España Vista por los españoles :
Hasta ahora hemos conocido la visión que los europeos han tenido de nuestro país a lo largo de la historia. Vamos a ver ahora de qué forma ha influido sobre los españoles esta visión, casi siempre negativa, que se ha ofrecido. Nos adentraremos en el estudio de dos posturas: aquella que ensalza sin ningún rigor la historia y características de España y que denominamos leyenda rosa, y aquella que ejerce una autocrítica, reconoce los errores y se plantea una forma de superarlos.
Se advierte que, en ocasiones, la exaltada alabanza se entrecruza con visiones desencantadas y amargas. En cualquier caso, mostraremos que, para bien o para mal, España ha preocupado obsesivamente a los españoles.
(Los Reyes Católicos conquistaron Granada en enero de 1492, tras diez años de guerra con los musulmanes. La conquista de Granada supuso la uniformidad religiosa del territorio español, aunque la presencia cultural musulmana continuó a través de los moriscos, musulmanes convertidos en cristianos nuevos, que serían definitivamente expulsados en 1609. La Rendición de Granada, cuadro de Pradilla. Te recomiendo pinchar sobre la imagen para ver la obra en detalle)
La Leyenda Rosa :
Ante las continuas acusaciones que se recibían desde el exterior, algunos españoles adoptaron una posición defensiva y radicalmente contraria. De este modo, crearon una España en la que sólo existían aspectos positivos e idealizadas exaltaciones de lo hispánico. En ocasiones eran fiel reflejo de la versión oficial que interesaba difundirse desde el poder, pero otras veces surgían de la pluma de escritores que no tenían ninguna vinculación con la monarquía.
La leyenda rosa española en los siglos XVI y XVII se proyectó en dos grandes direcciones: la encendida defensa de la cultura hispánica y la aprobación de la actuación política española justificando el Imperio y, en íntima conexión, alabando los caracteres hispanos.
(Con la conquista de América por los españoles llegó también la evengelización. El padre Bartolomé de las Casas fue el precursor de lo que podríamos llamar el movimiento anticolonialista que culminó en el independentismo de las colonias respecto a las metrópolis en los siglos XIX y XX. La evangelización española en América, no sólo incidió en los aspectos religiosos, sino que supuso un fenómeno de aculturación de gran trascendencia.)
La glosa de la cultura hispánica que desde Lebrija se identificaba con la lengua castellana, encontró su más apasionada manifestación en el siglo XVI en la obra de Alfonso García de Matamoros "Apología de Adserenda hispanorum eruditione seu de viris hispaniae doctis enarratio", publicada en 1553. Muchos otros autores basaron sus obras en la idea de la superioridad de la lengua española con respecto a las de los demás países. Damasio de Frías en su estudio crítico de las lenguas europeas, afirma:
“…nuestra lengua es tenida por dificultosa de las demás, pero muy grave, entera y articulada (…) no es tan blanda como la italiana, por las muchas vocales de aquélla, ni tan áspera como la francesa, por no sobrar en ella tantas consonantes y letras excusadas en la pronunciación y necesarias en el escribir…”
La defensa de la historia y de los caracteres hispánicos encontraron muchos apoyos. A finales del siglo XVI Pedro de Medina se manifestó en este sentido en su "Libro sobre las grandezas y cosas memorables de España" cuyo título es perfectamente indicador de su contenido.
(La presencia del ejército español en Flandes fue causa de grandes tensiones sociales. Los motines de este ejército generaron conflictos sociales como el saqueo de Amberes (1576), que constituyen uno de los peores recuerdos que de los españoles han conservado los holandeses, y que causó varios miles de muertos entre la población civil. En la imagen, arcabuceros españoles en Flandes.
En la imagen el "Socorro a Génova por el marqués de Santa Cruz", 1634. Madrid, Museo del Prado, pintado para serie de batallas del Salón de Reinos en el nuevo palacio del Buen Retiro)
La apelación al pasado glorioso por parte de un grupo de historiadores que contrapusieron al calificativo de Felipe II de “demonio del mediodía” el de Rey Prudente, abriría paso a la crítica del carácter de los demás pueblos europeos.
