Estre ambos sexos no había diferenciación en el gusto por la moda, así los hombres ponían tanto cuidado en su imagen como las mujeres. Dependiendo de la época pasaron de resaltar unas partes de su cuerpo u otras.
Felipe IV príncipe con el enano Soplillo, por Rodrigo de Villandrando (1620)
1 - Lechuguilla de gran tamaño que dignifica la figura.
2 - Capa de terciopelo negro y seda brocada.
3 - Ropilla de tisú blanco con bordados de oro.
4 - Puños de encaje rizado.
5 - Sombrero con adorno de joyas y una gran pluma.
6 - Calzas abombadas por encima de la rodilla.
7 - Medias de seda blancas ajustadas.
8 - Zapatos picados con lazos.
En la España del Siglo de Oro se daba mucha importancia a los grandes sombreros de ala, adornados con plumas, la entrepierna centrará también la mirada de la época con la introducción de la bragueta (en forma de saquito de tela forrada que se sujetaba en la parte delantera de las calzas y que podía sobresalir de éstas) y las cintas decorativas. Más de un eclesiástico pondría el grito en el cielo por ese motivo :
"¿puede llegar el traje a más desorden que al que ha llegado en estos tiempos?, ¿qué más incentivo de lujuria que ver a las mujeres con una saya abierta por delante?, ¿qué más incentivo que ver a los hombres con unos calzones tan ajustados? Que en la misma estrechez manifiesta la forma del muslo y algo más que por decencia callo”
"¿No acaso a vuestros mantos de infierno llamáis mantos de humo?, pues cuando sale por las calles una de estas mujeres con manto de humo, es señal que hay dentro de ella gran fuego, y está como una casa, que cuando el humo arroja por fuera, se está ardiendo en llamas por dentro. Qué mayor infierno que unos zapatos de polevi o palillo, con tanta profanidad que los adornan en tafetán, cairelados y cosidos con hilo de oro y seda?".”
“los hombres, con tanta vileza para la nación española, se han quitado el bigote y el pelo, poniéndose cabelleras postizas (…) no como cuando la nación española se hacía temer y respetar" (…) “antes, le daba a un hombre la vuelta con el bigote a la oreja, y se ataba el extremo de la barba a la pretina, y más miedo causaban con echar la mano a la barba que hoy con sacar la espada". (1)
Las calzas eran otro elemento muy valorado en el vestuario masculino español, cubrían el muslo y la pierna y fueron evolucionando con el tiempo a formas más sofisticadas. En tiempos de Felipe II estaban “acuchilladas” es decir, tenían aberturas que mostraban otra tela de distinto color, y bajo su antecesor adoptaron una característica forma abombada. Más tarde las calzas se sustituyen por medias de seda negra o hilo, sujetas con ligas, que tapan otras medias blancas interiores. Los que no podían pagárselas imaginaban curiosas trazas para imitarlas, como un personaje de la novela “El Buscón” de nuestro Quevedo :
“Desarrebozóse y hallé que debajo de la sotana traía gran bulto. Yo pensé que eran calzas, porque eran a modo de ellas, cuando él, para entrarse a espulgar (limpiarse de pulgas o piojos), se arremangó y vi que eran dos rodajas de cartón que traía atadas a la cintura y encajadas en los muslos, de suerte que hacían apariencia debajo del luto, porque el tal no traía camisa ni gregüescos (un tipo de calzas) , que apenas tenía que espulgar, según andaba desnudo” (2)
La capa siguió siendo una prenda muy importante en el vestuario masculino y de gran valor material, incluso había ladrones especializados en robarlas, llamados capeadores. En referencia a esto, un poeta llegó a decir
"¿puede llegar el traje a más desorden que al que ha llegado en estos tiempos?, ¿qué más incentivo de lujuria que ver a las mujeres con una saya abierta por delante?, ¿qué más incentivo que ver a los hombres con unos calzones tan ajustados? Que en la misma estrechez manifiesta la forma del muslo y algo más que por decencia callo”
"¿No acaso a vuestros mantos de infierno llamáis mantos de humo?, pues cuando sale por las calles una de estas mujeres con manto de humo, es señal que hay dentro de ella gran fuego, y está como una casa, que cuando el humo arroja por fuera, se está ardiendo en llamas por dentro. Qué mayor infierno que unos zapatos de polevi o palillo, con tanta profanidad que los adornan en tafetán, cairelados y cosidos con hilo de oro y seda?".”
