Las aguas del Océano Pacífico en el siglo XVI siguen siendo unas grandes desconocidas. Numerosos navegantes españoles con más valor que conocimiento, se adentran en ellas y exploran las islas Molucas, las Filipinas y Japón, si bien esta era una zona que por el tratado de Tordesillas supuestamente correspondía exclusivamente a Portugal, no quedaba muy claro por dónde pasaba la linea imaginaria que discurría de norte a sur y que se encontraba a 370 leguas al oeste de Cabo Verde.
Debido a esto, los españoles, que anhelaban el monopolio del comercio de las especias con oriente, comenzaron a expandirse por la región. y enviaron para ello numerosas expediciones como las de García de Loaysa (1525), Alvaro de Saavedra (1528) o López de Villalobos (1543). Todos ellos partieron de la costa de México y se aventuraron en la inmensidad de las desconocidas aguas del Pacífico.
Debido a esto, los españoles, que anhelaban el monopolio del comercio de las especias con oriente, comenzaron a expandirse por la región. y enviaron para ello numerosas expediciones como las de García de Loaysa (1525), Alvaro de Saavedra (1528) o López de Villalobos (1543). Todos ellos partieron de la costa de México y se aventuraron en la inmensidad de las desconocidas aguas del Pacífico.
Sin embargo la gran dificultad de este viaje era precisamente la vuelta hacia México pues las corrientes marinas y los vientos hacían imposible el retorno siguiendo la misma ruta, todos los exploradores anteriormente mencionados lo intentaron sin éxito y debieron volver a España por la India y posteriormente siguiendo la costa de Africa.
España por tanto debía buscar una ruta que le permitiera no sólo la llegada a Asia desde América, sino también la ruta de vuelta, es decir una ruta directa que uniera comercialmente las posesiones españolas de América con las de Asia.
(Andrés Urdaneta nació en la villa de Ordizia (Guipuzkoa) hacia 1508 y murió en Nueva España (Méjico) en 1568. Su padre era Juan Ochoa de Urdaneta y su madre, Gracia de Cerain. El padre de Andrés fue alcalde de Ordizia, por lo menos, en 1511-el gran incendio que en 1512 asoló Ordizia nos impide saber más- y se cree que la madre, perteneciente a un familia con intereses en las ferrerías vascas, podía estar emparentada con Legazpi)
Es aquí donde entra en escena nuestro protagonista, Andrés de Urdaneta, un experimentado navegante guipuzcoano, que ya a los 17 años formaba parte de aquella expedición del explorador García de Loaysa. Entre sus cualidades estaban sus dotes de mando, su espíritu aventurero y su conocimiento de las lenguas indígenas como el malayo. Al haber pasado tanto tiempo en la zona, conocía también la meteorología local y los vientos de modo que se dio cuenta de que la ruta de vuelta a América debía transcurrir por una ruta alternativa aún por descubrir.
Urdaneta regresó a España en 1535 y dos años después marchó a América donde desempeñó diferentes cargos en la administración. Fue en esta época cuando decidió ordenarse fraile agustino, si bien nunca olvidó su espíritu aventurero. Prueba de ello es que decidió reemprender su proyecto y para ello contó con la ayuda del virrey de México, Luis de Velasco, a quién llegó a decirle que haría volver :
En 1550, Felipe II acepta la sugerencia de Luis de Velasco de organizar un nuevo viaje por el Pacífico y durante un lustro y bajo máximo secreto, se organizó una armada bajo la supervisión del propio Urdaneta. El mando de la expedición se encomendó a Miguel López de Legazpi y la dirección náutica quedaba en manos de Urdaneta.
El 21 de noviembre de 1564 una flota compuesta por 5 navíos y 380 hombres zarpaba del puerto mexicano de Navidad. Cinco días después Urdaneta abría el pliego que contenía las órdenes del rey, que les conminaba a navegar hasta Filipinas para después intentar la ruta de vuelta a través del Pacífico:
El 21 de enero, Urdaneta anunció la llegada a las islas de los Ladrones (Islas Marianas) y el 13 de febrero, tras navegar 7.623 millas, avistaron por fin las costas de Filipinas. Allí Legazpi fundó la primera población española y la llamó Cebú.
