Esta antigua y principal Orden se fundó allá por el año 1170 bajo el reinado de Fernando II de León. Algunas fuentes apuntan a que la Orden de Santiago fue creada a raíz de la victoria en la batalla de Clavijo (La Rioja, año 844). Pero esta atribución se debe a la devoción hacia el Apóstol, a quien los cristianos creyeron ver combatiendo en su favor en dicha batalla, esta escena se repite muchas veces en numerosas representaciones artísticas y no fue en absoluto el comienzo de la Orden.
Por tanto la fundación se debe al Rey Fernando II de León y al Obispo de Salamanca Pedro Suárez de Deza que encargaron a un grupo de trece caballeros, conocidos como los Fratres o Caballeros de Cáceres, la defensa de la ciudad de Cáceres de las tropas musulmanas.
Por tanto la fundación se debe al Rey Fernando II de León y al Obispo de Salamanca Pedro Suárez de Deza que encargaron a un grupo de trece caballeros, conocidos como los Fratres o Caballeros de Cáceres, la defensa de la ciudad de Cáceres de las tropas musulmanas.
El primer Maestre de la Orden fue Pedro Fernández, descendiente de los reyes de Navarra por línea paterna y de los Condes de Barcelona por línea materna. Según relata la bula fundacional, estos caballeros, arrepentidos de la vida licenciosa que hasta entonces habían llevado, se habían unido previamente bajo unos mismos estatutos y decidieron formar una congregación para defender a los peregrinos que visitaban el sepulcro de Santiago Apóstol en Galicia y para guardar las fronteras de Extremadura.
Pero no todo era guerrear, el Maestre pronto pensó en el aspecto espiritual de la Orden y para ello contó con la ayuda de una comunidad religiosa establecida en tierras gallegas. Había un monasterio dedicado a Santa María y sus monjes eran canónigos regulares de San Agustín. A éstos hizo la proposición don Pedro Fernández. Ellos aceptaron y quedaron también incorporados a la naciente orden militar.
Pero no todo era guerrear, el Maestre pronto pensó en el aspecto espiritual de la Orden y para ello contó con la ayuda de una comunidad religiosa establecida en tierras gallegas. Había un monasterio dedicado a Santa María y sus monjes eran canónigos regulares de San Agustín. A éstos hizo la proposición don Pedro Fernández. Ellos aceptaron y quedaron también incorporados a la naciente orden militar.
(La insignia de la Orden es una cruz gules simulando una espada, con forma de flor de lis en la empuñadura y en los brazos. Los caballeros portaban la cruz estampada en el estandarte y capa blanca. Las tres flores de lis representan el honor sin mancha, que hace referencia a los rasgos morales del carácter del Apóstol. La espada representa el carácter caballeresco del apóstol Santiago y su forma de martirio, ya que fue decapitado con una espada. También puede simbolizar, en cierto sentido, tomar la espada en nombre de Cristo. Se dice que su forma tiene origen en la época de las Cruzadas, cuando los caballeros llevaban pequeñas cruces con la parte inferior afilada para clavarlas en el suelo y realizar sus devociones diarias)
Parece ser que esta nueva Orden en un principio se llamó, como he comentado antes, de los Caballeros de Cáceres aunque algunos autores apuntan a que llevaron el nombre de Caballeros de Santa María del Castillo y de la Espada. Pero lo que si es cierto es que tras la bula de aprobación, dada en Ferentino, cerca de Roma por el papa Alejandro III, en 5 de julio de 1175, ya siempre se les conoció con el nombre de Caballeros de Santiago. El nombre definitivo tiene su explicación pues es conocida la devoción que durante los siglos medievales se tuvo en España al apóstol Santiago, sobre todo desde que milagrosamente se descubrió su sepulcro allá por el siglo IX. Es natural que los caballeros se encomendasen de un modo especial al patrocinio de Santiago al entrar en batalla.
Parece ser que esta nueva Orden en un principio se llamó, como he comentado antes, de los Caballeros de Cáceres aunque algunos autores apuntan a que llevaron el nombre de Caballeros de Santa María del Castillo y de la Espada. Pero lo que si es cierto es que tras la bula de aprobación, dada en Ferentino, cerca de Roma por el papa Alejandro III, en 5 de julio de 1175, ya siempre se les conoció con el nombre de Caballeros de Santiago. El nombre definitivo tiene su explicación pues es conocida la devoción que durante los siglos medievales se tuvo en España al apóstol Santiago, sobre todo desde que milagrosamente se descubrió su sepulcro allá por el siglo IX. Es natural que los caballeros se encomendasen de un modo especial al patrocinio de Santiago al entrar en batalla.