“los hombres, con tanta vileza para la nación española, se han quitado el bigote y el pelo, poniéndose cabelleras postizas (…) no como cuando la nación española se hacía temer y respetar" (…) “antes, le daba a un hombre la vuelta con el bigote a la oreja, y se ataba el extremo de la barba a la pretina, y más miedo causaban con echar la mano a la barba que hoy con sacar la espada". (1)
Las calzas eran otro elemento muy valorado en el vestuario masculino español, cubrían el muslo y la pierna y fueron evolucionando con el tiempo a formas más sofisticadas. En tiempos de Felipe II estaban “acuchilladas” es decir, tenían aberturas que mostraban otra tela de distinto color, y bajo su antecesor adoptaron una característica forma abombada. Más tarde las calzas se sustituyen por medias de seda negra o hilo, sujetas con ligas, que tapan otras medias blancas interiores. Los que no podían pagárselas imaginaban curiosas trazas para imitarlas, como un personaje de la novela “El Buscón” de nuestro Quevedo :
“Desarrebozóse y hallé que debajo de la sotana traía gran bulto. Yo pensé que eran calzas, porque eran a modo de ellas, cuando él, para entrarse a espulgar (limpiarse de pulgas o piojos), se arremangó y vi que eran dos rodajas de cartón que traía atadas a la cintura y encajadas en los muslos, de suerte que hacían apariencia debajo del luto, porque el tal no traía camisa ni gregüescos (un tipo de calzas) , que apenas tenía que espulgar, según andaba desnudo” (2)
La capa siguió siendo una prenda muy importante en el vestuario masculino y de gran valor material, incluso había ladrones especializados en robarlas, llamados capeadores. En referencia a esto, un poeta llegó a decir
“Que maten por una capa
Que no saben si es de paño
de Segovia”
Que no saben si es de paño
de Segovia”
(es decir de un tejido vulgar y no de una tela cara) (3)
En cuanto al vestuario femenino, también evolucionó durante el Siglo de Oro y fue elemento importantísimo en el arte de la seducción. Lope de Vega escribió :
"No la imagines vestida
con tan linda proporción
de cintura, en el balcón
de unos chapines subida.
Toda es vana arquitectura;
porque dijo un sabio un día
que a los sastres se debía
con tan linda proporción
de cintura, en el balcón
de unos chapines subida.
Toda es vana arquitectura;
porque dijo un sabio un día
que a los sastres se debía
la mitad de la hermosura." (4)
Mariana de Austria.Este
retrato se realizó entre 1652 y 1653, el autor es Diego Velázquez.
1 - Peluca de tirabuzones a dos lados con lazos rojos.
2 - Tocado de plumas jaspeadas.
3 - Valona sobre los hombros.
4 - Brazaletes y lazos ceñidos a las muñecas.
5 - Cuerpo dorado terminado en grandes faldones.
6 - Pañuelo blanco de seda con encaje.
7 -Basquiña, colocada sobre el guardainfante.
El vestido se combinaría con joyas y eran usuales las cuchilladas en cuerpo y mangas, se utilizaban suntuosos tejidos: encaje, tafetán, terciopelo, brocados…
Desde el XVI se impuso la moda del verdugado (enaguas armadas con aros de alambre o madera que se acampanaban hacia abajo) sobre el que se colocaban diferentes tipos de faldas como la pollera, el guardapiés o el faldellín. En la década de 1630 triunfaron, como ya vimos, los enormes y suntuosos guardainfantes y estos evolucionaron hacia otras formas como los tontillos.
