Felipe IV, el rey Planeta, quiso tener una estatua que superara a la que su padre tenía. Algo especial, nunca visto hasta entonces y quiso también que la hiciera el mismo escultor que realizó la célebre estatua de Felipe III.
Concibió ser representado también a caballo, pero al galope, en una escultura que sirviera para adornar su palacio, asombro del mundo, llamado del Buen Retiro, repleto de lujos y obras de arte.
Contó con el consejo de su pintor de cámara, Velázquez, y tuvo numerosos ejemplos de pinturas ecuestres, las de Felipe III y su esposa Margarita de Austria, las de Felipe IV y su esposa Isabel de Borbón, y la del hijo de ambos, el príncipe Baltasar Carlos, un niño de corta edad.
Finalmente tal empeño lo materializó el Conde Duque de Olivares, dando la orden expresa de que al monarca se le representara montado sobre un caballo encabritado y andando en corveta. Velázquez mientras tanto concluyó una de sus grandes obras, el retrato ecuestre de Felipe IV, este sería el modelo que finalmente elegiría el rey para su estatua.
Contó con el consejo de su pintor de cámara, Velázquez, y tuvo numerosos ejemplos de pinturas ecuestres, las de Felipe III y su esposa Margarita de Austria, las de Felipe IV y su esposa Isabel de Borbón, y la del hijo de ambos, el príncipe Baltasar Carlos, un niño de corta edad.
Finalmente tal empeño lo materializó el Conde Duque de Olivares, dando la orden expresa de que al monarca se le representara montado sobre un caballo encabritado y andando en corveta. Velázquez mientras tanto concluyó una de sus grandes obras, el retrato ecuestre de Felipe IV, este sería el modelo que finalmente elegiría el rey para su estatua.
Por tal motivo se envían a Florencia, lugar de residencia del maestro Tacca, unos bocetos o quizá un cuadro idéntico al que había acabado en Madrid para el Salón de Reinos a modo de muestra para el trabajo del escultor (nunca se ha podido averiguar que fue lo que envió realmente Velázquez. Si el cuadro ecuestre rehecho con algunos cambios o el que había usado como base para pintar el definitivo del Museo del Prado. En un museo de Florencia figura una réplica del cuadro, aunque no se ha podido demostrar si es de Velázquez o de algún discípulo, como tampoco si corresponde al modelo que siguió el escultor)
Tacca desde un primer momento vio la dificultad de hacer una escultura como aquélla, con un caballo elevado sobre sus dos patas traseras como único apoyo de todo el conjunto y en la cola si ésta se procuraba que actuara como una tercera pata o punto de apoyo, un aunténtico desafío para la época, hasta entonces no se conocía nada parecido.
(El rey a caballo con la bengala de mando en la mano derecha, mira hacia el centro de Madrid. Ante él tiene el teatro real; detrás, el Palacio Real de la dinastía de los Borbones. Pinchar en la fotografía para ampliar)
El problema de Tacca era el equilibrio del la escultura, inalmente contó con el consejo y ayuda de Galileo Galilei el personaje que entonces sabía más de movimientos pendulares, centros de gravedad y equilibrio de cuerpos suspendidos. El consejo fue que la escultura tuviera dos partes: la trasera maciza y la delantera hueca con el menor grosor posible del bronce, consiguiendo de esta manera que el conjunto mantuviera el equilibrio.
El problema estaba resuelto, pero no todo resultó tan sencillo, pronto apareció otro problema cuando Tacca envía al rey una muestra de la obra en barro o yeso para su aprobación, antes de pasar a volcado en bronce fundido. El rey aprueba el conjunto pero no está de acuerdo con su rostro, no le parece que tenga parecido a su persona, Felipe IV muestra un claro rechazo en este aspecto. Hay que tener en cuenta que lograr reproducir los rasgos exactos del monarca sólo a través de un cuadro es extremadament difícil, por ello esta vez es Velázquez quien idea una solución. Determina que lo mejor es enviar a Tacca una cabeza modelada, que el rey apruebe. Para ello el pintor recurre a su amigo, un afamado artista sevillano llamado Juan Martínez Montañés (1568-1649).
El problema de Tacca era el equilibrio del la escultura, inalmente contó con el consejo y ayuda de Galileo Galilei el personaje que entonces sabía más de movimientos pendulares, centros de gravedad y equilibrio de cuerpos suspendidos. El consejo fue que la escultura tuviera dos partes: la trasera maciza y la delantera hueca con el menor grosor posible del bronce, consiguiendo de esta manera que el conjunto mantuviera el equilibrio.
