La eterna polémica con Francia :
El siglo XVIII comienza con la Guerra de Sucesión y el enfrentamiento entre Felipe V de Francia y el archiduque Carlos de Austria. Los argumentos contra los franceses para rechazar al candidato francés destacan la propia experiencia histórica. Así escribía el anónimo autor de un panfleto desde Cataluña:
El siglo XVIII comienza con la Guerra de Sucesión y el enfrentamiento entre Felipe V de Francia y el archiduque Carlos de Austria. Los argumentos contra los franceses para rechazar al candidato francés destacan la propia experiencia histórica. Así escribía el anónimo autor de un panfleto desde Cataluña:
“…siendo tan terrible la antipatía de ambas Naciones que, o nazca de influxo de los Astros, u de los mutuos males que en sus continuas guerras se han hecho, ello es cierto que nunca se han podido concordar.”
Por su parte, los partidarios de Felipe V se dedicaron a exaltar la nación francesa; tales fueron los cambios de opinión que provocaron los intereses políticos, pues sólo medio siglo antes, como hemos podido ver, eran los catalanes los defensores de Francia mientras que los castellanos se manifestaban totalmente opuestos. Ahora, sin embargo, sucede al contrario.
(Felipe V de Borbón sucesor del último monarca Habsburgo de España, su tío-abuelo Carlos II, y fue el primer rey de la dinastía Borbón. Su reinado de 45 años y 3 días (en dos periodos separados) es el más dilatado de la historia de España. Fue el contendiente vencedor de la Guerra de Sucesión española que pasó por diversas fluctuaciones. Tras unos éxitos iniciales del candidato de la dinastía de los Austrias, el archiduque Carlos, poco a poco el candidato francés, el futuro Felipe V, se impuso finalmente)
Continuando, pese a todo, con la tradicional oposición a lo francés, José Cadalso responde en su obra "Los eruditos a la violeta" (1782) a Montesquieu, que, en sus "Cartas persas" había criticado a España basándose en los tópicos caracteriológicos diciendo entre otras cosas:
“Que la nobleza en España se adquiera en la ociosidad de una silla, es una contradicción de la historia, no sólo de España, sino de Roma, de Francia, de Alemania y de otros muchos países. Todas las cosas de consideración en España se han formado sobre un terreno de que fueron echados a lanzadas los Moros, toda África en su socorro, y no tener nuestros abuelos más amparo que el que les daba el amor a su Religión y patria. Me parece muy apreciable este origen, y no creo que haya nación en el Orbe cuyos nobles puedan jactarse de más digno (…)”.
Pero es, sobre todo, Juan Pablo Forner en la célebre "Oración apologética por la España y su mérito literario" (1785) quien, en contestación a las descalificaciones recibidas desde Francia, rechaza a Rousseau y Voltaire como
“Que la nobleza en España se adquiera en la ociosidad de una silla, es una contradicción de la historia, no sólo de España, sino de Roma, de Francia, de Alemania y de otros muchos países. Todas las cosas de consideración en España se han formado sobre un terreno de que fueron echados a lanzadas los Moros, toda África en su socorro, y no tener nuestros abuelos más amparo que el que les daba el amor a su Religión y patria. Me parece muy apreciable este origen, y no creo que haya nación en el Orbe cuyos nobles puedan jactarse de más digno (…)”.
Pero es, sobre todo, Juan Pablo Forner en la célebre "Oración apologética por la España y su mérito literario" (1785) quien, en contestación a las descalificaciones recibidas desde Francia, rechaza a Rousseau y Voltaire como
“sofistas ultramontanos que hablan de todo caprichosamente”
y hace un balance absolutamente positivo de la cultura española desde la época romana al rey Carlos III.
(Carlos III de Borbón (Madrid, 20 de enero de 1716 – Ibid., 14 de diciembre de 1788), fue Duque de Parma (como Carlos I) entre 1731 y 1735, rey de Nápoles (como Carlos VII) y rey de Sicilia (como Carlos V) de 1734 a 1759 y de España desde 1759 hasta su muerte. Ha recibido como sobrenombres el Político2 y el mejor alcalde de Madrid. Madrid fue la ciudad mayormente beneficiaria del empuje renovador y modernizador de los monarcas ilustrados, en especial, Carlos III considerado tradicionalmente como “el mejor alcalde de Madrid”.)