A la izquierda, la reina Margarita de Austria en 1609 luciendo una lechuguilla del XVII. A la derecha Doña Inés de Zúñiga, condesa de Monterrey en 1660, con valona escotada.
El maquillaje fue usado con generosidad; coloretes, afeites, emplastos, etc. Cubren desde la parte inferior de los ojos hasta las orejas, cuello, escote y manos, sobre todo de nobles damas solimán, pues la piel morena o tostada daba a entender que el individuo trabajaba y no llevaba una vida ociosa y regalada, como era el ideal de vida. Perfumes y aguas (de azahar, cordobesa o de rosas) se usaban con abundancia, para disimular los olores.
Los libros de José Deleito y Piñuela, referentes a la época de Felipe IV, nos dan interesantes datos sobre la higiene y la perfumería en estos tiempos :
"En un tocador elegante no podían faltar agua de rosas y de azahar, jaboncillo de Venecia, aceite de estoraque, de benjuí, de violetas, de piñones y de altramuces; cañutillo de albayalde, solimán labrado para blanquear el cutis, tuétano de corzo, pastillas olorosas, y otros ingredientes guardados en salserillas."
Aún así, la moda femenina era más recatada que la masculina, pues el busto estaba aprisionado por una suerte de corsé llamado “cartón de pecho” que ocultaba las formas femeninas, y en 1639 se llegó a prohibir incluso el escote. Madame d'Aulnoy escribiría :
"La carencia de pechos es otra de las condiciones que aquí
determinan una belleza femenil, y las mujeres cuidan mucho
de que su cuerpo no tome formas abultadas. Cuando los pechos
empiezan a desarrollarse, los cubren con delgadas laminillas
de plomo, y se fajan, como se faja a los recién nacidos."
El vestido de los humildes.
No todo el mundo tenía medios para seguir los dictámenes de la moda de la época, además los trajes no eran baratos, pues aunque se podían comprar ya hechos, lo normal en la gente adinerada es que se los hicieran a medida. Eran constantes las quejas por el tiempo que los sastres tardaban en fabricar las prendas y en ocasiones por la calidad de las telas y sobre todo por el precio que cobraban. Los poetas también recogieron estas críticas y alguno señalaba :
El vestido de los humildes.
No todo el mundo tenía medios para seguir los dictámenes de la moda de la época, además los trajes no eran baratos, pues aunque se podían comprar ya hechos, lo normal en la gente adinerada es que se los hicieran a medida. Eran constantes las quejas por el tiempo que los sastres tardaban en fabricar las prendas y en ocasiones por la calidad de las telas y sobre todo por el precio que cobraban. Los poetas también recogieron estas críticas y alguno señalaba :
“Vendrá la circuncisión
de la ropa y medrarás;
mas el pronóstico llevo.
De seis sastres me contaban
que solamente cenaban
entre todos seis un huevo
y que cada cual metía
su aguja en vez de cuchar.” (5)
de la ropa y medrarás;
mas el pronóstico llevo.
De seis sastres me contaban
que solamente cenaban
entre todos seis un huevo
y que cada cual metía
su aguja en vez de cuchar.” (5)
(Velázquez, La comida (1619) Óleo sobre lienzo. 96 x 112 cm. Szépmüvészeti Múzeum. Budapest)
Los que no podían costearse galas y ornatos lujosos, se contentaban con un vestido sencillo, compuesto de camisa amplia de lino o algodón, jubón terminado en pico con formas acuchilladas en las mangas, calzas cortas o bien a media pierna, medias de lana que se sujetaban con jarreteras (una especie de ligas).
Por su parte las mujeres humildes y de clase media vestían faldas largas, y sin adornos, combinadas con blusas o camisas sencillas.