(Santiago Matamoros representado en la Catedral de Burgos)
Sin embargo no todo fue fácil desde el principio, sobre todo tras la pérdida de Cáceres a favor de los musulmanes y el empuje almohade, tuvieron que replegarse y pasar también al reino de Castilla donde fueron bien recibidos por el rey Alfonso VIII que les entregó el castillo de Uclés, castillo fronterizo y roquero, para que defendiesen aquella comarca de los ataques musulmanes.
El acto tuvo lugar, con toda solemnidad, en Arévalo, el 9 de enero de 1174. En presencia de los poderosos del reino, prelados y nobles, Alfonso VIII, en unión con su esposa Leonor de Inglaterra, entregaba el castillo y la villa de Uclés, con todas sus tierras, viñas, prados, pastizales, arroyos, molinos, pesquerías, portazgos, entradas y salidas,a don Pedro Fernández, Maestre de Santiago.
La bandera de Santiago, que el arzobispo les había entregado en Compostela, ondeó por vez primera en la torre del homenaje. Así puede verse representada en la miniatura del Tumbo Menor de Castilla (un Tumbo es un libro grande de pergamino, donde las iglesias, monasterios, concejos y comunidades tenían copiados a letra los privilegios y demás escrituras de sus pertenencias).
(Alfonso VIII entrega el Castillo de Uclés a la joven Orden de Santiago. Arévalo, 9 de enero de 1174. Tumbo Menor de Castilla)
En el monasterio de Uclés se viviría la regla de la Orden de diferentes maneras dependiendo de qué miembro se tratase, así podíamos distinguir entre los Caballeros Casables que podían contraer matrimonio, la de los Caballeros Estrechos, de vida más rigurosa, que profesaban el celibato y vivían en comunidad. Por último, la de los Monjes Santiaguistas que se destinaban a la celebración del culto, a la asistencia espiritual de los demás miembros y a regentar las parroquias del priorato. Los primeros tenían por jefe directo al Gran Maestre, mientras que los otros vivían bajo la inmediata dirección de sus superiores eclesiásticos y de los priores de Uclés y de San Marcos de León. la Orden por tanto quedó constituida, con vocación tanto religiosa como militar.
En el monasterio de Uclés se viviría la regla de la Orden de diferentes maneras dependiendo de qué miembro se tratase, así podíamos distinguir entre los Caballeros Casables que podían contraer matrimonio, la de los Caballeros Estrechos, de vida más rigurosa, que profesaban el celibato y vivían en comunidad. Por último, la de los Monjes Santiaguistas que se destinaban a la celebración del culto, a la asistencia espiritual de los demás miembros y a regentar las parroquias del priorato. Los primeros tenían por jefe directo al Gran Maestre, mientras que los otros vivían bajo la inmediata dirección de sus superiores eclesiásticos y de los priores de Uclés y de San Marcos de León. la Orden por tanto quedó constituida, con vocación tanto religiosa como militar.
(Todos los miembros de la Orden recibían el nombre de freyles para distinguirlos de los miembros de las órdenes religiosas, los frayles. Los freyles religiosos milites hacían la guerra para defender la Cristiandad, y los freyles religiosos clérigos se dedicaban al culto divino para pelear mediante la oración, el ayuno, la abstinencia y otras obras religiosas. Tanto los milites como los clérigos eran reputados por verdaderos religiosos. Por eso, además de las obligaciones monásticas gozaban también de los privilegios de los monjes: exención de la jurisdicción real, exención de la jurisdicción del clero secular y sometimiento directo a la Santa Sede)
Las acciones militares de estos caballeros fueron de vital importancia en la Reconquista y sus territorios se extendían por todos los reinos aunque especialmente por las actuales Ciudad Real, Cuenca, Toledo, Madrid, Guadalajara, Jaén y Murcia. La congregación prosperó, adquiriendo bienes y territorios y llegó a formar una especie de diócesis con capital en Uclés, cuyo prior tenía autoridad casi episcopal.
La rápida propagación de la Orden se debió a que su Regla era menos rígida que las de las demás órdenes, por ejemplo es la única orden militar cuyos caballeros podían casarse, lo que favoreció rapidamente la adquisición de nuevos miembros y de mayor poder, de tal manera que La Orden de Santiago sola tenía más posesiones que las órdenes de Calatrava y Alcántara juntas. Tenía posesiones en León, Castilla, Portugal, Aragón, Francia, Inglaterra, Lombardía, Antioquía, Hungría, Pelestina etc...