La defensa de la cultura hispánica por algunos intelectuales ilustrados españoles favorece la revalorizacion del Siglo de Oro. Hay que destacar especialmente al abate Lampillas que propició abundantes ediciones de nuestros clásicos afirmando en su obra "Ensayo histórico apologético de la literatura española" :
“Desafío al más docto que busque en cualquier nación un siglo entero que merezca este bello título con más justicia que el siglo XVI de la España”.
Ante la Revolución Francesa :
Se pusieron en marcha los mecanismos necesarios para mantener a España alejada de la “contaminación ideológica”. La censura fue aplicada con gran rigor y se hizo todo lo posible para impedir la salida al extranjero de los españoles.
El embajador en París Fernán Núñez alertaba constantemente de la intención francesa de introducir impresos subversivos; la Inquisición colaboró muy estrechamente para preservar a España del “contagio”.
(El motín de Esquilache supuso la confrontación de los criterios modernizadores del Despotismo Ilustrado con las clases populares, agobiadas por las crisis de subsistencias, y poco receptivas a los cambios de moda inspirados desde la corte.)
En 1791 se recrudeció la situación y el 24 de febrero de ese año se ordena a través de una real resolución que dejaran de publicarse todos los periódicos con la excepción del Diario de Madrid. La obsesión de Floridablanca queda bien patente en estas palabras con las que legitima la vigilancia establecida:
“El pretexto legítimo para este cordón será, sin entrar ni nombrar nada de lo que toque a la revolución francesa y su nueva Constitución, divulgar, desde luego, los avisos y temores que tenemos de que los malhechores franceses y los que se les hayan unido de los nuestros meditan pasar de la raya y venir a robar, saquear y maltratar las gentes de nuestros pueblos.”
Este enfrentamiento con los franceses fue cada vez mayor, el Consejo de Castilla procamaba :
“El pretexto legítimo para este cordón será, sin entrar ni nombrar nada de lo que toque a la revolución francesa y su nueva Constitución, divulgar, desde luego, los avisos y temores que tenemos de que los malhechores franceses y los que se les hayan unido de los nuestros meditan pasar de la raya y venir a robar, saquear y maltratar las gentes de nuestros pueblos.”
Este enfrentamiento con los franceses fue cada vez mayor, el Consejo de Castilla procamaba :
“Cada francés, sea eclesiástico o secular será un ejemplar de la nueva constitución francesa”
Los reformistas fueron barridos. Cabarrús fue denunciado al Santo Oficio y encarcelado en 1790. Jovellanos enviado a Asturias y Campomanes relegado. Urquijo estuvo a punto de ser procesado por la Inquisición por haber traducido "La muerte de César". Tal era todavía la influencia del Tribunal.
(La Revolución Francesa alteró diametralmente las relaciones entre España y Francia, creando una división de los reformistas españoles, entre los moderados, que asustados optaron por aferrarse al inmovilismo, y los radicales que jugaron fuerte la carta de la revolución)
La inquisición :
Siguió siendo otro de los centros de atención. Todavía a fines del siglo XVIII el Santo Oficio era lo suficientemente importante como para procesar a intelectuales ilustrados como Iriarte (1779) y Jovellanos (1796). El control del libre pensamiento europeo fue severo. Montesquieu, Voltaire, Rousseau… fueron prohibidos total o parcialmente.