Normalmente se llevaba una pañoleta que cubría los hombros y se anudaba sobre el pecho. En épocas de frío, un manto de paño o lana proporcionaba algo de calor. Pese a su sencillez, hay que destacar que el vestido popular no se mantuvo al margen de las modas aristocráticas y por ello es así que se inspiraron muchos de los trajes regionales de la época moderna.
Fin.
(1) Fray Antonio de Ezcaray, predicador de su Majestad, y Apostólico del Colegio, y Misión de Propaganda Fide de las indias Occidentales de la ciudad de Santiago de Querétaro. “Voces del dolor, nacidas de la multitud de pecados que se cometen por los trajes profanos, afeites, escotados y culpables ornatos, que en estos miserables tiempos y en los anteriores ha introducido el infernal Dragón para destruir y acabar con las almas, que con su preciosísima sangre redimió nuestro amantísimo Jesús” 1691.
(2) La vida del Buscón (o Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños) es una novela picaresca en castellano, escrita por Francisco de Quevedo.
(3) Tesoro de los romanceros y cancioneros españoles, históricos, caballerescos ... editado por Eugenio de Ochoa
(4) El perro del hortelano (Cap. I), Lope de Vega
(5) Tirso de Molina en su obra "Santo y Sastre"
Fuentes :
» de Sousa, Francisco : “Introducción a la historia de la indumentaria en España”. Itsmo, Madrid, 2007.
» Dos Guimaraes, Isabel y García, Máximo: "Portas adentro: comer, vestir y habitar en la Península Ibérica". Universidad de Valladolid, 2011.
» Ruis Ortiz, María : "Vestirse a la moda en la España del Siglo de Oro". National Geographic.
» de Sousa, Francisco : “Introducción a la historia de la indumentaria en España”. Itsmo, Madrid, 2007.
» Dos Guimaraes, Isabel y García, Máximo: "Portas adentro: comer, vestir y habitar en la Península Ibérica". Universidad de Valladolid, 2011.
» Ruis Ortiz, María : "Vestirse a la moda en la España del Siglo de Oro". National Geographic.
35 comentarios:
Cuantas curiosidades! Me ha resultado de lo más divertido, en especial lo de las dos rodajas de cartón, y eso tan vergonzoso de quitarse el bigote y ponerse cabelleras postizas, "no como cuando la nación española se hacía temer y respetar".
Buenas noches
Bisous
Me acabo de leer las dos entradas y estoy anonadado y admirado. La calidad del texto, las referencias, las imágenes. Y la riqueza, la sorpresa, de hallarse con un tipo de entradas, con unos temas concretos, poco usuales en la "blogosfera".
Aquí, dar las gracias es poco.
¡¡Una entrada maravillosa, llena de curiosidades!! Muy significativos, sobre todo, los textos que has elegido para ilustrar esta historia sobre la moda en el Siglo de Oro.
¡¡Me ha encantado!!
Un saludo!
Pobre gente aquella, me imagino con aquellas vestimentas tan pesadas y tan dificultadoras del movimiento en general. ¡Vaya incordio los días de calor con esas capas y ropajes tan púdicos! Lo peor sería el sudor y cómo cantarían sus sobacos y pies sin desodorante, jejejeje.
Igual con el frío. Y eso que antes no había cambio climático y hacía mucho más viruje que ahora, sobre todo en la mini-glaciación de la promera mitad del siglo XVII.
Estos aspectos de la vida cotidiana se han obviado bastante en la historiografía en general.
Saludos y buena entrada.
Saludos.
Magnífico final para un buen principio. Aunque me ha dejado, don Pedro, con ganas de más... Quizás, más adelante, cuando la ocasión le parezca oportuna, podría usted ofrecernos otro de sus magníficos estudios sobre la moda de otra época; porque, al contrario que esta España Eterna suya, invariablemente admirable, la moda es cambio, y cada época ha tenido la suya, como fiel reflejo de la sociedad de su tiempo.