El problema estaba resuelto, pero no todo resultó tan sencillo, pronto apareció otro problema cuando Tacca envía al rey una muestra de la obra en barro o yeso para su aprobación, antes de pasar a volcado en bronce fundido. El rey aprueba el conjunto pero no está de acuerdo con su rostro, no le parece que tenga parecido a su persona, Felipe IV muestra un claro rechazo en este aspecto. Hay que tener en cuenta que lograr reproducir los rasgos exactos del monarca sólo a través de un cuadro es extremadament difícil, por ello esta vez es Velázquez quien idea una solución. Determina que lo mejor es enviar a Tacca una cabeza modelada, que el rey apruebe. Para ello el pintor recurre a su amigo, un afamado artista sevillano llamado Juan Martínez Montañés (1568-1649).
(Juan Martínez Montañés modelando la cabeza de Felipe IV. Velázquez pintó a Juan Martínez Montañés en actitud de estar modelando la cabeza del rey. Realizado con motivo del viaje del escultor sevillano a Madrid entre junio de 1635 y enero de 1636 para realizar el modelo de la cabeza de Felipe IV, cabeza que se puede observar en la zona de la derecha)
Montañés tardó seis meses en terminar la obra de modelado de la cabeza de Felipe IV, pero fue un éxito, el monarca dio su visto bueno y el modelo partió para Florencia, al taller de Tacca donde se terminó el conjunto el mismo año de su muerte 1640 por lo que se afirma que la cabeza de la escultura sería realizada por Ferdinando Tacca, hijo del esculor italiano, lo que explicaría su menor calidad con respecto al resto de la obra. En total, el proceso llevó 6 años de trabajo.
La estatua fue concluida en 1640, y al año siguiente entraba en Madrid siendo colocada en uno de los patios del Palacio del Buen Retiro. No obstante, la estatua ha tenido varios emplazamientos; fue trasladada al frontispicio del antiguo Alcázar, en donde estuvo hasta que durante el gobierno de Don Juan José de Austria, hijo de Felipe IV, se volvió a situar en el Retiro. En este traslado, se aprovechó la circunstancia para burlarse del valido, muy impopular en tiempos de peste, hambre y carestía. Por madrid apareció algún pasquín con el siguiente dicho :
¿A qué vino el Sr. D. Juan?
A bajar el caballo y subir el Pan.
Pan y carne a quince y once,
Como fue el año pasado;
Con que nada se ha bajado
Sino el caballo de bronce. (1)
A bajar el caballo y subir el Pan.
Pan y carne a quince y once,
Como fue el año pasado;
Con que nada se ha bajado
Sino el caballo de bronce. (1)
Allí estuvo la escultura hasta que el 17 de Noviembre de 1843, Isabel II la mandó colocar en su emplazamiento actual, en el centro de la Plaza de Oriente.
Pero en este conjunto monumental de la Plaza de Oriente, no sólo podemos contemplar la estatua, también hay un conjunto escultórico que la rodea. En este conjunto trabajaron grandes artistas del siglo XIX como fueron los escultores de cámara de la reina Isabel: Francisco Elías Vallejo (1782-1850) y José Tomás (1795-1848), y otros maestros que terminaron el conjunto en 1843.
(Otra perspectiva de la estatua de Felipe IV, si pinchas sobre ella podrás verla a gran resolución y apreciar todos los detalles)
Y así podemos contemplar en nuestros días el afamado conjunto, un alto pedestal decorado con dos bajorrelieves de José Tomás en los laterales, uno que representa a Felipe IV condecorando a Velázquez con el hábito de la Orden de Santiago, y otro que es una alegoría de la protección del rey a las artes y letras, representa al rey siendo coronado por la Fama. Podemos ver la Astronomía con la bola del mundo, la Pintura, la Escultura, la Literatura y la Arquitectura con un compás. El rey está de rodillas y a su lado, Velázquez
En las caras oriental y occidental se sitúan dos lápidas con inscripciones alusivas a la inauguración del monumento, promovido por la reina Isabel II.
"REINANDO / ISABEL SEGUNDA / DE BORBON / AÑO DE / 1844"
En los frentes del monumento se situaron dos fuentes en forma de concha, sobre las que una alegoría de un río (representada por un anciano) vierte agua en una urna. cuatro leones de bronce obra de Francisco Elías Vallejo, rematando cada esquina de la fuente enmarcan el conjunto Simbolizan la fortaleza y la sabiduría del templo de Salomón.
En ambos frontales de la fuente encontramos sendos hombres recostados. Uno aparece con dos niños vertiendo agua de una vasija a dos pilones, que a su vez desembocan en los estanques circulares de la fuente, los niños representan los rios Henares y Manzanares. es obra de Elías Vallejo. El otro hombre del conjunto es el que representa al Rio Jarama y es obra de José Tomás.