(Los autos de fe inquisitoriales constituyen el momento más espectacular del proceso inquisitorial, en el que se saca a los procesados de las cárceles, se les lee públicamente las sentencias otorgadas y se quema públicamente a los condenados a muerte. Auto de Fe de Pedro Berruguete hacia 1450-1504)
Seguirían teniendo enorme influencia los defensores de la intolerancia religiosa. En este texto anónimo de 1789 titulado "La intolerancia civil" se contraponen a las críticas extranjeras la intolerancia en nuestro país:
“No es la supuesta despoblación y pobreza de España lo que incomoda a estos escritores extranjeros (…) su único objeto es el de desacreditarnos, y que el mundo todo nos tenga por bárbaros y por fanáticos (…). Consiguen con esto saciarse en las invectivas y sátiras mordaces que esparcen contra nuestra Sagrada Religión, contra el Estado Eclesiástico y contra un Tribunal que nos ha preservado de la mayor calamidad que ha infestado otros Reinos, de aquel horrible monstruo de la herejía que empieza por separar de la obediencia de Dios a sus criaturas, y acaba por romper con toda subordinación temporal.”
“No es la supuesta despoblación y pobreza de España lo que incomoda a estos escritores extranjeros (…) su único objeto es el de desacreditarnos, y que el mundo todo nos tenga por bárbaros y por fanáticos (…). Consiguen con esto saciarse en las invectivas y sátiras mordaces que esparcen contra nuestra Sagrada Religión, contra el Estado Eclesiástico y contra un Tribunal que nos ha preservado de la mayor calamidad que ha infestado otros Reinos, de aquel horrible monstruo de la herejía que empieza por separar de la obediencia de Dios a sus criaturas, y acaba por romper con toda subordinación temporal.”
Los críticos :
Desde luego, no faltan en el siglo XVIII los testimonios de autocrítica. El gran tema que se debate entre los ilustrados españoles es la decadencia de España, a la que intentan poner remedio.
Destacan Fray Benito Feijoo, Campomanes y, sobre todo, Jovellanos. Feijoo en la número XVI de sus "Cartas eruditas" se pregunta por las causas del “atraso español” y las atribuye al “corto alcance de nuestros profesores” y “el errado concepto de que cuando nos presentan los nuevos filósofos se reduce a curiosidad”, así como a la identificación de toda la filosofía con Descartes, el celo de que las doctrinas nuevas sean antirreligiosas y la emulación.
(El trabajo de los gremios, que en España se prolongaron más tiempo que en otros países europeos, mereció frecuente representación gráfica, sobre todo en Cataluña donde intelectuales como Capmany narraron la historia esplendorosa de estas agrupaciones. En el grabado, una representación de algunos oficios: El fabricante de aceite, el Tejedor, el relojero y el sombrerero. Merece la pena pinchar sobre la imagen para verla en detalle)
Los ilustrados consideraban que la decadencia de España tenía una raíz económica y propugnaron como salida el desarrollo de las llamadas “ciencias útiles” para favorecer una renovación técnica y transformar el sistema educativo.
La Inquisición contó con no pocos adversarios. Campomanes en 1768 acusó al Santo Oficio de fanatismo y de no subordinarse a la jurisdicción ordinaria; sólo la actuación personal de Carlos III evitó el proceso contra Campomanes. Aranda, que por aquel entonces era presidente del Consejo de Castilla, no fue menos crítico:
“Es bien notorio que el desmesurado poder de la Inquisición se ha elevado sobre la ignorancia de la mayor parte de las gentes, atribuladas del pavor de sus procedimientos, de las afrentas impresionadas, del ningún recurso de los vasallos de esta Corona tienen a su soberano, y de las fuertes y dilatadas presiones que se ven padecer como dolorosos y largos tormentos que se saben (…)”.
La Inquisición contó con no pocos adversarios. Campomanes en 1768 acusó al Santo Oficio de fanatismo y de no subordinarse a la jurisdicción ordinaria; sólo la actuación personal de Carlos III evitó el proceso contra Campomanes. Aranda, que por aquel entonces era presidente del Consejo de Castilla, no fue menos crítico:
“Es bien notorio que el desmesurado poder de la Inquisición se ha elevado sobre la ignorancia de la mayor parte de las gentes, atribuladas del pavor de sus procedimientos, de las afrentas impresionadas, del ningún recurso de los vasallos de esta Corona tienen a su soberano, y de las fuertes y dilatadas presiones que se ven padecer como dolorosos y largos tormentos que se saben (…)”.