Muchas gracias por su labor, y un fuerte abrazo.
Interesante ¡¡¡
¿Fin? Si estaba de lo más interesante amigo.
Llama la atención que seguimos igual, antes robaban capas por encargo y ahora coches.
Curioso tambien que al final se prohibiera ver los pechos y hubiera que taparlos con tela. Años despues cambiaría la moda en una explosión pechos elevados y profundos canalillos para perder la vista, y cuando no, la mano si la moza se dejaba.
Saludos!
Interesantísima continuación y excelente análisis de la vestimenta en el siglo de oro, amigo Pedro. Y darte mi enhorabuena por lo curioso y diferente del tema que tratas, del que tengo que decirte que mi desconocimiento era absoluto. Instinto, inusual, diferente y bien documentada. Un abrazo
Magnifica entrada, tan interesante como la primera.
Esta visto que la moda y el aspecto ante los demás siempre se ha cuidado todo lo posible, según los dineros con los que uno cuenta.
Con esta lectura la verdad es que uno tiene una visión mas exacta sobre el tema. Gracias.
Un abrazo.
Esta segunda parte, interesantísima, muestra a las claras como, en toda época, la moda transgrede las normas del recato y la decencia imperante en cada tiempo. Siempre descubre más de lo que las mentes más puritanas consideran decoroso. También, hoy, hay quien piensa lo mismo respecto a ciertas modas actuales.
Desde el punto de vista actual, nada más inocente que aquella moda, y por lo demás de un lujo admirable. Me han gustado muchos sus dos artículos dedicados a la alta costura del Siglo de Oro español. Un saludo.
Estupenda entrada señor de Mingo. Es interesante ver como el vestido tiene un fuerte sentido, en la ubicación que a cada cual le corresponde,dentro de una sociedad tan jerarquizada. Le felicito sinceramente.
Saludos.
Otra entrada estela: calzas y jubones era lo típico en el noble español y pelucas, tocados y valonas en la indumentaria femenina. Sin embargo, el mismo celo que en la actualidad tenían los españoles de la época en ser reconocidos socialmente, en ser distintos y diferentes a la plebe. He aprendido bastante de las cosas menudas de nuestra querida España. Le felicito, Pedro. Buen fin de semana.
Hola Pedro:
Una entrada llena de curiosidades...
No ay diferencias entre aquellos años y los actuales. Muchos (y a veces me incluso) somos esclavos de la moda...
Saludos Pedro
Hola :D
Bueno hace mucho que no paso por aquí.
Esto de la moda de los siglos anteriores me encanta. Me hubiera gustado vivir en esas épocas solo para llevar puesto esas hermosas vestimentas, aunque sería un poco tortuoso no?
Me agradó saber un poco más de las modas antiguas.
Tengo entendido que ud. estudió Lic. en Historia no? :] Me podría informar que se aprende en esa licenciatura, estoy pensando muy seriamente en estudiar Historia (aunque yo estoy en México) pero supongo que sea el país que sea, si te gusta esa profesión, los comentarios serán buenos.
Espero pueda informarme.
Que tenga un excelente fin de semana
Hasta pronto.
Interesantísima entrada Pedro. Muy revelador la frase sobre los antaño prominentes bigotes y barbas, símbolo de españolidad y masculinidad que empezaron a abandonarse ya en tiempos de Felipe II. Con Felipe III y IV empezaran a surgir las perillas y bigotes recortados, luego desde finales del reinado de Felipe IV y durante todo el de Carlos II las melenas masculinas empezarán a ser siempre más lasrgas, hasta sustituirse, ya a finales, por la peluca empolvada.
Sinceramente creo que a los hombres e antaño, pese a lo que dijesen los moralistas, gustarían las mujeres con prominentes curvas...baste ver los cuadros desnudos de la colección privada del Rey Planeta.