*Esta entrada se ha realizado a petición de Carmen del blog Pinceladas de Historia Bejarana
Curiosidades :
» La estatua ecuestre es conocida como ”la de los tres genios” pues en ella intervinieron tres grandes figuras de aquel tiempo: Velázquez, quien hizo el retrato del rey; Martínez Montañés, quien realizó el busto esculpido; y Galileo, quien sugirió dejar hueca la parte delantera y maciza la trasera a fin de que el peso de la estatua recayera sobre la grupa del caballo. Esta solución, pionera en el mundo del arte, impuso un nuevo modelo estatuario, que ha estado vigente durante los siglos XVII y XVIII y es que es la primera estatua ecuestre del mundo en la que el caballo sólo está apoyado sobre sus patas traseras.
» Galileo Galilei, que vivíó confinado en su casa de Florencia desde 1633 a 1638, condenado por un tribunal eclesiástico por la divulgación de osadas teorías físicas. En esta época el maestro había perdido la visión de un ojo en 1637, que lo llevó a la ceguera total de ambos en 1638. (Fallecerá en 1642, en el año en que se instala en el Retiro de Madrid la estatua ecuestre de Felipe IV).
» Se dice que la estatua ecuestre de Felipe IV está entre las 3 mejores del mundo por su calidad excepcional.
Fuentes :
(1)Mesonero Romanos, Ramón: "Paseos históricos-anedócticos por las calles y casas de esta villa" Tomo primero.
Matilla, José Manuel. "El caballo de bronce: la estatua ecuestre de Felipe IV, arte y técnica al servicio de la monarquía". Madrid (1997): Real Academia de Bellas Artes de San Fernándo.
Fotos : www.fotomadrid.com
22 comentarios:
Bella estatua llena de detalles muy conseguidos.
Un saludo.
Cuando contemplamos la estatua qué poco conscientes somos de la dificultad de la empresa!
En adelante la miraré con mayor admiración.
Muy bueno el pasquín. También me gusta mucho este otro:
La carne, el año pasado,
Valía a sólo catorce;
El pan no vale a sus once,
Y en éste, no se ha bajado
Más que el caballo de bronce.
Feliz fin de semana, monsieur
Bisous
El cuadro que citas de Felipe IV en la Galleria degli Uffizi no es de Velázquez, sino que se trata de una copia del retrato de Felipe IV a caballo que realizó Rubens y que colgaba en el Salón del Trono. Por desgracia este impresionante cuadro, uno de los preferidos del Rey se perdió en el incendio del Alcázar, pero al menos nos queda la copia...
Excelente entrada como siempre, la esperábamos con ansia. Haber si hago la de Carlos II y así completamos la trilogía ;)
Un abrazo.
Una auténtica maravilla, y pionera en su diseño. Por cierto veo que aquí el caballo está con los dientes bien apretados; se conoce que alguien le dijo lo que le iba a pasar al caballo del padre de su dueño, jejeje... Un abrazo.
En primer lugar,Pedro, pedir disculpas por la tardanza en comentar, casi se me escapa esta elaboradísima y documentada entrada, donde aprendo muchas cosas, a pesar de que leo todo lo que puedo de arte. Sabía que Velázquez había intervenido en la estatua de Felipe IV del Palacio de Oriente, pero desconocía los datos de la ayuda de Galileo y de Martínez Montañés, y ahora tiene sentido lo de los tres genios, que sí leí alguna vez.
La obra, en verdad, es excepcional; trasmite fuerza y poderío, siempre la ví superior en calidad a la de la Plaza Mayor.
Gracias por estas entradas tan acertadas, Pedro, y espero no despistarme más.
Una obra de arte y un experimento científico con buenos resultados. Nunca antes se habían aliado las artes y las ciencias de manera tan magnífica. Velázquez, Martínez Montañés, el gran Galileo y Tacca. Contabilizo cuatro genios en vez de cuatro, ¿habría que cambiarle el nombre?
Sin embargo, Felipe IV, como todo caprichoso rey, no estaba de acuerdo con el resultado (siempre hay alguna pega), a pesar de que se había sobrepasado al gran modelo ecuestre de época clásica: la estatua del emperador Marco Aurelio.
Y como toda estatua que se precie cambia de ubicación de tanto en tanto. Ahora tiene un lugar privilegiado frente al Teatro Real. Seguro que Felipe Iv sonríe cuando llega a sus oídos de bronce las notas musicales que salen del teatro...
Saludos y muchas gracias por atender a la petición.
Hola, soy el autor del blog sobre la ciudad de Valladolid llamado Vallisoletvm. Se trata de la web no oficial más visitada sobre la ciudad de Valladolid. Te propongo visitarla y si te gusta y lo crees oportuno te agradecería que pusieras un enlace a la misma en tu web.