Fuentes :
García Cárcel, Ricardo; Mateo Bretos, Lourdes (1990). “La leyenda negra”. Madrid: Altamira.
Alvar, Alfredo (1997). “La leyenda negra”. Madrid: Akal.
Molina Martínez, Miguel (1991). “La leyenda negra”. Madrid: Nerea.
Pérez, Joseph (2009). “La leyenda negra”. Gadir.
García Cárcel, Ricardo; Mateo Bretos, Lourdes (1990). “La leyenda negra”. Madrid: Altamira.
Alvar, Alfredo (1997). “La leyenda negra”. Madrid: Akal.
Molina Martínez, Miguel (1991). “La leyenda negra”. Madrid: Nerea.
Pérez, Joseph (2009). “La leyenda negra”. Gadir.
14 comentarios:
Amigo Pedro me encanta que saques este tema. Como sabes, a parte del reinado de Carlos II, soy experto en el conflicto sucesorio y la implantación borbónica en España. Lo cierto es que la llegada a trono de Felipe V no fue tan fácil como habitualmente se narra en los libros de historia. Siempre he defendido que fue Austria la que perdió España y no Luis XIV la que la ganó. Así lo defiende Luis Ribot en su último trabajo "Orígenes políticos del testamento de Carlos II. Y es que la labor del famoso embajador d'Harcourt no fue tan clave como se nos pinta y de hecho dimitió de su puesto antes de la muerte de Carlos II...tampoco es cierto que existiese ese claro "partido francés" encabezado por Portocarrero como defiende Peña Izquierdo. Lo cierto es que sí existían partidarios o más bien hombres que por intereses personales y no por creencias políticas podían querer más al candidato francés, pero incluso hasta 1700 mucho consideraban al Primado de España como pro-austríaco...El momento clave, bajo mi parecer, en el que finalmente la Casa de Austria perdió en trono de España fue durante el asedio de Barcelona de 1697 y los meses precedentes, cuando Leopoldo I debió haber mandado un ejército al mando del archiduque Carlos como se le demandaba desde Madrid...no lo hizo y eso le costó el trono a su hijo.
Además, tampoco la cosa fue Castilla 100 % proborbónica y Cataluña-Aragón 100 % austracista. Lo cierto es que hasta 1705 Cataluña se mantuvo fiel a Felipe V que había jurado las Cortes Catalanas de 1702, las más favorables de la historia del Principado. Esto lo narre en esta entrada: que empezaron http://reinadodecarlosii.blogspot.com/2010/09/la-diada-o-la-gran-mentira-del.html
En cuanto a las relaciones Francia-España bajo Felipe V, si bien es cierto que fueron intensas al inicio, pronto se enturbiaron y de hecho Felipe V dejó de hablarse con su abuelo ya años antes de acabar la Guerra de Sucesión, por no hablar que en 1719 estalló una nueva guerra franco-española por la que Luis XV dio apoyo a los miqueletes de los Pirineros y por la que el Duque de Berwick entró nuevamente en España para atacar a su antiguo patrón...como vemos no todo fue ta fácil.
Para saber más desde el lado borbónico la obra de Bernardo Ares (por ejemplo "Luis XIV, rey de España" y todo lo relacionado con su equipo de trabajo de la Universidad de Córdoba y el grupo de trabajo SU.MO.HI) y desde el lado austracista, la profesora Virginia León Sanz y sus múltiples artículos, pero sobre todo, su libro "Carlos VI, el emperador que no pudo ser rey de España".
Un abrazo...y un besito para la niña ;) y la mamá
La creación de una corriente de opinión contraria a España entre los ilustrados franceses procedía, entre otros, de un factor: el modelo reformista borbónico en España ofrecía una síntesis de tradición y modernidad que desmentía las premisas de un Voltaire, por ejemplo. No había que acabar con la Iglesia Católica, nio completamente con el orden estamental o el absolutismo de los reyes para modernizar la sociedad y la propia Monarquía. Había, eso sí, que reformar, acabar con abusos y potenciar cambios necesarios. Una vez más recurro a lo escrito por Julián Marías, al respecto.
Saludos.