(Los galeones fueron el indtrumento que usó España para el dominio de los océanos, auténticas fortalezas flotantes de gran capacidad de almacenamiento y potencia de fuego. Pintura del siglo XVI de El Escorial)
A partir de este momento, Urdaneta se enfrascó en el estudio de la preparación del tornaviaje, durante 4 meses preparó la nave San Pedro y eligió a los 200 hombres que habrían de acompañarle. Eligió como pilotos a Esteban Rodríguez y a Rodrigo Espinosa (autores de los diarios que fueron fuente fundamental para reconstruir el periplo) y como comandante a Felipe Salcedo, nieto de Legazpi de tan sólo 18 años pero de demostrada lealtad y capacidad. La responsabilidad de la navegación logicamente fue del propio Urdaneta. Consciente del largo e incierto viaje, se embarcaron víveres para ocho o nueve meses.
Zarpó la San Pedro de Cebú el 1 de junio de 1565 y atravesaron las numerosísimas islas que constiyuyen el archipiélago filipino no sin antes fondear en un último islote donde se aprovisionaron de cocos en abundancia antes de hacerse por fin a mar abierto, hacia una ruta nunca antes descubierta.
La nave se perdió en las aguas del Pacífico impulsada por el monzón de verano, rumbo noreste. El día 21 avistaron un farallón del que se apartaron precavidos ante sus peligrosos rompientes, se trataba del Okino Tori a 20º de latitud norte, el piloto lo describió así :
Este peligroso peñón, que se asemejaba a una vela, sería el último atisbo de tierra que verían ya hasta llegar a América.
Urdaneta buscaba alcanzar lo 39º de latitud, según sus cálculos, a esta altura se encontraba una corriente marina (hoy conocida como Kuro-Shivo) que le impulsaría hacia América con ayuda de sus favorables vientos.
Durante la larga y peligrosa travesía, muchos de los tripulantes enfermaron. Urdaneta sin embargo ya había previsto incidentes de este tipo e hizo acopio, antes de la salida, de de legumbres y cocos, fuentes de la vitamina C tan necesaria para prevenir el temible escorbuto, azote de los marineros de la época (la cifra de bajas en la época por el escorbuto solía rondar el 45 % de las tripulaciones) gracias a esto "sólo" murieron el diez por ciento de los tripulantes y no de escorbuto.
El 18 de septiembre avistaron por fin la isla de Santa Rosa en California y finalmente el 8 de octubre de 1565, después de 15 días navegando sin perder la costa, la San Pedro hizo su entrada en Acapulco. Tras de sí quedaban cuatro largos meses de travesía a través de un nuevo camino que uniría Asía con América, el llamado tornaviaje.
La consecuencia de este enorme descubrimiento fue la apertura de la ruta comercial entre Filipinas y América. Desde entonces España se abastecería de especias, sedas, porcelanas y un sinfín de géneros procedentes de la India, China y todo el sureste asiático, mientras exportaba a Asia, telas, municiones y sobre todo metales preciosos. Productos y pasajeros embarcaban una vez al año en Manila arribando a Acapulco tras cuatro o cinco meses a través de la ruta que abrió Urdaneta.
(La iglesia Paoay recuerda la arquitectura azteca. Las paredes de la iglesia son 1,67 metros de espesor y con el apoyo de 24 pilares. Su construcción se inició en 1704 y se terminó en 1894 por los frailes agustinos. Se dice, que su construcción se destina principalmente para resistir terremotos. El diseño de la iglesia es una mezcla con influencia gótica, oriental y Barroco. Con la llegada de Urdaneta y cuatro frailes más se inició la misión agustina en Filipinas)
Es aquí donde entra en escena nuestro protagonista, Andrés de Urdaneta, un experimentado navegante guipuzcoano, que ya a los 17 años formaba parte de aquella expedición del explorador García de Loaysa. Entre sus cualidades estaban sus dotes de mando, su espíritu aventurero y su conocimiento de las lenguas indígenas como el malayo. Al haber pasado tanto tiempo en la zona, conocía también la meteorología local y los vientos de modo que se dio cuenta de que la ruta de vuelta a América debía transcurrir por una ruta alternativa aún por descubrir.