Un relato muy documentado y ameno.
También didáctico. Desconocía la mayoría de lo narrado.
Es mi primera visita a su blog y me quedo entre sus seguidores.
Vendré muy a menudo para leer las nuevas entradas.
Le voy a pedir un favor, si visita mi blog por favor deje un comentario. Es que muchos al ver por el número que vamos, no lo dejan. GRACIAS.
Mi blog es: HISPALIS ISBILIA NUESTRA SEVILLA
Siempre me ha llamado la atención la evolución del vestir a lo largo de los siglos quizás por mi interés por las obras de arte. De esta forma puedes datar un cuadro a través de las modas que revela. Este tema puede desvelar también la minuciosidad de la recreación histórica en una película o serie, pues he apreciado verdaderas burradas en este sentido. Y si no sólo hay que visualizar algún capítulo de la serie de Los Tudor, por ejemplo.
Saludos
@ Madame, celebro que le haya resultado entretenido, realmente el ejemplos que he sacado del Buscón de Quevedo es de lo más divertido, se muestra claramente hasta dónde se podía llegar por aparentar :-))
Un saludo.
@Preste Juan, me abruma usted con sus palabras, simplemente tratamos de entretener y dar a conocer algunos aspectos de la historia de España, si con ello se fomenta el interés por nuestra historia entonces el objetivo de este blog está más que conseguido.
Me sentiré muy feliz si el resto de entradas que se vayan publicando son también de su agrado y si nos hace el favor de dejar sus opiniones o comentarios, mejor que mejor.
Reciba un cordial saludo y muchas gracias a usted por visitar este blog :-)
@C.G. Aparicio, Lo cierto es que los textos de la época que acompañan la entrada son de lo más entretenidos, aunque también se intenta ilustrar con imágenes que expliquen lo comentado y que de paso no hagan demasiado pesada la lectura.
De verdad que me alegro de que les haya gustado el tema.
Un cordial saludo :-))
@Juan, ha dicho usted una cosa muy interesante y que no todo el mundo conoce. El olor corporal se disimulaba mediante ungüentos, colonias y otros medios que lo disfrazaban, incluso el exceso de ropa ayudaba a disimularlo. El baño no era algo habitual. Para ilustrar lo que le digo, le dejo este fragmento que encontré :
"Enrique IV de Francia no se lavaba nunca y olía a macho cabrío. Su esposa estuvo a punto de desmayarse en la noche de bodas y algunas damas sufrieron vahídos al compartir su lecho. Era hombre muy mujeriego (ha pasado a la historia con el nombre de Vert Galant, epíteto que no necesita traducción), y es curioso constatar que algunas de sus amantes gustaban del olor del rey, lo que me recuerda aquella frase popular en el siglo pasado en ciertos ambientes que decía que "el hombre debía oler a aguardiente, sudor y tabaco"."
Un saludo.
@Francisco Doña, gracias por sus palabras y tomo nota de su idea, dentro de poco prepararé otra entrada sobre el mismo tema pero en otra época diferente de nuestra historia y por supuesto se la dedicaré. Es mi forma de agradecerle su fidelidad a este blog.
Un abrazo :-)
@Miquel, muchas gracias :-))
@Lorenzo "el Retronauta", no se preocupe amigo Lorenzo, como le he comentado a Francisco un poco más arriba, dentro de poco prepararé otra entrada sobre el mismo tema en una época diferente de nuestra historia y que espero sea tan de su agrado como ésta.
Un abrazo :-))
@Pedro, me alegra haberte ilustrado sobre el tema, lo cierto es que según lo estaba escribiendo y buscando fuentes también me fui enterando de cosas muy curiosas que desconocía.
Espero que hayais disfrutado de su lectura tanto como yo cuando la hice.
Un abrazo :-)
@iglesiasoviedo, la moda en esta época tenía un sentido diferente al que pueda tener en nuestros días.