De este modo, Álamos de Barrientos considera a los flamencos como “indignos de perdón”; a los italianos, “mudables enemigos de cualquier Imperio que tengan sobre las cabezas y amigos del que no les posee”; y denostaba a los ingleses, “por lo que han robado y la secta que profesan”.
Fue, sin embargo, en el siglo XVII cuando la leyenda rosa se destacó con mayor fuerza. Juan Pablo Mártir Rizo en su "Norte de Príncipes" (1626) recalca:
“Los españoles son ejemplo que no padece excepción, pues siendo generalmente de estatura pequeña, la grandeza de su corazón es tan grande, que les da aliento, de forma que con su propio valor se han hecho dueños del mundo”
Las primeras manifestaciones de autocrítica :
Al lado de apasionadas defensas de los tópicos hispanos sin el más mínimo rigor y sombra de duda, algunos españoles desde los mismos orígenes de la Leyenda Negra expusieron sus temores y sus inquietudes e intentaron conocer con objetividad cuáles eran los límites y las culpas, que no han sido pocas, de España.
(Saavedra Fajardo (arriba) fue uno de los intelectuales de la España de Felipe IV (a la derecha) que contrariando los criteros del valido Conde-duque de Olivares defendió la idea de que la política española no podía seguir sosteniendo el papel mesiánico de garantía de conservación de la religión católica y que había que propugnar cierto repliegue pacifista)
Vamos a analizar aquellas posturas que tanto desde la posición conservadora como desde la perspectiva progresista se han planteado el tema de España como problema y han llegado en algún momento a anhelar una renovación.
Efectivamente, ya en el siglo XVI aparecieron manifestaciones de esta actitud. Martín de Azpilcueta a finales de siglo comentaba respecto al clásico enfrentamiento entre España y Francia:
“He visto entre españoles y franceses que muchos varones, aun eruditos y profundamente piadosos, sienten tal pasión por su pueblo y sus jefes, que no dudan a favor de ellos dar lo falso por verdadero y lo injusto por justo (…) Nadie debe ser odiado y condenado por el sólo hecho de que pertenece a otros países. Persuádanse de que los enemigos no deben ser aniquilados ni sus ciudades incendiadas o destruidas. Procuren más bien arrepentirse y restituir lo que ha sido mal acogido, dar satisfacciones por las injurias inferidas y hacer una paz verdadera con buenas condiciones…”
El filósofo Luis Vives por su parte se lamenta de la incultura española, y tampoco Huarte de San Juan tuvo una opinión más favorable de los españoles ya que consideraba que no eran aptos por naturaleza para el aprendizaje de la lengua latina.
(La afición a la bebida y la pasión por el juego quedaron claramente reflejados en numerosos cuadros de pintores como Murillo y Velázquez y, cómo no, en la novela picaresca. El triunfo de Baco es una pintura del español Velázquez, conservada en el Museo del Prado desde 1819. Es conocida popularmente como Los borrachos)
El modelo político imperial tampoco saldría mejor parado. El reinado de Carlos V se despidió con la publicación de tres obras en las que sus autores se manifestaban contrarios a la política del Emperador. El gobierno de Felipe II inmerso en una progresiva crisis económica también motivó continuas críticas. Arias Montano, aunque fue favorable a la ocupación de los Países Bajos, discrepó de los métodos utilizados:
“…tampoco aumenten los hombres sus dominios escudando su avaricia con el pretexto de propagar la religión ni se persuadan que les está permitido extender la piedad con las armas, invadiendo regiones extrañas…”
Saavedra Fajardo, que había rechazado airadamente las críticas que desde el extranjero se hacían a España, escribió en 1643 un libro muy interesante titulado:"Locuras de Europa". En esta obra, Saavedra considera absurda la obsesión imperialista:
“¿Qué sentido tiene que tantos expusiesen sus vidas, perdiendo con ellos sus mismas posesiones, porque ésta o aquella corona tuviese un palmo más de tierra?”
Fuentes :
García Cárcel, Ricardo; Mateo Bretos, Lourdes (1990). “La leyenda negra”. Madrid: Altamira.
Alvar, Alfredo (1997). “La leyenda negra”. Madrid: Akal.
Molina Martínez, Miguel (1991). “La leyenda negra”. Madrid: Nerea.
Pérez, Joseph (2009). “La leyenda negra”. Gadir.