Urdaneta regresó a España en 1535 y dos años después marchó a América donde desempeñó diferentes cargos en la administración. Fue en esta época cuando decidió ordenarse fraile agustino, si bien nunca olvidó su espíritu aventurero. Prueba de ello es que decidió reemprender su proyecto y para ello contó con la ayuda del virrey de México, Luis de Velasco, a quién llegó a decirle que haría volver :
"No una nave, sino una carreta"
En 1550, Felipe II acepta la sugerencia de Luis de Velasco de organizar un nuevo viaje por el Pacífico y durante un lustro y bajo máximo secreto, se organizó una armada bajo la supervisión del propio Urdaneta. El mando de la expedición se encomendó a Miguel López de Legazpi y la dirección náutica quedaba en manos de Urdaneta.
El 21 de noviembre de 1564 una flota compuesta por 5 navíos y 380 hombres zarpaba del puerto mexicano de Navidad. Cinco días después Urdaneta abría el pliego que contenía las órdenes del rey, que les conminaba a navegar hasta Filipinas para después intentar la ruta de vuelta a través del Pacífico:
"Lo principal que en esta jornada se pretende es saber la vuelta, pues la ida se sabe que se hace en poco tiempo".
El 21 de enero, Urdaneta anunció la llegada a las islas de los Ladrones (Islas Marianas) y el 13 de febrero, tras navegar 7.623 millas, avistaron por fin las costas de Filipinas. Allí Legazpi fundó la primera población española y la llamó Cebú.
(Los galeones fueron el indtrumento que usó España para el dominio de los océanos, auténticas fortalezas flotantes de gran capacidad de almacenamiento y potencia de fuego. Pintura del siglo XVI de El Escorial)
A partir de este momento, Urdaneta se enfrascó en el estudio de la preparación del tornaviaje, durante 4 meses preparó la nave San Pedro y eligió a los 200 hombres que habrían de acompañarle. Eligió como pilotos a Esteban Rodríguez y a Rodrigo Espinosa (autores de los diarios que fueron fuente fundamental para reconstruir el periplo) y como comandante a Felipe Salcedo, nieto de Legazpi de tan sólo 18 años pero de demostrada lealtad y capacidad. La responsabilidad de la navegación logicamente fue del propio Urdaneta. Consciente del largo e incierto viaje, se embarcaron víveres para ocho o nueve meses.
Zarpó la San Pedro de Cebú el 1 de junio de 1565 y atravesaron las numerosísimas islas que constiyuyen el archipiélago filipino no sin antes fondear en un último islote donde se aprovisionaron de cocos en abundancia antes de hacerse por fin a mar abierto, hacia una ruta nunca antes descubierta.
La nave se perdió en las aguas del Pacífico impulsada por el monzón de verano, rumbo noreste. El día 21 avistaron un farallón del que se apartaron precavidos ante sus peligrosos rompientes, se trataba del Okino Tori a 20º de latitud norte, el piloto lo describió así :
"Parecía un barco que estaba surto" (fondeado, anclado)
Este peligroso peñón, que se asemejaba a una vela, sería el último atisbo de tierra que verían ya hasta llegar a América.
(Última página del Diario de Viaje redactado por A. de Urdaneta)
Urdaneta buscaba alcanzar lo 39º de latitud, según sus cálculos, a esta altura se encontraba una corriente marina (hoy conocida como Kuro-Shivo) que le impulsaría hacia América con ayuda de sus favorables vientos.