La forma de vestir dejaba entrever muchas cosas de la persona, su estatus, su oficio, su poder... En nuestros días uno puede vestir de Armani y luego tener un oficio humilde.
Un saludo.
@desdelaterraza-viajaralahistoria, lo que está claro es que aunque siempre se gusdó el mayor recato, tanto los hombres como las mujeres tenían sus maneras de insinuarse de maneras sutiles, un ejemplo de ello sería el lenguaje de los abanicos...
Luego ya la cosa se hizo más explícita y en el siglo XVII, los escotes se fueron haciendo cada vez más pronunciados, hasta que de nuevo fueron prohibidos excepto para las prostitutas, que debían ganarse el sustento con su cuerpo.
Gracias por su visita y un saludo.
@RETABLO DE LA VIDA ANTIGUA, estoy de acuerdo con usted, el vestido jugaba un papel fundamental, pues a simple vista permitía establecer una clasificación de los individuos y juzgar su posición social y económica.
Gracias y un saludo :-))
@PACO HIDALGO, las pelucas y demás avalorios ya vendrían a partir de Carlos II y sobre todo con los borbones. El uso de pelucas en los hombres comenzó a ser muy popular a fines del siglo XVII, durante el reinado en Francia de Luis XIV, el Rey Sol. Toda su corte comenzó a usar pelucas, y como Francia dictaba la moda de Europa en esa época, su uso se extendió al resto de las cortes del continente.
Un cordial saludo.
@Manuel, me alegro de que le haya resultado curioso, lo cierto es que cada uno en nuestro campo aprendemos mucho con nuestros blogs, ya sabe que yo soy asiduo del suyo.
Un saludo :-))
@Lluvia Rosa, me alegra mucho que quiera usted aprender más sobre Historia.
No sabría decirle exactamente qué asignaturas son las que se estudian hoy en día en España ni los años que dura la carrera, en mi época eran cinco años.
Si quiere hacerse una idea aproximada de lo que se debería estudiar por año, le dejo este enlace:
http://portal.uned.es/portal/page?_pageid=93,8050637,93_20545477&_dad=portal&_schema=PORTAL&idTitulacion=44
Tenga en cuenta que dependiendo luego de la especialidad que elija tendrá que estudiar una serie de asignaturas particulares.
Reciba un cordial saludo y gracias por su visita.
@Carolus, sabía que me iba usted a comentar sobre el pasaje que escribí de Fray Antonio de Ezcaray, es de lo más revelador.
"y más miedo causaban con echar la mano a la barba que hoy con sacar la espada"
Es una frase que dice muy claramente cómo había cambiado nuestro imperio. De la sobriedad de vestir a la española se pasó a la ostentación y el adorno. Y como usted comenta, también cambió el gusto por las formas femeninas prominentes, eso se puede ver claramente en el arte. Por cierto, eso me da ideas para una entrada :-))
Gracias por su visita.
@Manolo, celebro que se una a mis seguidores, por mi parte prometo visitar su blog sin falta.
Un saludo y ojalá se quede mucho tiempo con nosotros :-))
@CarmenBéjar, la hemos echado de menos, es una alegría tenerla de nuevo por la blogosfera :-))
Pues si, la moda sirve para datar muchas veces una obra de arte. Como usted comenta muchas series o películas "históricas" respetan muy poco los vestuarios de época y no digamos ya cuando inventan acontecimientos.
No he visto la serie de Los Tudor, aunque estaba entre mis tareas pendientes, cuando lo haga me acordaré de lo que usted nos ha comentado.
Gracias y un saludo :-))
Muchas Gracias , por tanta información, me encanto lo que cito de Lope de Vega ,no le tome mucha importancia en mis años de colegio a la historia ,ahora la estoy estudiando desde la perspectiva de la moda, y es demasiado interesante ,saludos desde Perú.
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