Gracias
http://vallisoletvm.blogspot.com
Es una entrada para leer con mucha atención por su interés y su rigor. El reinado de Felipe IV es siempre apasionante.
Saludos cordiales.
No se cuantas veces he pasado frente a esta escultura y ahora con tus detalles la veré de forma distinta.
El Rey planeta. tenía que tener una escultura grandiosa como su nombre.
Saludos Pedro.
Me ha encantado el artículo. Realmente interesante toda la cuestión referente a la preparación inicial del proyecto y las dificultades que éste entrañaba para su realización. No he podido evitar pensar por algunos momentos que demasiada estatua para tan poco rey, pero así son las cosas en Historia.
Un trabajo multidisciplinar de primer orden, no cabe duda, un magnífico y genial trabajo..., que enlaza, por otro lado y de algún modo, con mi última entrada... Mi enhorabuena un día más por este nuevo artículo, digno de los personajes que lo jalonan.
Feliz velada. Un abrazo.
@Jose Eduardo, no sólo es bella. Es pionera en su estilo y un prodigio escultórico.
Gracias por tu comentario, amigo.
@Madame, son muy divertidos los pasquines que circularon en la época, la verdad es que a falta de prensa como la que conocemos hoy en día, los pasquines y sus dichos corrían como la pólvora de boca en boca.
Gracias por su aporte Madame.
@Carolus, efectivamente como comento en la entrada no es de Velázquez la copia enviada para reproducir la escultura. Lástima que la obra preferida de Felipe IV se quemara en el Alcázar, cuántos tesoros se perdieron en aquel desaste ¿verdad?.
Un saludo.
@Desdelaterraza, Jajaja, no había caido en el detalle de la boca del caballo, pero efectivamente éste no se va a convertir en cementerio de gorriones, esperemos que no guarde ninguna sorpresa en su interior :-))
Gracias por su comentario.
@Paco, gracias por su fidelidad a mis entradas, es todo un honor contar con sus comentarios. Creo como usted que la estatua de Felipe IV supera a la de su padre aún cuando el artista es el mismo, pero claro está que la huella de los tres genios debía ser palpable. Eso es lo que la convierte precisamente en una de las tres mejores estatuas del mundo.
Un abrazo y gracias de nuevo por su visita.
@Carmen, quizás tenga usted razón y debiera llamarse "de los 4 genios" ya que nos hemos dejado a Martinez Montañés por el camino. Me ha encantado su frase sobre Felipe IV, efectivamente tiene un lugar privilegiado y sus oidos de bronce seguro que oyen algún acorde saliente del Teatro Real, al igual que las conversaciones de los viandantes que pasean por los jardines.
Un placer haber atendido su petición, espero que haya sido de su agrado.
Un saludo.
@Jesús Ángel, Será un placer enlazar a Vallisoletvm en España Eterna, prometo además ser asiduo lector de su página. A cambio espero también sus visitas y un enlace en la suya.
Muchas gracias por su visita Jesús.
Un abrazo.
@Retablo de la Vida Antigua, gracias por sus palabras. Creo como usted que el reinado de Felipe IV es apasionante por muchos motivos, es la época de mayor esplendor del Imperio, culturalmente hablando y un ocaso dorado en lo referente a la política.
Un saludo :-)
@Manuel, lo cierto es que el Rey Planeta quiso embellecer su fastuoso palacio del Buen Retiro con una magnífica estatua sobre su persona, creo que lo consiguió con creces y es verdad que muchas veces paseamos a su alrededor y no nos damos cuenta de la maravilla artística que supone auquella estatua de bronce, pionera en su época y modelo a seguir en épocas venideras.
Un cordial saludo.
@Antonio Miguel, Felipe IV como todo monarca tuvo sus defectos y sus virtudes, pienso que si bien como político se vio arrastrado por las otras pujantes potencias europeas, culturalmente hablando fue hombre de gran cultura y gran mecenas; se le considera el mayor coleccionista de pinturas del siglo XVII. Un apasionado de las artes, muy culto e inteligente, aficionado a la caza, los toros y especialmente a las mujeres pero nunca abandonó sus tareas de gobierno, si bien lo dejaba en manos de poderosos validos, estos actuaban como primeros ministros pues él nunca abandonó su despacho y los asuntos de Estado. Sin embargo las circunstancias fueron las que fueron y como he comentado antes, fue testigo del dorado ocaso del Imperio Español, frente a la pujanza de las nuevas potencias europeas.
Un saludo y gracias por su visita.
@Jose, me alegra una vez más que mis entradas sean de su agrado y que haya enlazado con su última entrada, que por cierto he leido y me parece magnífica.
Gracias por sus habituales visitas y comentarios amigo Jose.
Un abrazo.
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