Durante la larga y peligrosa travesía, muchos de los tripulantes enfermaron. Urdaneta sin embargo ya había previsto incidentes de este tipo e hizo acopio, antes de la salida, de de legumbres y cocos, fuentes de la vitamina C tan necesaria para prevenir el temible escorbuto, azote de los marineros de la época (la cifra de bajas en la época por el escorbuto solía rondar el 45 % de las tripulaciones) gracias a esto "sólo" murieron el diez por ciento de los tripulantes y no de escorbuto.
(En el mapa podemos ver la ruta de vuelta hacia América también llamada Tornaviaje que podía durar entre 4 y 5 meses debido al rodeo que hacían los galeones hacia el norte, con el fin de seguir la citada corriente de Kuro-Siwo. La línea Manila-Acapulco-Manila fue una de las rutas comerciales más larga de la historia)
El 18 de septiembre avistaron por fin la isla de Santa Rosa en California y finalmente el 8 de octubre de 1565, después de 15 días navegando sin perder la costa, la San Pedro hizo su entrada en Acapulco. Tras de sí quedaban cuatro largos meses de travesía a través de un nuevo camino que uniría Asía con América, el llamado tornaviaje.
La consecuencia de este enorme descubrimiento fue la apertura de la ruta comercial entre Filipinas y América. Desde entonces España se abastecería de especias, sedas, porcelanas y un sinfín de géneros procedentes de la India, China y todo el sureste asiático, mientras exportaba a Asia, telas, municiones y sobre todo metales preciosos. Productos y pasajeros embarcaban una vez al año en Manila arribando a Acapulco tras cuatro o cinco meses a través de la ruta que abrió Urdaneta.
(La iglesia Paoay recuerda la arquitectura azteca. Las paredes de la iglesia son 1,67 metros de espesor y con el apoyo de 24 pilares. Su construcción se inició en 1704 y se terminó en 1894 por los frailes agustinos. Se dice, que su construcción se destina principalmente para resistir terremotos. El diseño de la iglesia es una mezcla con influencia gótica, oriental y Barroco. Con la llegada de Urdaneta y cuatro frailes más se inició la misión agustina en Filipinas)
El llamado Galeón de Manila se mantuvo ya en servicio hasta marzo de 1815 cuando zarpó el último barco. Pero la navegación por esta vía continuó hasta que la apertura del Canal de Suez permitiera ir directammente de España hasta Manila en menos de dos meses. Fue por tanto la única ruta existente durante más de dos siglos y medio.
curiosidades :
» La evangelización de las Filipinas, que aún hoy continúa siendo el único país católico de Asia, se originó gracias a Urdaneta y a los otros cuatro frailes agustinos que le acompañaron en la expedición de Legazpi, a los que les indicó que evangelizaran en el idioma nativo.
» Durante el resto de los siglos XVI y XVII, las naves españolas, particularmente el galeón de Manila y demás galeones que recorrían el trayecto Acapulco-Manila-Acapulco, emplearon esta ruta. Una consideración es que durante siglos no descubrieron las islas Hawaii ya que no tuvieron incentivos para explorar y sólo se dedicaron a seguir la ruta conocida.
Fuentes :
Armendáriz, Xabier. “El descubrimiento de la ruta que unió Asia y América”. National Geographic.
22 comentarios:
¡Admirable fraile navegante!
Como la del galeón de Manila, Pedro: ¡Excelente vuelta la tuya!
Un abrazo.
Una vez más felicitarte por tu trabajo y dedicación al bien hacer. Toda esta cultura explicada de esta forma tan amena permite de forma fácil ampliar conocimientos, gracias.
Un saludo.