Excelente trabajo amigo Pedro, una vez más he disfrutando enormemente instruyéndome con tu precisa y documentada entrada sobre nuestra leyenda negra, En este caso en el contexto del advenimiento de la dinastía borbónica a España y el consecuente giro político, influencia de Francia y su Revolución y las críticas a la obsoleta, pero poderosa, Inquisición.
Un cordial saludo y, de nuevo, enhorabuena por tu reciente paternidad.
Este asunto de la Leyenda Negra antiespañola, ya dicho muchas veces que tiene su origen, en parte, en nosotros mismos, al pasar los siglos, incidió mucho en la pobreza secular; en la exacerbada devoción religiosa del pueblo en general y de la jerarquía eclesiástica en particular, ésta convertida en el fanatismo inquisitorial que duró hasta el siglo XIX; y en la incultura supersticiosa generalizada, ésta consecuencia de todo lo anterior, situación que se mantuvo anclada en nuestro Ser, al margen de toda corriente renovadora que viniera de fuera, dando razones para que se siguiera pensando así de nosotros. Sólo después, muy próximo a nosotros en el tiempo, Joaquín Costa y compañía trataron, con éxito relativo, lograr un cambio.
Disculpe mi desorden a tratar estos asuntos. Aún recuerdo como me puse a hablar de Cánovas, Salísburi y otros personajes del siglo XIX sobre el complejo español frente al mundo, en plena entrada del siglo XVII, si no recuerdo mal, porque creía que se acababa la serie. Hoy he tratado de estar un poco más cerca en el tiempo del que nos habla, aunque no mucho, jejeje.. Excelente artículo, Pedro, en su regreso ya como feliz papá. Un abrazo.
En parte no les faltaba razón a los ilustrados que defendían la falta de ciencia en España como una de las causas de su atraso. LO que está claro es que durante nuestra Historia los eruditos han sido relegados precisamente por eso, por pensar demasiado. Y si no que se lo digan a Jovellanos, uno de mis personajes históricos preferidos, quien a pesar de haber escrito libros inmensos sobre las más diversas materias y haber pertenecido a varias Reales Academias en su momento, fue encarcelado por meterse en política y pensar demasiado abiertamente. Dichosa política...
Saludos y buen verano
Yo pienso también que las leyendas las crean los mismos que las cuentan.
Interesantes detalles los que cuenta sobre la guerra.
He vuelto de las vacaciones...A la habitualidad...
Saludos
Tenía que ser un libre pensador como Jovellanos el que le cantara las cuarenta a la Inquisición. Desde luego no tuvo en cuenta con quién se estaba metiendo. Suerte de amigos en tan altas instancias.
Pero vamos viendo en su entrada, que ya nos vamos despojando de la tan manida leyenda negra.
Saludos y hasta la proxíma.
@Carolus, Sobre el tema de la Guerra de Sucesión se han escrito rios de tinta y como bien comenta hay varias posturas, en función de los intreses particulares de cada uno, con un posicionamiento a conveniencia y en esto son especialistas los nacionalistas que crean una historia a su medida, todo esto lo comento en referencia a su artículo sobre la "Diada o la gran mentira". Como ejemplo de esto que comento podríamos hablar de la perenne idea de los nacionalistas en referencia al recorte de sus libertades y tradiciones mediante los “Decretos de Nueva Planta” introducidos por Felipe V, donde se derogaron los fueros catalanes. Sin embargo nunca se comenta que económicamente resultaron beneficiosos para Cataluña, al eliminar elementos tales como aranceles y dificultades burocráticas para el comercio, que ejercido en el mercado interior, permitió el resurgimiento económico de Cataluña, unida a la autorización otorgada posteriormente por Carlos III al puerto de Barcelona para comerciar con América.
