escipión castigó duramente a las ciudades cercanas que parecían colaboracionistas y finalmente arrasó completamente la ciudad de Numancia, sin esperar la decisión final del Senado. Una vez acabada esta campaña militar, Escipión regresó a Italia donde le fue concedido el triunfo que celebró en Roma en el año 132 a.C. La destrucción de Numancia terminó con las guerras celtibéricas, que habían supuesto unos enormes gastos para el Estado romano. Para entonces, Numancia ya se había convertido en leyenda.

La actitud de los numantinos impresionó tanto a Roma que los propios escritores romanos ensalzaron su resistencia. Autores como Apiano se admiran del afán de libertad de estas gentes y destacan el hecho de la importante resistencia de este pueblo sobre las legiones romanas, con unos escasos medios y posibilidades. También el historiador Floro considera que aunque Numancia era inferior respecto a su poderío en relación con ciudades como Cartago, Capua o Corintio, era equiparable a ellas por su fama y valor, ya que con escasos medios resistió sola, durante once años ante un importante ejército enviado por Roma.
Esta lucha ha dejado huella en la lengua española, que acoge el adjetivo "numantino" con el significado: "Que resiste con tenacidad hasta el final, a menudo en condiciones precarias", según la Real Academia de la Lengua.
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