En primer lugar bienvenido tras tus vacaciones. En segundo una interesante entrada como siempre. El descubrimiento de la ruta entre Filipinas y América sería fundamental para el comercio hispano durante 300 años. Fue el Pacífico durante los siglos XVI y XVII conocido como el "lago español", después vino la tergiversación inglesa acerca de su descubrimiento por parte del capitán Cook,nada más lejos de la realidad, y corresponde a la historiografía española (como la Revista Española del Pacífico ) luchar contra tal mentira histórica. Cuando llegó Cook ya hacia 150 años que los españoles y portugueses habían descubierto incluso Australia como se ve en la cartografía de la época con el nombre de Terra Australis.
Un abrazo.
Nuevamente, Pedro, una gran entrada que descubre muchos cosas de la navegación entre América y Filipinas, comercio importantísimo en el tema de las especias y otros productos orientales. Toda una aventura el dominio del Pacífico. Un cordial saludo.
Hola Pedro:
Espero que las vacaciones hayan sido excelentes.
Un navegante que no conocía Pedro. Urdaneta es un apellido que en Venezuela esta ligado a la independencia.
Saludos
Impresionante relato de la apertura de la ruta comercial entre la América Hispana y Asia. Y extraordinaria la importancia que este descubrimiento tuvo en el comercio español durante más de tres siglos. Andrés de Urdaneta nos abrió el Pacifico y todas sus riquezas, gran personaje y gran empresa la suya. Conocía su figura, pero me has recordado y aportado nuevos datos. Como siempre un gran trabajo amigo Pedro. Enhorabuena y gran abrazo. Y bienvenido tras tus vacaciones.
Una entrada muy entretenida e instructiva. Viene bien saber la importancia del descubrimiento de esta ruta y la valentía de los españoles de aquellas épocas.
Un saludo.
Deduzco que esta expedición abrió el camino a los galeones españoles entre América y Filipinas, ruta que fue utilizada durante toda la Edad Moderna. Y, la verdad, no es de extrañar que fueran dos vascos los protagonistas de la aventura al nacer grandes dominadores de las cartas naúticas en esas tierras. A menudo pensamos que tales aventureros sólo fueron laicos y estamos muy equivocados. Sólo hay que recordar a Urdaneta, por ejemplo.
Saludos y bienvenido
Urdaneta, era sacerdote, copernicano y español. A ver cómo se explica eso desde la Leyenda Negra. Saludos a la vuelta de vacaciones y felicitaciones por tan valiosa entrada.
No deja de ser este hecho tan importante como el descubrimiento de América, con el ya se abría la tierra en su totalidad a las comunicaciones.
Saludos.
Eduardo (Crónicas de Torrelaguna)
@Francisco. Ya tenía ganas de volver y encontrarme de nuevo con todos los amigos bloggeros.
Como verás en este época se podía alternar entre aventuras y religión, nuestro amigo Urdaneta fue capaz de atravesar el Pacífico de ida y de vuelta nada menos...
Un abrazo :-))
@Juan Antonio Torron, gracias por tus palabras. Todo lo que sea acercar nuestra historia un poco más a todo el mundo es un auténtico placer y si encima resulta ameno pues mejor que mejor.
Un fuerte abrazo :-))
@Carolus, la historiografía inglesa muchas veces se basan en la imaginación (recordemos la guerra de la Oreja de Jenkins por ejemplo) Cook recorrió caminos ya recorridos por los navegantes españoles al igual que su compatriota Drake al que se le atribuyó el ser el primero en dar la vuelta al mundo cuando Juan Sebastián Elcano casi 60 años antes había logrado la hazaña iniciada junto a Magallanes...
Sin embargo la historia fue como fue, nada puede cambiarse y al final cada uno queda en su lugar a pesar de los rios de tinta que muchas veces se han escrito con mentiras y tonterías de este tipo.
Un abrazo y placer estar de nuevo con vosotros :-))
@Paco, efectivamente el comercio con Asia y América se inauguró de esta manera y su importancia fue trascendental. El comercio sirvió como fuente fundamental de ingresos en los negocios de los colonos españoles que vivían en las islas Filipinas. Un total de 110 galeones de Manila se hicieron al mar en los 250 años, ahí es nada...