Le agradezco sus recomendaciones bibliográficas para saber más sobre ambos bandos. Por mi parte me permito recomendarle esta obra : Francisco García González, "La Guerra de Sucesión en España y la batalla de Almansa. Europa en la encrucijada". Madrid, Sílex, 2009. En esta obra seguramente encontrará otros aspectos interesantes sobre el conflicto sucesorio. De especial interés es, por una parte, el análisis que diversos estudiosos realizan desde el punto de vista de Francia, Portugal, Inglaterra o el Imperio y el impacto de la intervención de estas potencias en la Guerra de Sucesión Española. Por otra parte se analiza también la dimensión hispana del conflicto, desde la perspectiva de las coronas de Castilla y Aragón (trabajos de María Victoria López Cordón, Ricardo Franch, Carme Pérez Aparicio entre otros), y por último detalla aspectos más concretos referidos especialmente a la batalla de Almansa.
Un abrazo y mil gracias por su aportación a la entrada con su comentario :-)
@Retablo :
Creo que el caso español es particular en el modelo de transición al igual que son particulares nuestros ilustrados si los comparamos con los ilustrados franceses por ejemplo.
Creo efectivamente que son una síntesis de tradición y modernidad, de esta manera por ejemplo, acusaban a la Iglesia Católica de ser la responsable de la falta de evolución en nuestro pensamiento y de anclarnos en el tradicionalismo, pero tampoco terminaban de romper con ella cuestionando solamente la teología tradicional. Es decir, frente a la Iglesia y el pensamiento tradicional, contrapusieron el pensamiento racional, pero sin romper con la Iglesia dándole un papel dentro de un ámbito más íntimo y personal.
Un saludo y gracias por su comentario.
@Pedro. Una vez más, amigo mio, le doy las gracias por sus palabras. Ya queda poco para acabar con esta serie de la Leyenda Negra, espero que los últimos capítulos sean de su agrado y traigan un poquito de luz sobre este tema que como una espada de Damocles pende de nuestra historia y de la que no logramos desprendernos, por desconocimiento de algunos o bien por interés de otros.
Gracias y un afectuoso saludo :-)
@desdelaterraza-viajaralahistoria; Como usted creo que el problema se fue enquistando poco a poco en nuestro pensamiento y sigue siendo la rémora que nos acompaña. No tiene usted que pedir disculpas a la hora de tratar este asunto, se puede ir dando saltos en el tiempo a la hora de tratarlo como ya hizo en su anterior comentario. Es un asunto complejo del que nunca nos pondremos de acuerdo. García Cárcel argumentó en una de sus obras, (fuente principal de la serie de la Leyenda Negra) :
"Ni leyenda, en tanto en cuanto el conjunto de opiniones negativas de España tuvieran no pocos fundamentos históricos, ni negra, dado que el tono nunca fue constante ni uniforme. Abundan los grises, pero la coloración de estas opiniones estuvo siempre determinada por los colores contrapuestos de lo que aquí hemos llamado leyenda rosa."
De todas formas ya casi hemos acabado con esta serie, espero que los restantes capítulos sean de su interés también. Gracias por su visita y comentario :-))
@Carmen, No le falta a usted razón cuando afirma que los eruditos han sido relegados precisamente por su condición, ya lo decía Unamuno en su frase "Que inventen ellos" refieriéndose a la ciencia y la tecnología marginadas en nuestro pensamiento y cultura, de modo que esta frase ha llegado a convertir en una especie de estereotipo nacional español, unas veces rechazado por impropio o humillante y otras veces asumido con orgullo y desdén, como era su propósito original. Jovellanos fue una víctima de su pensamiento adelantado a su tiempo y de ser consecuente con sus ideas en una época convulsa, el nadar a contracorriente, aún teniendo razón, no es precisamente rentable.
Saludos y gracias por su comentario,
@Manuel, un placer tenerle de nuevo por aquí, ya he visto en su blog las vacaciones que ha hecho usted, espero que las haya disfrutado y que la vuelta a la normalidad no sea demasiado dura :-))
Un cordial saludo.
@Lorenzo, como le comento a Carmen más arriba, nuestro Jovellanos fue consecuente siempre con lo que pensaba y con las consecuencias que podía traerle, eso es lo que se llama tener integridad, algo que hoy en día no se lleva demasiado...
Por cierto le felicito de nuevo por su blog, cada día me gusta más.
Un saludo.
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