En tiempos del tercer maestre, Sancho Fernández de Lemus, los almohades comandados por el califa Yusuf II, vencedor en la batalla de Alarcos en 1195 frente a Alfonso VIII, realizaron una ofensiva general por tierras de Castilla, llegando hasta Uclés dos años más tarde. El maestre, en medio del desconcierto de los reinos cristianos, resistió en el castillo ucleseño con sus gentes, mientras otras fortalezas, como las de Madrid y Guadalajara, se sometieron a Yusuf II. Los caballeros de Santiago participaron posteriormente en la reconquista de las comarcas de Teruel y Castellón y combatieron en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), en la que el maestre Pedro Arias murió junto a un gran número de caballeros santiaguistas.
(Cerca de Madrid a unos 90 Km. por la A-3 se encuentra el Monasterio de Uclés, perteneciente a la provincia de Cuenca. Este monasterio no es demasiado conocido, y en la actualidad, se encuentra algo olvidado. El monasterio, también es conocido como “El Escorial de la Mancha”. Fue la Cabeza de la Orden de Santiago)
Continuaron los episodios bélicos para los caballeros de Santiago. En 1233 acudieron a la batalla para tomar Jerez de la Frontera y tres años más tarde, acudieron a las conquistas de Úbeda y Córdoba. Pelayo Pérez Correa fue el Maestre que mayor esplendor dio a la Orden, induciendo a Fernando III el Santo a que pusiera sitio a Sevilla. Durante dicho sitio, 270 caballeros dirigidos por su Maestre se internaron demasiado en la sierra y al llegar la noche sin haber logrado la derrota completa de los enemigos, y viéndose rodeados y en territorio enemigo se les apareció la Virgen María, a la que pidieron que detuviese el curso del sol diciendo:
«Santa María, detén tu día»
En recuerdo de este suceso se edificó más tarde, en aquel lugar, la ermita de la Virgen de Tentudía (Detén-tu-día), donde dicen que fue sepultado dicho Maestre en 1275. Pérez Correa fue sucedido por Gonzalo Ruiz Girón, quien murió a causa de las heridas recibidas en Alcaudete en 1280.
Tras la muerte de Vasco Rodríguez de Coronado, Maestre de la Orden entre 1327 y 1338, el Consejo de los Trece, así llamado porque lo componían trece caballeros designados de entre los gobernadores y comendadores de la Orden, eligieron como Maestre al sobrino de éste, Vasco López. Pero el rey Alfonso XI de Castilla le dio el cargo a su sobrino Alonso Meléndez de Guzmán, aduciendo defectos de forma en la elección de Vasco López.
La intromisión del Rey en las reglas sucesorias de la Orden provocó grandes disputas, ya que legalmente los Maestres eran elegidos entre los freyres con voto de castidad, con consentimiento y nombramiento posterior por el Papa. Alonso de Guzmán luchó al lado del Rey en la conquista del Reino de Algeciras, pero fue asesinado por él para nombrar finalmente como Maestre al infante Fadrique Alfonso de Castilla, su hijo bastardo de 8 años de edad en 1342.
Tras la muerte de Vasco Rodríguez de Coronado, Maestre de la Orden entre 1327 y 1338, el Consejo de los Trece, así llamado porque lo componían trece caballeros designados de entre los gobernadores y comendadores de la Orden, eligieron como Maestre al sobrino de éste, Vasco López. Pero el rey Alfonso XI de Castilla le dio el cargo a su sobrino Alonso Meléndez de Guzmán, aduciendo defectos de forma en la elección de Vasco López.
La intromisión del Rey en las reglas sucesorias de la Orden provocó grandes disputas, ya que legalmente los Maestres eran elegidos entre los freyres con voto de castidad, con consentimiento y nombramiento posterior por el Papa. Alonso de Guzmán luchó al lado del Rey en la conquista del Reino de Algeciras, pero fue asesinado por él para nombrar finalmente como Maestre al infante Fadrique Alfonso de Castilla, su hijo bastardo de 8 años de edad en 1342.
En 1358, Fadrique fue mandado asesinar en Sevilla por su hermanastro, el rey Pedro I de Castilla, que nombró en su lugar a Juan de Padilla, hermano de la favorita del Rey, María de Padilla. Sin embargo, los caballeros de la Orden se negaron a reconocerle y le derrotaron cerca de Uclés, falleciendo Padilla durante la lucha. Los Maestres posteriores (Fernando Osórez, Pedro Fernández y Pedro Muñiz) murieron en la guerra con Portugal, pero la Orden se repuso durante el prolongado maestrazgo de Lorenzo Suárez de Figueroa, que fundó el Convento de Santiago de Sevilla.