Un abrazo Paco.
@Manuel, las vacaciones han sido excelentes y diferentes, con mi hija como novedad :-))
Me alegra haberle acercado este personaje tan importante. Cuando habla usted de este apellido ligado a la independencia supongo se referirá a Rafael Urdaneta que tuvo mucho que ver en los procesos de emancipación de Venezuela y Colombia comandadas por Simón Bolívar.
Un abrazo cordial :-))
@Gracias amigo Pedro, tus comentarios siempre son especialmente agradables :-) por cierto ¿sabes que ya casi hace un año que nos conocimos en este mundillo de los blogs? como pasa el tiempo...
Pues como bien dices, Urdaneta abrió nuevos caminos comerciales y culturales entre las dos orillas del Pacífico. Como los viajes a lo largo del año no eran muy numerosos, los barcos que se contruian eran de dimensiones colosales, En el siglo XVI, tenían de media de 1.700 a 2.000 toneladas, eran construidos con maderas de Filipinas y podían llevar a un millar de pasajeros.
Un abrazo amigo mio.
@Valverde, la valentía de los españoles de aquella época era mundialmente conocida, al igual que lo es hoy en día nuestra facilidad para olvidar nuestro pasado, lástima.
Me alegra haberle acercado a este personaje y que la entrada le haya resultado entretenida :-))
Un abrazo.
@Carmen, así es, muchos de los grandes marinos de la época fueron de origen vasco, tenga en cuenta que aquella tierra está más en contacto con la cultura del mar que otras regiones de España. El mejor ejemplo de todos ellos fue Juan Sebastián de Elcano que completó la primera vuelta al mundo. También Cosme de Churruca y sus valientes acciones en Trafalgar, Lorenzo Ugalde, general guipuzcoano que luchó en el siglo XVII contra la Armada holandesa Francisco de Echeveste, general de las galeras de Filipinas y embajador del rey de España en Tonkín, Tomás de Endaya, constructor naval en Cavite, Francisco Esteíbar, que combatió por mar y tierra a chinos e ingleses en Filipinas en el siglo XVII; y muchos otros.
Muchas gracias por su visita y un cordial saludo.
@José Manuel, pues como usted bien dice a ver cómo explicarían eso los difusores de la Leyenda Negra, claro está que en este caso cada uno veía la historia como mejor podía convenirle, Urdaneta no hubiera sido buen ejemplo para sus explicaciones por lo peculiar del personaje.
Gracias por su visita :-))
@Eduardo, ciertamente fue un importante descubrimiento, fíjese que fue el camino que recorrían los barcos españoles hasta la invención de los barcos a vapor y la apertura del canal de Suez, que redujo el tiempo de viaje de España a las Filipinas a aproximadamente 40 días. Anteriormente eran cuatro meses lo que llevaba cruzar el océano Pacífico entre Manila y Acapulco y los galeones eran el principal vínculo entre las Filipinas y la capital del virreinato en la Ciudad de México y desde allí con la misma España.
Un cordial saludo.
Una auténtica ruta revolucionaria. Por fín Castilla podía llegar a Oriente y volver a su árrea de influencia sin tocar las tierras portuguesas del Índico. Milagroso fue que Filipinas quedase en poder español hasta 1898, pues hoy quedó el catolicismo y los apellidos, aunque lamentablemente no el idioma. Como siempre, un vasco participó en tan magna empresa, junto a Elcano, Legazpi...Esos guipuzcoanos que poco sospecharían que 450 años después, sus descendientes se inventarían la historia y les quitarían el apelativo de españoles.
Muy buena entrada y buen blog, que visitaré desde hoy.
Bienvenido de sus vacaciones. Le han sentado bien ya que vuelve con una magnifica entrada sobre tiempos de aventura y rutas ignotas. Podemos vislumbrar que dificil y sacrificado fue vivir en aquellos ya lejanos dias.
Yo también desconocía al tal Urdaneta, gracias por descubrirnoslo.
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