(Los reyes fueron los principales patronos de las Órdenes a lo largo de sus siete siglos de existencia, y además esta condición no fue nunca una mera formalidad. Hasta el s. XIII, aunque se mantuvieron al margen de sus asuntos internos, las acogieron, las dotaron generosamente y las protegieron. A partir de la baja Edad Media nada impidió que la protección abriera la puerta a un papel más destacado. Se registraron con cierta frecuencia situaciones en las que los monarcas, cambiaron sus constituciones, ejercieron cierto control sobre la elección del Maestre, enajenaron propiedades, etc.. Finalmente, la incorporación perpetua de los Maestrazgos a la Corona de Castilla a comienzos del s. XVI, no hizo sino reforzar el marcado papel que venían ejerciendo los monarcas en las Órdenes. Pero además de con el favor real, las órdenes gozaron desde su institución con el auxilio del papado. Desde la fundación los pontífices las reputaron por 'hijas predilectas' de la Iglesia romana y a lo largo de toda su historia mantuvieron con ellas relaciones muy estrechas. Pero si la Sede apostólica siempre las amparó fue, con toda probabilidad, porque las consideró instrumento utilísimo de su política)
En 1453, Enrique IV de Castilla se hizo cargo de la administración de la Orden hasta que Alfonso de Castilla alcanzara la mayoría de edad. Entre 1462 y 1463 nombró Maestre provisional a Beltrán de la Cueva. En 1463, cuando fue mayor de edad, es nombrado como Maestre titular el infante Alfonso de Castilla.
En 1474, el Maestre Juan Pacheco, marqués de Villena, abdicó en favor de su hijo Diego después de siete años de gobierno. Esta decisión disgustó a la mayor parte de los caballeros y provocó un cisma en la Orden y grandes luchas, ya que, al mismo tiempo, Rodrigo Manrique y Alonso de Cárdenas pretendían el maestrazgo.
A la muerte de Rodrigo Manrique, los Reyes Católicos pusieron término a las disputas quedándose con la administración durante un tiempo y nombrando Maestre a don Alonso de Cárdenas, quien les acompañó en la Guerra de Granada.
Pero a la muerte del Maestre, los Reyes Católicos pidieron a Alejandro VI que les concediese la administración del gran maestrazgo de la Orden, medida que podía considerarse como de necesidad y, al mismo tiempo, como una especie de recompensa de sus grandes sacrificios por la fe católica. El Papa accedió a la demanda y con bula del mismo año otorgó la administración de la suprema dignidad de la Orden de Santiago a los Reyes Católicos.
Pero a la muerte del Maestre, los Reyes Católicos pidieron a Alejandro VI que les concediese la administración del gran maestrazgo de la Orden, medida que podía considerarse como de necesidad y, al mismo tiempo, como una especie de recompensa de sus grandes sacrificios por la fe católica. El Papa accedió a la demanda y con bula del mismo año otorgó la administración de la suprema dignidad de la Orden de Santiago a los Reyes Católicos.
(Rendición de Granada, por Francisco Pradilla. Se termina la Reconquista con el último reino musulman de la Península, los caballeros de Santiago participaron en la toma de la ciudad)
Más adelante el papa Leon dio la administración de la Orden al emperador Carlos V y luego el papa Adriano VI unió para siempre a la Corona de España los maestrazgos de Santiago, Calatrava y Alcántara en 1523.Continuará.....
Fuentes :
« Seminario Internacional para el estudio de las Órdenes Militares», c.s.i.c., Madrid 2002
« Derek W. Lomax, "La Orden de Santiago (1170-1275)", C.S.I.C., Madrid 1965
« Web del Monasterio de Uclés http://www.monasteriodeucles.com
« Heraldaria.com : http://www.heraldaria.com/santiago.php
« Mariana, Juan de, "Historia general de España"
« Nuevo Portal : http://www.nuevoportal.com/andando/santiago.html
« Martínez Lamela, José Félix, "Algunos antecedentes y anécdotas de las órdenes de caballería españolas", Instituto Genealógico Heráldico de Rosario, Rosario, 1994.
« Seminario Internacional para el estudio de las Órdenes Militares», c.s.i.c., Madrid 2002
« Derek W. Lomax, "La Orden de Santiago (1170-1275)", C.S.I.C., Madrid 1965
« Web del Monasterio de Uclés http://www.monasteriodeucles.com
« Heraldaria.com : http://www.heraldaria.com/santiago.php
« Mariana, Juan de, "Historia general de España"
« Nuevo Portal : http://www.nuevoportal.com/andando/santiago.html
« Martínez Lamela, José Félix, "Algunos antecedentes y anécdotas de las órdenes de caballería españolas", Instituto Genealógico Heráldico de Rosario, Rosario, 1994.